Esta corrida contra el dólar tiene tan poco de nuevo como las estrategias para pararla. Ni siquiera lo serían los aprietes a los empresarios que, según la confesión nada inocente de Pérsico, funcionario y jefe del Movimiento Evita, les pidió Sergio Massa, ministro mimado por el empresariado. Primero iban a controlar los precios los camioneros, después los piqueteros. Ahora, apriete.
Y acá entramos en las contradicciones magistrales, las de la vicepresidenta, que con el afantasmamiento de Fernández cada vez es más presidenta. Cerraron el centro de La Plata para que dirigentes y activistas, llevados en micros, como corresponde, llenaran el Teatro Argentino. Un acto del kirchnerismo y el peronismo bonaerense con escenografía y consigna única: que baje su autoproscripción imaginaria y acepte ser candidata.
Pero no, nada de eso. Toda la movida fue para despotricar contra el Fondo y levantarle el precio a Milei, atacándolo con ardor. También, para avalar a Massa. Sergio, como ella lo llama. Le hubiera bastado con una hilera de tuits. El Fondo y Milei son las dos grandes paradojas del cristinismo, que depende de que su enemigo maldito le adelante plata para sostenerse en el gobierno y de que Milei le robe muchos votos a Cambiemos.
Nadie sabe cuánto juntará Milei y si los disparates que dice terminarán por convertirlo en un bluff. Hay encuestas donde aparece cercano a Todos y a Juntos, que él llama Todos Juntos. Cristina le aumenta el precio atacándolo y al mismo tiempo olvidándose de Cambiemos, que es ningunearlo. Incluso, fantasean con que la polarización lleve a Milei y ellos al balotaje. Y algo más: que el miedo a Milei sea mayor al que despiertan ellos y su desastrosa gestión de gobierno.
Acudir al miedo puede ser un bumerán: el miedo ya está. Y es a la inflación/inseguridad, los compañeros de ruta K. Ni el dólar, ni Independiente le impidieron a Cristina, pero le aguaron, las habituales autorreferencias a su superioridad política y jurídica, y ahora también de economista magistral. Otra berreteada: habla de lo que no sabe y hace como si supiera. Adaptó la historia para añadir un nuevo culpable: de aquí en adelante, el responsable de la inflación es el Fondo.
Hasta mostró filminas infantiles, como las que usaba Fernández en la pandemia. No sólo atrasa con sus ideas económicas: mandó un “no se hagan los rulos” a los militantes que reclamaban por su candidatura. ¿A qué rulos alude? ¿A los de los ruleros que hace largo rato dejaron de usarse? Otro viejazo: hablar de la circularidad argentina, esto es el imperturbable círculo vicioso de crisis y personajes.