En la última década creció la concentración empresaria. Entre 2011 y 2020 la cantidad de firmas registradas en el país cayó 9,5% en total, pero la evolución es despareja: mientras las grandes empresas aumentaron 4%, las micro se hundieron 10,3%.
Los datos de Fundación Observatorio Pyme (FOP) muestran que la concentración del sector empresario es consecuencia de una fuerte pérdida de competitividad por parte de las firmas que tienen menos de 50 empleados. Estas microempresas eran 520.000 en 2011 y los últimos datos dan cuenta de que bajaron a 467.000.
En contrapartida creció la cantidad de empresas que tienen más de 200 empleados, que en una década sumaron 127 unidades para llegar a 3.491 compañías.
Para explicar esta diferencia es clave la divergencia en la productividad entre los dos segmentos. Esa brecha pasó del 50% al 123% en los últimos 10 años, como consecuencia de una caída de productividad entre las pymes del 32% y un aumento entre las grandes del 52%.
Que haya más empresas grandes y menos pymes no es inocuo para la situación social. Vicente Donato, presidente del FOP, explica que las micro empresas son las que generan empleo formal en los sectores de baja y media calificación. La desaparición de empresas formales en este sector “está asociado con el aumento de la pobreza y la disminución de la cohesión social que se observa en Argentina en los últimos diez años”.
Si bien las pymes son menos rentables, los costos laborales que enfrentan son iguales a los de las grandes. “Hoy un emprendedor que empieza y contrata personal enfrenta los mismos costos laborales que Techint o Arcor”, dice Donato.
Ante la pérdida de rentabilidad, “a las pymes no les dan los números: o cierran o disminuyen el empleo o van a la informalidad”.
La falta de personal calificado repercute en la rentabilidad porque incrementa la carga laboral del resto del personal, sube los costos operativos y frena el desarrollo de nuevos productos.
Así, el relevamiento del FOP muestra que mientras las medianas empresas manufactureras han podido aumentar 29% el empleo formal entre 2006 y 2020, las pequeñas lo redujeron 31%.
Baja natalidad
La caída del 10% en la cantidad de empresas en la última década manda a Argentina fondo de la tabla en el ranking de natalidad de empresas. En el país hay 1195 empresas registradas cada 100.000 habitantes. En Brasil ese indicador sube a 2.219, en México a 3.763 y en Uruguay, a 5.032.
Hay tres factores que afectan la natalidad empresarial. Donato apunta que el primero es la dimensión del sistema financiero. “Nadie puede emprender de verdad con sus propias espaldas; la dimensión del sistema financiero es una variable central y en Argentina no llega al 10% del PBI”.
El otro factor es la presión fiscal sobre las empresas formales, y el tercer componente son los saberes de la población. “Mientras la medianas y grandes tienden a buscar personal técnico y universitario, las chicas tienen dificultades para reclutar personal calificado no universitario”.
En este punto Argentina tiene fuertes carencias. Los datos del Banco Mundial muestran que solo el 18% de los estudiantes secundarios van a escuelas técnicas, mientras que en México ese porcentaje llega al 27%, al 30% en la Unión Europea y al 36% en Australia.
Donato señala que sería un error tratar de cerrar la brecha de rentabilidad entre las pymes y las medianas y grandes con un esquema de paritarias diferenciadas, con salarios más altos para unas y más bajos para otras.
“Sería un grave error porque ahí condenan a las empresas de menor tamaño al enanismo. Y además habría trabajadores de primera y de segunda. Hay que tener un salario uniforme, pero con políticas tributarias diferenciadas que sean favorables para las pymes“.
“Es un lujo tener una política tributaria uniforme. Solo se puede hacer cuando las diferencias de productividad entre las empresas grandes y las chicas son muy bajas, como en Alemania, donde son del 10%”, resalta Donato.