El presidente Alberto Fernández recibió en la Casa Rosada a la Unión Vegana Argentina, almorzó con ellos, le entregaron la junta de firmas bajo el lema “No al acuerdo porcino con China” y posó para la foto mostrando la caja con el afiche en contra del acuerdo que permitiría que empresas chinas desembolsen millones de dólares en los próximos años y se consigan divisas producto de las exportaciones porcinas.
Todo ocurrió el 25 de noviembre. Fue precisamente durante ese almuerzo vegano que el Presidente se enteró de la muerte de Diego Maradona. Sin embargo, la foto no fue conocida hasta hace unas horas, cuando desde la Unión Vegana Argentina difundieron en sus redes la gacetilla del encuentro acompañada de una imagen en la que se puede ver a un sonriente Fernández flanqueado por Liz Solari y Manuel Alfredo Martí, activistas por el veganismo que juntaron firmas en contra del acuerdo.
Según el comunicado emitido, Fernández afirmó en el encuentro que el gobierno “no va a promover modelos industriales de producción de ganado porcino que puedan poner en riesgo la salud pública”. Asimismo, “se le propuso (al Presidente) llevar adelante un Plan de Salud Nacional cimentado en la alimentación basada en plantas y sustentado en la producción agroecológica de alimentos y el desarrollo de huertas familiares para enfrentar la Pandemia de COVID-19, la crisis de desnutrición y la desocupación”.
Inesperado
La foto en sí generó desconcierto dado que el Estado argentino ha avanzado desde 2018 con una serie de acuerdos con China que tiene el fin de lograr convertir a la Argentina en proveedora de carne porcina al gigante asiático, un país con un mercado de 1.400 millones de consumidores. El desembarco de inversiones chinas en un acuerdo a largo plazo –cinco años mínimo renovables por otros cinco años de manera indefinida– puede generar un impacto económico en una Argentina que necesita urgentemente inversiones concretas. De hecho, si se habilitan las primeras 25 megafactorías, el sector afirma que se podrían generar 250 mil puestos de trabajos directos y cerca de medio millón si contamos los indirectos: la construcción de las granjas, las factorías, los frigoríficos y la provisión de maíz y harina de soja para la alimentación de los cerdos.
Incluso este año no se han frenado las gestiones y, según fuentes consultadas del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, allí concluyó la parte de la tarea que les compete hace dos meses y se giró el memorando a la cartera de Agricultura, Ganadería y Pesca. Sobre la intencionalidad de la imagen, desde la cancillería sostuvieron a este medio que “el Presidente recibió, no apoyó” a los activistas.
En julio los dos países habían alcanzado los puntos en común del Memorando de Entendimiento. Luego, la cartera conducida por Felipe Solá comunicó que la firma del mismo, contemplada para el mes de agosto, se postergaría hasta el mes de noviembre dado que se había agregado “un artículo donde se asegura el respeto de las leyes de protección ambiental, los recursos naturales y la bioseguridad”. Estamos en diciembre.
Manuel Martí –presidente de la Unión Vegana– volvió a remarcar que Fernández recalcó que “el acuerdo estaría en la órbita de las provincias, no de la Nación” y que “desde la Nación no se iba a permitir que la población corra riesgos sanitarios”.
En cuanto a la intención de la junta de firmas –unas 538.375 al cierre de esta nota– Martí sostuvo que “todas las grandes epidemias que luego se convirtieron en pandemia tienen la raíz en enfermedades zoonóticas, que generalmente se dan cuando hay hacinamiento de animales, como ya se vio con la gripe aviar, la porcina, la de las vacas locas, el MERS por comer camellos: siempre este tipo de enfermedades tienen el mismo origen, que es el contacto del humano con animales para el consumo”.
Según Martí, China quiere “tercerizar estos riesgos”, dado que entre 2018 y 2019 el gigante sufrió la Gripe Porcina Africana por la que “tuvieron que sacrificar a casi la mitad de los cerdos que tenían para consumo”.
“El proyecto original hablaba de mega factorías en la que en cada una iba a haber 12 mil cerdas madres, e iban a ser 25 factorías”, recalcó Martí y agregó que “esto puede traer problemas graves a menos que lo controlen” para finalizar con un cuestionamiento: “Les pasó en China ¿por qué no les va a pasar en otro lado?”
El ex embajador argentino en Beijing, Diego Guelar, en diálogo con Infobae, defendió la industria porcina y recordó que en junio de 2019 se generó un protocolo de exportación de cerdos con China, que fue complementado en noviembre de 2019 con un acuerdo sanitario mediante el cual la Argentina se convirtió en el país con la “vinculación de mayor confianza”, al delegar las autoridades chinas las inspecciones en el Senasa. “En cualquier país, si querés exportar tiene que venir un inspector chino, nosotros no lo necesitamos”, indicó Guelar y aseguró que los criaderos porcinos argentinos son “de altísimo control de calidad, sin contaminación e higiénicos”, aduciendo la mala imagen del “chiquero” a una forma de producir “que ya no existe”: “Si maltratás al animal, la carne no es buena”.
“La Argentina debería tener en unos 10 o 15 años más cerdos que vacas”, sostuvo el diplomático, al tiempo que detallaba que “el 80 por ciento del costo de producción del cerdo es el alimento balanceado, compuesto por maíz y harina de soja”, que el país “está en condiciones y tiene la tecnología para producir con cero riesgo sanitario y con auto sustentabilidad energética” en las granjas, dado que las heces de los cerdos se utilizarían para la generación de electricidad. Allí remarcó la diferencia con el sector bovino: “Los deshechos de las vacas son muy difíciles de tratar”.Un manifestante sostiene una pancarta con forma de cerdo que dice “No al acuerdo con China” (REUTERS/Agustin Marcarian)
Si bien aún no fue firmado, el memorando giraría en torno a cuatro puntos básicos: intercambio sobre investigación científica y tecnología ganadera, sanidad animal, inversión y comercio, todo en lo referente al sector porcino. Asimismo, la Argentina y China se comprometerían a apoyar intercambios de personal y experiencias sanitarias y de control de enfermedades, además del punto más importante desde lo económico: la promoción de inversiones y comercio en el sector porcino, además de alentar a las empresas de cada país para asociarse para la cría, el procesamiento, la logística y el comercio de cerdos. Y eso es mucho dinero.
Efectos.
Con tan solo una foto se generó la polémica. Casa Rosada no lo tuiteó en la cuenta oficial, tampoco lo hizo el Presidente, mucho menos cancillería. Aquel 25 de noviembre era día de luto nacional. Sin embargo, y al cierre de esta nota, desde el Ministerio de Agricultura no habían contestado sobre los pormenores del impacto de la imagen contraria al acuerdo porcino. Desde la Unión Vegana celebraban la recepción del primer mandatario y desde cancillería la minimizaban.
En tanto, Guelar sostuvo que “es muy negativo” lo ocurrido dado que “estamos reconocidos como un país productor de altísima calidad y sanidad”. En ese sentido, el hombre que representó al Estado argentino ante China hasta hace un año dijo que “sostener que con los más altos estándares no hay que hacer un acuerdo, es suicida”.
Por último, Guelar detalló el funcionamiento del empresariado chino, que depende mucho del permiso del Estado y acata sus recomendaciones o directivas. “Argentina tiene mala publicidad con los defaults, la inflación, las devaluaciones y demás, pero si con todo eso el gobierno chino dice ‘trabajen con la Argentina’, los inversores avanzan.