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Copa Superliga. Atlético Tucumán goleó a River y lo dejó muy complicado

Dos goles (Barbona y Toledo) en tres minutos en el primer tiempo y un grave error de Armani en el 3-0 liquidaron al campeón de América. La revancha, este martes.

River discute. Fue goleado en Tucumán por Atlético. Armani cometió un grosero error en el tercer gol, (Foto: Rafael Mario Quinteros).
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Cómo contar lo que se vive en el José Fierro cada vez que juega este Atlético. Es inexplicable. Hay que estar ahí para sentirlo. Esos casi 30 mil hinchas que se llegaron al Monumental tucumano para celebrar la gran victoria de su equipo por 3 a 0 ante River, en el encuentro de ida por los cuartos de final de la Copa de la Superliga, lo pueden contar.

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Porque este triunfo épico llegó gracias a los goles de David Barbona y de Javier Toledo, en dos ocasiones. Sí, esos monstruos que muchas veces fueron criticados por el hincha, pero que con el tiempo supieron reponerse y aprendieron a cambiar las críticas por el elogio.

Fiestas

Barbona, por ejemplo, es hoy para Atlético lo que para un pájaro es el viento: una necesidad. Y Toledo, que la peleó desde el banco desde su llegada, cambió todo luego del partido del Decano ante Vélez, a mediados de marzo, cuando Matos se desgarró. El gigante entró y no volvió a salir más. Y hoy es clave. Vaya si lo es.

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River lo vivió en carne propia. Sí, ese River de Gallardo, el campeón vigente de la Libertadores, que se transformó en la nueva víctima de este Decano tucumano. Porque si bien el Millonario arrancó mejor, dominando las acciones, Atlético los sorprendió con dos goles en tres minutos en la etapa inicial y otro por un grave error de Armani en el complemento. Así llegará a Núñez con una gran ventaja para el choque de vuelta.

El primero de los tantos fue a los 34 minutos, tras una gran pared entre Barbona y Leandro Díaz. Tres minutos más tarde, luego un córner para el local que desvió en el camino Aliendro, Toledo metió el frentazo que terminó en el fondo del arco de River.

El festejo del segundo gol que convirtió Toledo, de cabeza. (Foto: Rafael Mario Quinteros).

El festejo del segundo gol que convirtió Toledo, de cabeza. (Foto: Rafael Mario Quinteros).

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En el complemento, el Decano empezó a corregir algunos desacoples en defensa, y aunque River intentó descontar, se encontró con una respuesta más firme del local cerca de su arco. La más clara de los de Gallardo llegó a los 24 minutos, tras una habilitación a Pratto y un rebote, Palacios sacó un remate fortísimo que despejó Lamas.

Pero la frutillita del Decano ocurrió cerca del final, tras un error de Franco Armani que Toledo, una vez más, lo cambió por gol. Esos tres tantos fueron suficientes para respirar y pensar en lo que viene, la revancha de este martes.

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Armani vencido. El arquero de River cometió un grave error en el 3-0. (Foto: Rafael Mario Quinteros).

Armani vencido. El arquero de River cometió un grave error en el 3-0. (Foto: Rafael Mario Quinteros).

Las estadísticas no hacen nada más que avalar el excelente ciclo de Ricardo Zielinski al frente de Atlético. Y quizás al hincha la incertidumbre por saber qué hará el Ruso, si sigue o no, le duele. Porque ellos, los que están en cada partido en el José Fierro, saben cómo maneja al equipo. Lo hace jugar al fútbol de buena manera. Y lo demostró ante River.

Y si Napoleón dijo que la Tierra temblaría cuando todos los chinos pisaran el suelo a la vez, evidentemente tomó como referencia a la parcialidad del equipo tucumano. El cemento del Monumental pareció crujir cuando el partido, con inexorable sabor a historia, terminó.

Historia porque fue el primer triunfo de los tucumanos en esta tierra ante River. Historia porque derrotó a un equipo que viene de cerrar su participación en la fase de grupos de la Libertadores de manera invicta. Y a pesar que el Millonario cambió el chip para la copa nacional, los de Marcelo Gallardo no supieron sellar la clasificación a las semifinales del certamen doméstico porque se encontró con un rival más inteligente. Quizás, también, porque River contó con las imprecisiones de sus delanteros y la desconcentración en su defensa, arquero incluido.

Atlético es Atlético, y sabe de hazañas. Por eso los jugadores, tras el pitazo final, saltaron y se abrazaron. La alegría es inmensa y todos celebran que Atlético es una fiesta. Motivos sobran.

TUCUMAN. Corresponsal

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