Las relaciones bilaterales entre la Argentina y Colombia empeoraron sustancialmente esta semana luego de que el presidente Javier Milei llamara en una entrevista con CNN “asesino terrorista y comunista” a su par andino, Gustavo Petro, quien en respuesta ordenó la expulsión de los diplomáticos argentinos de Bogotá.
En diálogo con Andrés Oppenheimer, el Presidente apuntó primero contra su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien antes lo tildó de “facho ultraconservador”. “Que un ignorante como López Obrador hable mal de mí, me enaltece”, afirmó Milei.
Y luego fue contra Petro. “Mucho no se puede esperar de alguien que era un asesino terrorista”, dijo en referencia al pasado guerrillero del mandatario colombiano.
Pasado guerrillero
Petro nació en 1960 en el municipio costeño de Ciénaga de Oro y a muy temprana edad su familia se trasladó a una ciudad al norte de Bogotá, al departamento de Zipaquirá. Fue allí donde transitó su adolescencia y despertó su interés por los movimientos de izquierda, motivado por los cambios revolucionarios que se vivían en América Latina entonces. Leía a Marx, a Lenin, a Mao. También a Gabriel García Márquez, quien se graduó del Colegio La Salle de Zipaquirá, el mismo al que asistió Petro.
A sus 24 años, mientras seguía sus estudios de Economía en la Universidad Externado de Colombia, Petro se unió a la guerrilla nacionalista Movimiento 19 de abril o M-19. Su nombre de guerrillero era Aureliano, por el personaje de Cien Años de Soledad, una muestra de su admiración por el escritor colombiano.
El grupo armado al que se unió creció influenciado por la revolución cubana. El movimiento participó en el conflicto armado interno de Colombia desde enero de 1974 hasta su desmovilización en marzo de 1990. El grupo se especializó como guerrilla urbana, y en los llamados “golpes de opinión”
Algunas de las acciones armadas más conocidas del M-19 fueron: el robo de la espada de Bolívar en 1974, la toma de la Embajada de la República Dominicana en 1980, el hundimiento del barco El Karina, el secuestro al avión de Aeropesca en 1981, la Batalla de Yarumales en 1984 y la toma del Palacio de Justicia en 1985, que dejó casi un centenar de muertos. Durante ese episodio, Petro estaba tras las rejas por posesión de armas, que le costó 18 meses de cárcel, un tiempo en el que asegura fue torturado por los militares.
Además, la agrupación secuestró a varios políticos, diplomáticos, empresarios y periodistas.
Participaron en dos acuerdos de paz: los acuerdos de Corinto en 1984, y el proceso de paz que finalizó con su desmovilización y el abandono de las armas en marzo de 1990. El éxito cosechado en éstas negociaciones de paz también ha sido un referente en la historia de Colombia.
Tras su desmovilización, se convirtió en un movimiento político, como izquierda democrática, conocido como Alianza Democrática M-19. Desapareció oficialmente en la década de 2000, cuando su base social se disolvió, al pasar algunos de sus miembros a otros movimientos políticos, y en otros casos, fundando nuevas agrupaciones políticas, tales como Colombia Humana, liderada por el propio Petro.
Aunque no impidió que llegara a la presidencia, su pasado de militante de la guerrilla lo persiguió durante toda su carrera política. Hace unos meses, el entonces fiscal general de Colombia le reprochó además que hable “casi con admiración” de aquella época.
“Si el presidente Gustavo Petro quiere hablar de verdad, pues que empiece por contar todas sus actividades delictivas en el M-19, quiénes fueron sus víctimas, si participó en actos de secuestro, cuál fue su acción”, reclamó Francisco Barbosa, en un choque entre ambos, a pocas semanas de que dejara su cargo como fiscal.
“Es una historia que yo no estoy diciendo más allá de lo que existe (…) como él mismo lo ha reconocido, perteneció a una estructura delincuencial en Colombia y que finalmente obtuvo una amnistía sin ningún elemento como los que tienen las leyes de amnistía en diferentes lugares del continente”, zanjó.