El exministro de Economía del Gobierno de Mauricio Macri, Hernán Lacunza, cruzó este jueves al actual titular del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán, al señalar en el programa La Rosca, por TN, que “no es cierto” que la deuda haya crecido después del crédito que la Argentina pidió al Fondo Monetario Internacional (FMI), tal como lo señaló horas antes el funcionario en este mismo canal.
“Creo que cometió un exabrupto. No es cierto lo que dijo. Cuando empezamos a hablar para la tribuna empezamos a hacer macanas y más con la investidura de los cargos. La deuda pre Fondo Monetario era mayor que la deuda pos Fondo Monetario”, afirmó Lacunza.
En A dos voces, el día anterior, Guzmán había dicho que “con los US$45.000 millones de deuda se podría haber reconstruido toda la infraestructura del país”, pero que “no quedó nada y ahora hay que resolver este problema”. “El gobierno anterior hizo un acuerdo de espaldas a la sociedad no involucrando al Congreso. Lo que la Argentina necesita es ir resolviendo uno a uno sus problemas”, había dicho el ministro.
En respuesta, Lacunza dijo que “el crédito del Fondo Monetario se usó para cancelar otros créditos más caros, más cortos, de peores condiciones y que la idea era un puente hasta recobrar ese crédito voluntario que se había perdido a mediados de 2018″. “Eso es lo que pasó. Eso es lo que muestran las cifras oficiales del gobierno anterior, del gobierno actual”, agregó.
Horas antes había compartido un gráfico en su cuenta de la red social Twitter, en el que comparaba el estado de la deuda pública previa a la gestión de Macri y posterior. “Deuda pública pre y post-FMI. Marzo 2018 (USD 328 MM) vs Septiembre 2019 (USD 311 MM). No se fugó. No aumentó. Se usó para cancelar deudas anteriores (de ese gobierno y del anterior), más caras y más cortas. Algunas para obras, otras para financiar déficit inercial 2015″, escribió.
“La verdad es que la deuda esa que se canceló es deuda que se había tomado para hacer obra alguna, que es lo que quiere el ministro, y también para financiar el déficit inercial que había dejado el gobierno anterior, el gobierno de 2015. No tiene sentido pelearnos a ver quién es el responsable, el ciudadano lo sabe”, disparó el extitular del Palacio de Hacienda.
En el mismo sentido se preguntó: “¿La deuda de quién es, de quien pone la tarjeta o de quien generó el gasto que hay que pagar’”, dijo tomando como ejemplo el endeudamiento de 2015 con una cena en que uno gasta y otro paga.
Inflación
Respecto de la posición de Guzmán que cuestionó a quienes pronostican la inflación y luego da un resultado menor al proyectado, opinó que el “argumento es débil, porque lo que hay que analizar es cuáles son los factores” que hacen que suceda una cosa o la otra y que “ya no es tanto pronóstico sino que es actualidad”.
“La inflación del 4% de enero repite la de diciembre, 4% mensual, analizado es 60%. El último trimestre anualizado, en noviembre, diciembre, enero, da 55%. La del primer semestre de 2020 anualizado daba 27%. 27% del primer semestre versus 55% del último trimestre, se duplicó en seis meses, como consecuencia, tiene razón el ministro, de los desequilibrios macroeconómicos”, opinó.
Al respecto, dijo que “la inflación no es causa de la especulación, de los mercados concentrados”, sino que “es un fenómeno que tiene origen en los desequilibrios macroeconómicos” y alertó que “siempre son responsables de dar soluciones los gobiernos, no los empresarios, no los sindicatos, no los consumidores”. “La inflación del 50 y pico por ciento anual ya es una realidad, no es un pronóstico”, alertó. Y agregó que el alza “de ahora es el rezago de la emisión el primer semestre del año pasado”.
Lacunza no evitó tomar una definición respecto de la imposibilidad del Gobierno de Macri a la hora también de intentar contener esta variable. “Nosotros tuvimos un problema severo con la inflación. Nuestro programa antiinflacionario falló”, admitió.
En cuanto a las recetas para bajar la inflación dijo que no se va “lograr convenciendo a cada uno de los 45 millones de argentinos” sino que “lo va a hacer un programa macroeconómico consistente, que baje el déficit, que baje la inflación gradualmente”, pero advirtió que “es más importante el rumbo que el ritmo”. En el mismo sentido, apuntó a un “problema de la clase dirigencial política” que “es que no podemos gastar todo el tiempo más de lo que recaudamos”.
Frente a la inflación, cuestionó también que “la fórmula jubilatoria tiene el raro mérito de no aliviar la situación de los jubilados en el corto plazo y complicar la estabilidad del sistema en el largo plazo”.
Tipo de cambio
Otra de las definiciones del titular del Palacio de Hacienda tuvieron que ver con mantener en el año una política de depreciación del peso del 24. Al respecto, opinó que “va a ser muy difícil” y advirtió que “lo que uno elige como ancla es lo que está dispuesto a que se atrase” y dijo que “usar el ancla cambiaria para bajar la inflación” puede funcionar un tiempo, pero el problema se va a trasladar para después de las elecciones.
“Intervenir en los precios relativos -tipo de cambios, tarifas- son tensiones que estamos barriendo abajo de la alfombra en año electoral y con un posible boomerang en el poselectoral e incertidumbre en el mercado”. “Diría que atrasar el tipo de cambio es un error que no se cometió en este primer año y medio de gestión, no necesitamos nuevos errores, en una política económica que tiene bastante baja calidad y bastantes pantanos de corto plazo y ausencia total del programa de largo plazo”.
Al respecto dijo que “para hacer un acuerdo de precios y salarios es condición necesaria que los precios relativos no estén muy desalineados”. “Sería contraproducente que fuera una reunión para la foto, sin contenidos, porque dentro de dos meses va a fracasar”, señaló y opinó que “mejor usar el instrumento en el momento adecuado”.