Hace casi dos décadas que el kirchnerismo tiene secuestrado al peronismo. La gran incógnita que surge después de analizar lo que pasó es si el kirchnerismo, finalmente, le dará el tiro de gracia para matar al peronismo. El 17 de octubre de 1945 fue el día del parto, el momento fundacional y del nacimiento del peronismo. ¿El 17 de octubre de 2022, será el día del fin del peronismo tal como lo conocemos?
La pregunta es pertinente porque antes de ayer, el Frente de Todos contra Todos quiso hacer una demostración de fuerza y le salió una ostentación de debilidad. Un tiro por la culata. Vimos una gran fragmentación expuesta en la coalición de gobierno, muchos oradores que parecían opositores y pequeñas rebeliones en la granja. Tal vez el dato más importante es que el acto de Plaza de Mayo apenas ocupó media plaza y tuvo una modesta respuesta en su convocatoria.
Eso es grave para la liturgia del peronismo. No llenar la Plaza es una patética muestra de la caída en los niveles de representatividad, de gran desilusión por el gobierno nefasto que están desarrollando y de ausencia de liderazgos carismáticos, con excepción de Cristina Kirchner. Hasta el Movimiento Evita, dijo por boca de su líder, Emilio Pérsico que van a limpiar La Matanza con la candidatura de su esposa, Patricia Cubría.
Cabe recordar que en ese distrito siempre gobernó el peronismo. ¿Quién la ensució, entonces? Otra vez peronistas de este gobierno que critican y acusan a peronistas de este gobierno. Ese jueguito perverso de ser gobierno y oposición al mismo tiempo ya no engaña a nadie. La historia de Santa Cruz demuestra que el kirchnerismo degrada y destruye todo lo que toca. Ahora es el turno de terminar con la historia del peronismo y arrojarlo al precipicio.
Este kirchnerismo tiene una rigidez ideológica soviética que no se compadece con el pragmatismo que le permitió al justicialismo sobrevivir 77 años pese a sus apuestas extremistas y criminales como López Rega y la Triple A o Mario Firmenich y Montoneros. El peronismo es un comunismo de derecha, lo que es como decir, un fascismo de izquierda. Esa flexibilidad justicialista fue del neoliberalismo de Menem hasta el chavismo de Cristina.
Pero hoy está anquilosada por sumatoria de fracasos económicos que nos han condenado al 50% de pobreza y al 100% de inflación. Las viejas armas y las ideas jurásicas hoy no dan resultado. Todo lo contrario. Los ministros huyen despavoridos. Cuesta encontrar reemplazantes. Algunos vuelven a las intendencias y otros a las gobernaciones para tratar de salvar la ropa y su quintita. Hay clima de estampida. De sálvese quien pueda.
Hasta ahora los peronistas clásicos e históricos se arrodillaron ante el altar de Cristina porque era la única que les garantizaba un núcleo duro de votantes a nivel nacional. Hoy, hasta eso está cuestionado. Eso y la posibilidad de que sea condenada por la justicia por la colosal cleptocracia que lideró. En estos tiempos de cólera, parece que Cristina apuesta a mantener su propia tropa de fanáticos, aunque cada día sean menos.
¿Cristina Kirchner arrastrará al peronismo en su caída libre? ¿Sepultará al peronismo como fuerza multitudinaria y popular? ¿O los viejos zorros que gobiernan provincias y municipios adelantarán elecciones, armarán sus propias listas y saltarán a tiempo del Titanic? Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia, quien quiera oír que oiga.