Vélez resolvió la clasificación a cuartos de final en 45 minutos con un 2-0 parcial en el primer tiempo que le costó más de lo que se pueda suponer. Con contundencia, solidez y algunas intermitencias, este equipo de Gabriel Heinze se dio el lujo de hilvanar tres victorias seguidas sobre el Granate: 4-0 en la última fecha de la Superliga, 2-1 y 2-0 en esta Copa Superliga. En el camino ahora llega Boca. Será primero en Liniers, el próximo domingo 12 a las 20 horas.
Más allá de la contundencia en el arco rival, el juego de Vélez tuvo dos caras en la etapa inicial. Arrancó con todo, a puro toque, construyendo jugadas, una de izquierda a derecha que por poco no termina en un golazo. Fueron diez minutos de puro dominio local. Pero fue Lanús el que logró sorprender primero con un remate de lejos de Di Plácido, la pelota hizo una rara parábola y Hoyos se esforzó para contener en la línea con el cuerpo metido adentro del arco.
El equipo de toque corto y circulación llegó al gol con un pelotazo que desacomodó al rival (otro recurso fruto del trabajo). Bouzat peleó y le ganó una pelota a Sand, y sacó un remate que dejó a Fernández de cara al gol. El ex Rojo le ganó en velocidad a Tiago y definió ante Ibáñez.
El 4-1-4-1 original que planteó Zubeldía lo retocó enseguida. Adelantó todas las líneas. Quignón diez metros más despegado de la defensa, Guillermo Acosta y Moreno un poco más juntos hacia el interior, y Sinisterra y el Laucha Acosta más abiertos. Así, intentó ahogar la salida del local. Y lo consiguió. Giménez ya no iba a buscar el primer pase y los pelotazos se reiteraron. Vélez perdió juego, presencia, precisión y dominio. Se retrasó y Lanús lo empezó a acosar.
Estuvo cerca del empate Pepe Sand (tiró un taco que se desvió en Laso y se fue al córner) y después el Laucha resolvió mal un buen centro del otro Acosta. Pero en este Vélez de Heinze cuando no aparece el colectivo, surgen las figuras desequilibrantes. Robertone se mandó una jugada bárbara y asistió a Bouzat, que se vuelve goleador cada vez que enfrenta a Lanús (le hizo 5 goles en 5 partidos, uno en Defensa y cuatro en Vélez).
No mejoró Vélez en la parte final. Y resignó mucho tras la expulsión de Robertone (estaba amonestado y cometió una falta intrascendente en la mitad de campo). Una baja importante para enfrentar a Boca. Lanús estuvo cerca de descontar, pero Hoyos le tapó una pelota difícil al Laucha Acosta y después se lo perdió de cabeza Guillermo Acosta.
A pesar de ciertas zozobras, el tramo final del partido mostró dos buenos aspectos para Vélez: la defensa siempre se mantuvo ordenada y los centrales contuvieron en general bien a Sand y a Ribas (salvo ese centro de Quignón que ningún compañero pudo conectar). La otra, el regreso de Matías Vargas después de la lesión que sufrió ante Independiente. Fueron 30 minutos del Monito para entrar en ritmo y esperar por Boca.