Las próximas elecciones definen desde 1983, cuál va a ser el rumbo de la argentina. Son cruciales, decisivas. Es la elección entre república democrática o populismo autocrático plutócrata. El regreso de Cristina Kirchner al poder en 2019 fue para concretar el plan inconcluso en 2015. Volvieron recargados para nacionalizar el modelo Santa Cruz.
La jugada de la expresidenta no fue un renunciamiento. Fue la candidata, sólo se corrió y recluyo tácticamente en un lugar simbólico de menor exposición como es el de vicepresidente, evitando que le suceda lo de Carlos Menem en 2003, ir a un ballotage y perderlo. Alberto Fernández, el candidato que la expresidenta eligió para encabezar la fórmula presidencial, era un presidente testimonial.
El plan es ir a Santa Cruz. A una autocracia familiar, consanguínea y hereditaria (la de los Kirchner) y a una plutocracia; gobiernos de pocos ricos, poderos e impunes (la oligarquía de los Kirchner, la nueva nomenclatura, secta o elite que concentra el poder hegemónico y se coloca por fuera de la ley). Este plan requiere tres cuestiones que están en marcha y avanzadas, pero no concretadas y muestran el apuro de la vicepresidenta por concretarlas.
Es decir, para poder hacer realidad su retrotopía de profundizar el pasado. En primer lugar, el desmembramiento del Poder Judicial y su domesticación y cooptación para que Cristina Kirchner pueda convertirse en la justicia y ser la justicia. En segundo término, reformas electorales que impidan que la disputabilidad del poder y la alternancia sea posible y por último una reforma constitucional para consagrar la autocracia plutócrata garantizando el poder indefinido.
Los Kirchner desmembraron la justicia y llevaron adelante reformas de la Constitución para desguazar la democracia e instalar su permanencia indefinida en el poder. El ex presidente Néstor Kirchner llegó al poder en Santa Cruz en 1991. Reformó la Constitución provincial dos veces. La primera en 1994 para incorporar la posibilidad de una reelección y la segunda en 1998 cuando instauró la reelección indefinida.
Kirchner hizo una reforma inconstitucional. ¿Por qué sucedió esto? Porque se había convertido antes en la Justicia, lo mismo que procura hacer Cristina en el país con la reforma judicial y sus iniciativas relacionadas en su plan de demolición institucional. Ese camino recorre Cristina. Ella necesita utilizar excusas para afianzar su control social y la pandemia le ha venido al pelo. Cristina está desesperada, sabe que su destino, si no concreta su plan, es la cárcel o el exilio.
El gobierno quiere aplazar las elecciones, pero lo que le interesa es poner la elección general a sólo un mes de no realizarlas en 2021. No podemos caer una vez más en las trampas y jugadas sucias de Cristina. La harán si quieren o cuando quieran y con la idea oficial comunicada por Sergio Massa, de ley de lemas, como en Santa Cruz. En democracia se habla, se debate y en democracia se vota. Si no se vota en mi barrio y en el de Aristóteles se llama dictadura.