Opinión. “Lo que nos dejó la semana“
La oposición de Tucumán vivió una semana que seguramente será determinante para su futuro. Y es que quedó más claro que nunca que se trata de un rejunte de dirigentes en los que el interés personal pesa más que cualquier otra cosa, sobre todo, pensando en el bienestar de la provincia. Pero no pueden ni siquiera presentar una alternativa al peronismo, digna y capaz de manejar los destinos de esta provincia.
Todo comenzó cuando el Jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, convocó a su par de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro, quien ni lerdo ni perezoso concurrió a la propia sede del Gobierno porteño. En ese viaje relámpago hacia la Capital Federal, buscando la bendición de quien pica como el candidato presidenciable que mejor mide en las encuestas para enfrentar en el 2023 al kirchnerismo a nivel nacional, obtuvo lo que quería.
Y es que el mandatario municipal local fue ungido como una especie de primero entre pares de la oposición tucumana que se nuclea en Juntos por el Cambio. Lo curioso es cómo puede dejarse pasar que Germán Alfaro ninguneaba hasta antes del comienzo de semana a la coalición opositora, debido a que estaba decidido a “cortarse solo” creyendo que con su partido capitalino, el PJS alcanzaría para llevarse el segundo puesto detrás del peronismo.
Pero el llamado de Horacio Rodríguez Larreta parece haberlo hecho cambiar de opinión, cual panqueque que da una vuelta en el aire y se acomoda luego en la sartén. Y es que como los gatos, Germán Alfaro aprendió a caer siempre de pie. Sobre todo, ayudado por la falta de memoria de la clase política que ahora parece querer olvidar la alta traición que el intendente de la ciudad y su mujer, Beatriz Ávila le hicieron en su momento a Juntos por el Cambio.
Y es que cabe recordar una vez más que Germán Alfaro, es un intendente que llegó al Poder de la mano de Mauricio Macri. Pero cuando el ex presidente no pudo lograr su reelección, el mandatario municipal se convirtió en el primer intendente del Interior del país en abandonar la coalición opositora. Y lo mismo hizo su mujer, Beatriz Ávila, abandonando Juntos por el Cambio para formar un bloque pequeño con otros desertores.
De hecho, en muchas votaciones terminaron siendo funcionales al Gobierno nacional de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner, ya sea otorgándole votos a favor de sus iniciativas o garantizando el quorum. Pero parece que ese historial marcado por la traición de parte de Germán Alfaro y de Beatriz Ávila, no le importa a Horacio Rodríguez Larreta, que ahora lo llama y le ofrece volver a conformar Juntos por el Cambio, a quienes traicionaron a los electores de Cambiemos, dos panqueques que Horacio Larreta terminó premiando.
Este hecho en la semana terminó por descolocar al radicalismo local. Y es que hasta la UCR parecería estar literalmente ausente en la contienda electoral que se encuentra cada vez más próxima. Es como si jugaran para el oficialismo, ya que tanto José Cano como Silvia Elías de Pérez permanecen desde hace tiempo desaparecidos de la escena local y ni siquiera hicieron mención alguna a lo acontecido durante la semana en la Ciudad de Buenos Aires.
Lo generacional también juega su partido entre contendientes como José Cano y Silvia Elías de Pérez, es decir, los mismos candidatos de siempre y que sólo atinan a acumular sendas derrotas cada vez que se enfrentan al oficialismo local. Mientras que por otro lado se ubican aquellos que reclaman su momento, tal es el caso del intendente de Yerba Buena, Mariano Campero y el de Concepción, Roberto Sánchez.
Pero, justamente, todo pareciera indicar que un sentimiento derrotista se hubiera apoderado de los dirigentes más veteranos del radicalismo. En el caso de Silvia Elías de Pérez, el golpe político asestado por la fórmula Juan Manzur – Osvaldo Jaldo en el 2019 parece jamás haberse digerido del todo por parte de la senadora. Cabe mencionar que en ese momento apenas fue bien recibida su candidatura por parte de la UCR.
Y después de consumada su derrota no tuvo más remedio que refugiarse en el Senado de la Nación, lugar que perderá en cuestión de un par de meses y que no renovará. Es por ello que su deseo es ocupar un lugar en la lista de candidatos para diputados nacionales, en lo posible, ir en el primer lugar de la boleta. Pero la realidad es que no reúne el consenso necesario y su carrera política se ve amenazada con ir extinguiéndose de a poco.
En lo que respecta a José Cano, el que sus propios correligionarios lo consideren el Daniel Filmus tucumano, es un estigma con el que debe cargar luego de haber perdido una y otra vez con José Alperovich en su momento y con Juan Manzur después. Lo mismo le ocurría siempre a Filmus en Capital Federal con Mauricio Macri primero y con Horacio Rodríguez Larreta después, por lo que en un momento determinado, dejó de intentarlo.
Y eso es precisamente lo que pretenden ya no sólo dentro de la UCR, sino también en el resto de Juntos por el Cambio. Lo consideran una especie de mariscal de la derrota y por eso todos se le animan, tanto para cuestionarlo como para ningunearlo sin ponerse colorado. Es el caso del secretario de Obras Públicas de la capital, Alfredo Toscano, quien manifestó en la semana que “no se puede pensar en las candidaturas para la jubilación”.
Luego de esta chicana política, José Cano ni atinó a contestarle al funcionario de Germán Alfaro, ni siquiera opuso la menor resistencia. Como si estuviera vencido o resignado, también guardó un silencio que no hace más que dar a pensar que la UCR se colocó el traje de candidato, pero candidato a suceder a Ricardo Bussi y a su Fuerza Republicana como los máximos funcionales al peronismo local.
En ese sentido, el único dirigente político de la oposición radical a quien se lo ve activo es al intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, que aparentemente quiere unir a todos para poder dar pelea en las elecciones. En esa línea, está dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias con tal de salirse con la suya, es decir, incluir a Ricardo Bussi dentro de Juntos por el Cambio a como dé lugar.
Es por ello que durante la semana mantuvo un encuentro con el titular de Fuerza Republicana. Y es que Mariano Campero todavía sueña con que se conforme una gran coalición opositora en Tucumán para vencer al peronismo local, pero está claro que sus socios políticos piensan diferente de él, que está convencido de que hay una necesidad de ampliar el espacio y con esa lógica intenta contra reloj hacer las gestiones para sumar al bussismo a un gran frente opositor.
Pero eso difícilmente ocurra, sobre todo, luego de que Ricardo Bussi despotricara en contra de Germán Alfaro tras recibir la bendición política de Horacio Rodríguez Larreta. “Alfaro viene jugando solo por indicación de Manzur”, dijo en la semana. E inmediatamente, el subsecretario de Tránsito de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, Enrique Romero, salió a su cruce y apuntó contra el titular de FR.
En ese sentido, aseguró que las afirmaciones de Bussi “son propias de este Rasputín de Cabotaje que como la luciérnaga necesita de la oscuridad para brillar”. Afirmó además que fue Bussi quien acordó con Manzur y Jaldo antes de fin de año “el inicio del romance con pretensiones de casorio político con Sánchez y Campero, precisamente para dividir a la oposición, para después de un tiempo apurar y descalificar a ambos por las dudas existentes sobre su castidad política”.
De esta forma, queda claro que mientras Fuerza Republicana con Ricardo Bussi se aleja de Juntos por el Cambio, el PJS con Germán Alfaro como máximo referente parece acercarse. Sin embargo, lo que debe exponerse es el hecho de que cuando los argentinos en general y los tucumanos en particular necesitan de los representantes de la oposición para salvar a la República, ellos están ausentes y preocupados por sus propios intereses.
Esos intereses espurios y egoístas propios de la casta política a la que pertenecen, en donde un puesto en la lista parece más valioso que los intereses del pueblo. Un pueblo diezmado por la pandemia y la profundización de la crisis económica. Tendría que tomar nota la oposición en Tucumán sobre que la sociedad no come vidrio y que les hará pagar en las elecciones el egoísmo propio de perseguidores de cargos a sueldo en lugar de representantes del pueblo.
