Cada vez son más pronunciados los problemas que está enfrentando el gobierno nacional de Alberto Fernández, en la antesala a las elecciones legislativas y, más adelante, a las presidenciales. En un contexto político desalentador para el oficialismo, el conductor, la razón de la desesperación que existe en el Frente de Todos pasa por el hecho de que todavía no desactivaron la mayoría de las causas de corrupción.
La realidad es que son innumerables las investigaciones que lleva adelante la Justicia donde están implicados decenas de dirigentes kirchneristas. Por este motivo, es de suma importancia para la Casa Rosada buscar la reelección y mantener la influencia en los miembros de la Corte Suprema de Justicia En ese sentido, es imperativo para ellos tener una Corte militante y adicta a sus caprichos.
Y es que no tiene que ser independiente, no tiene que ser profesional, no tiene que ser seria y no tiene que ser imparcial. Hay que llenar la Corte de alcahuetes que cuiden a Cristina Kirchner. Evidentemente, para el gobierno el poder judicial es un problema, es una molestia, es un obstáculo y es una piedra en el zapato. De más está decir que el kirchnerismo detesta la división de poderes.
En esa línea, Cristina Kirchner no concibe a la república como tal, el sistema de gobierno preferido de la vicepresidenta siempre fue la tiranía. Todo el poder en una sola persona puesto a su servicio. ¿Quién lo dijo? La propia Cristina Kirchner que confesó que la división de poderes es vieja, es vetusta, es antigua y está caduca. Como dice el dicho, a confesión de partes, relevo de pruebas.
Es por ello que nadie puede desconocer que hoy la Corte Suprema de Justicia es la última instancia que todavía queda de pie, para frenar la impunidad del gobierno más corrupto de la historia argentina. La máxima desesperación es porque se acelera la cuenta regresiva. En menos de 800 días se acaba todo. Al respecto, uno de los más preocupados es el propio Máximo Kirchner.
Justamente él, nada menos que un millonario que dice combatir a los millonarios. Cabe recordar que Máximo Kirchner está procesado por asociación ilícita y lavado en la causa Los Sauces y por blanqueo de activos en Hotesur. La ironía del destino pasa por el hecho de que aquellos que decían ser los pibes para la liberación, terminaron siendo los muchachotes para encubrir la corrupción.
En la familia Kirchner se enamoraron tanto de los números, de la plata, del físico, de los bolsos, de los hoteles y de las propiedades que se les fue la mano. Es por ello que el problema es que se encontraron con una Corte que todavía resiste, con peleas, con interna, con mezquindades, etc., pero nadie puede desconocer que hoy la Corte Suprema de Justicia es la última instancia que todavía queda de pie para frenar la impunidad del gobierno más corrupto de la historia.
