Finalmente, hoy la Argentina tendrá su Día más importante en materia de institucionalidad. Será la Corte Suprema la que deberá inclinar la balanza de la justicia para un lado o para el otro. En un costado, se encuentra el avasallamiento del Poder Judicial, al cual desde el propio oficialismo se lo busca cooptar en pos de impedir que avance sobre las causas de corrupción que tienen seriamente comprometida a Cristina Kirchner y los suyos.
Del otro costado, se encuentra el rescate de una República que por estas horas ve amenazada la independencia de los tres poderes en los que el sistema se divide y se sostiene. De este lado, tres jueces fueron removidos de sus cargos por una arbitrariedad del Senado de la Nación, el cual, responde a las órdenes de su titular y vicepresidenta, Cristina Kirchner. Son ellos estos magistrados los que esperan que la Corte acepte revisar su caso.
Este martes, el máximo tribunal deberá rendir cuentas ante la sociedad que, si bien no vota jueces, se encuentra hastiada de observar cómo es posible que los tres jueces removidos de sus cargos no encuentren respaldo ni siquiera dentro de su propio ámbito de trabajo como lo es el Poder Judicial. Es por ello que la propia ciudadanía entendió aquello de que, si la montaña no viene a Mahoma, éste deberá ir hacia ella.
Y es por eso que cientos de personas decidieron emprender una vigilia con campamentos y todo frente a Palacio de Tribunales, con el único fin de que sus voces sean escuchadas. Se tratan de voces que claman por una defensa de lo poco de independiente que todavía queda en la Justicia, la cual se encuentra amenazada por intereses espurios alejados del bien común de todos los argentinos de bien que decidieron tomar las calles en las últimas semanas.
Y es que el nivel de impunidad reinante en el país llegó a un punto en el cual se borró todo límite, ya que parece insaciable el kirchnerismo a la hora de intentar reescribir la historia de su jefa absoluta a pesar de la cantidad de pruebas graves que existe en su contra, las suficientes como para que tenga que rendir cuentas ante la sociedad de una buena vez. Esto es lo que despertó a una sociedad adormecida por la pandemia y sus efectos.
El Gobierno nacional no se dará por vencido e intentará, una vez más, torcer la voluntad de los jueces para que fallen a su favor. En ese escenario, no es casualidad las críticas vertidas por Alberto Fernández hacia el presidente del máximo tribunal por haber convocado a la reunión que tendrá lugar hoy y que podría ser clave a la hora de devolver a los jueces removidos el lugar del que jamás debieron ser retirados. Y allí se encuentra la sociedad, que sabe que el de hoy es un paso más que importante de cara a lo que vendrá. Todo hace presumir que, un revés para el Gobierno en la Corte Suprema, echaría por tierra al proyecto de ley que busca reformar la Justica, cuya media sanción fue conseguida en la Cámara Alta del Congreso. Entonces dependerá del máximo tribunal comenzar a escribir la historia que llevará al país a la normalidad institucional o al fin de la división de poderes.
