River Plate no pudo superar el examen que le planteaba Atlético Mineiro, un adversario que llegaba en gran forma al duelo de los cuartos de final de la Copa Libertadores. El equipo de Marcelo Gallardo perdió por 1-0 en el Monumental -sigue sin poder ganarles como local a los equipos brasileños-, y ahora deberá buscar un triunfo con sabor a épica en el desquite del miércoles próximo en Belo Horizonte.
Finalmente, y aunque se lo esperó hasta última hora y ya había recibido el alta médica por la lesión que lo marginó en los últimos tres encuentros, Matías Suárez no fue incluido entre los titulares de River. Del lado del Mineiro, se destacó la presencia de Nacho Fernández, en una noche especial para el volante, de recordado pasado en el club de Núñez, y de Matías Zaracho.
En los primeros minutos hubo poco de estudio y mucha dinámica, porque River buscó presionar alto, y Atlético Mineiro no quiso quedarse atrás, parado con una estructura corta, tratando de no dejar espacios para la creación del ataque local, con un Carrascal muy activo en ese primer tramo.
Mejoró Mineiro con el transcurso de los minutos, a medida que consiguió ajustar las marcas en el medio y explorar espacios por los laterales, sobre todo con la idea de buscar la espalda de Casco con la potencia de Hulk.
Pero River también proponía, y a los 24 estuvo muy cerca de abrir la cuenta en una excelente proyección de Angileri, que se abrió camino por la izquierda y se abrió hasta encontrar lugar para sacudir un zurdazo que sacudió el poste derecho. Concentrado y decidido, el local volvía a mandar en el desarrollo, y sobre la media hora tuvo otra oportunidad en un centro corto de Angileri que Romero cabeceó exigido, a las manos de Everson.
Con menos tenencia, el Mineiro buscaba salir rápido de contraataque, y la primera ocasión clara llegó con una buena combinación de toques de primera, con la habilitación de Mariano para Vargas, que cedió de taco para la entrada limpia de Zaracho, que remató desviado frente a Armani. Pero la última del primer tiempo fue para River, en una rápida combinación que terminó con un remate cruzado de Julián Álvarez, pero Everson salvó al equipo brasileño con un manotazo a puro reflejo y así la primera parte terminó en cero.
El comienzo de la segunda mitad encontró más enfocado al Mineiro, que con toques rápidos y aperturas por la izquierda encontró lugar para llegar al área de River. Primero fue Vargas el que remató a quemarropa y obligó a una gran salvada de Armani; enseguida Arana casi sorprende con un zurdazo que salió muy cerca del ángulo derecho, y luego Vargas probó tras una escapada en diagonal, pero otra vez estuvo atento el arquero de River.
River intentó una respuesta en un zurdazo de Braian Romero que obligó a una buena respuesta de Everson, pero el Mineiro afinó la puntería en la acción siguiente: centro de Zaracho desde la derecha, Hulk la bajó de cabeza a la puerta del área, por donde llegó limpio Nacho Fernández para vencer a Armani con un zurdazo esquinado: ley del ex y 1-0 para la visita.
River sintió el impacto. Gallardo dispuso el ingreso de Matías Suárez, y luego de Paradela, pero ya le costaba tener más el control del juego, sin poder presionar como lo había hecho en el primer tramo del encuentro. Mineiro acechaba, y cerca estuvo del segundo en un tiro de larga distancia de Allan que tomó adelantado a Armani y rebotó en el travesaño.
El ‘Galo’ parecía tener el encuentro en el bolsillo, pero se complicó solo cuando Nacho Fernández fue expulsado a instancias del VAR por un planchazo sobre Angileri. De ese tiro libre, a milímetros del área, Álvarez metió un remate que buscó el primer palo, y forzó la estirada de Everson. Pero las distracciones defensivas que lo vienen acompañando casi le cuestan muy caro a River: Hulk cabeceó solo en un tiro de esquina y el arquero tapó con lo justo.
Atlético Mineiro, con uno menos, se refugió en su campo. Nublado, impreciso, nervioso, River terminó tirando centros desesperados sobre el área visitante, y en el apuro perdió la lucidez para intentar alcanzar al menos un empate. Perdió, se complicó, y una vez más, Gallardo deberá apelar a la mística copera para dar vuelta una serie compleja.
