
El zurdo destrabó la victoria en San Juan con una gran asistencia para el 1-0 de Borja y luego Mastantuono, otro habilidoso, estableció el 2-0; todavía en construcción, tiene certezas
River pretendía tomar el partido ante San Martín, por la 7° fecha del Torneo Apertura, como una cancha para encontrar ese despegue que le haga conjugar rendimiento y resultados en la misma ecuación. Como la mayoría de los equipos del fútbol argentino, el Millonario sigue atrapado en la irregularidad, aunque la victoria por 2-0 le dio algunas certezas: su delantero más determinante es Borja, su mejor defensor Paulo Díaz; Montiel se mantiene con su ascendencia positiva en juego y resultados. Pero nadie como el Pity Martínez es capaz de sacarle una sonrisa a Gallardo con apenas una jugada. Nadie como él.
Marcelo Gallardo, admirador de los números 10 (y si son zurdos mejor) sigue buscando al mejor enlace. Les dio la chance a Manuel Lanzini, incorporó a Matías Rojas, puso de titular al juvenil Santiago Lencina ante Lanús; Franco Mastantuono recién ahora volvió del Sudamericano Sub 20; no lo vio bien a Nacho Fernández y por eso ni lo concentró para este partido… Pero su debilidad está en Gonzalo Martínez. El Pity, más recostado sobre la izquierda que de generador por el centro en el 4-2-3-1 dispuesto inicialmente en San Juan, parece extrañar el viejo River.
Marcelo Aguilar
El River de ahora, más allá de intentar tener el mismo protagonismo de siempre, a veces confunde los caminos y termina repitiéndose en centros y finalizaciones forzadas. Si el 9 es Miguel Borja, lo buscan con envíos pero que son incómodos, desde muy lejos, anunciados. Si sucede como en la noche de este sábado con Tapia y Colidio, los pases no les llegan con ventaja. El conjunto de Antuña intentó jugar el partido como si fuera una final, con actitud y yendo fuerte a las pelotas divididas.
Atrás no tiene tantos inconvenientes River: Montiel es una garantía como lateral derecho y cuenta con tres centrales de jerarquía con Pezzella, Martínez Quarta y Paulo Díaz, el que sacó de palomita una gran chance de gol para San Martín sobre el final del primer tiempo. Quedó noqueado tras el derechazo de Alejandro Molina que pedía gol tras otro buen avance del local por la izquierda. Sí puede generarle algún hueco no terminar de resolver su mediocampo: Enzo Pérez, que cumplió 39 años, y Simón integraron el doble 5, pero Meza pareció quedar a mitad de camino entre ser tercer volante y un atacante más.
Ya en el comienzo encontró a Franco Armani revolcándose, como en los últimos partidos, para evitar que River tenga resultados más complejos. La atajada ante Alejandro Molina fue la confirmación que el capitán millonario no puede relajarse ni siquiera jugando ante un equipo recién ascendido que todavía trata de disimular sus carencias de roce físico y categoría.
San Martín de San Juan, que todavía no ganó en el campeonato con tres empates y cuatro derrotas, mejoró bastante su rendimiento, impulsado por la motivación de hacerle frente a River. Juani Cavallaro, exUnión, se lució con un par de pases; Iacobellis tuvo ímpetu para ir con la pelota para adelante; también inquietó con la proyección de los laterales. Pero en los metros finales se notó la diferencia de jerarquía.
Marcelo Aguilar
La cara de Gallardo al final del primer tiempo lo decía todo. No es el River que quiere ver. Otro indicio fue el gesto de fastidio de Enzo Pérez por no poder contener cada transición de defensa a ataque del local.
En el segundo tiempo ingresaron Miguel Borja y Sebastián Driussi por Colidio y Tapia: renovación total de la delantera. Sin embargo, había algo del circuito creativo que no terminaba de aceitarse. Y esto quedó evidenciado en un inmediato lanzamiento largo de Enzo Pérez al área de San Martín de San Juan. Con Casco imponiéndose sobre Acuña, hasta los centrales hicieron un pase y se iban para arriba como un centrodelantero más. A los 9 minutos lo hizo Martínez Quarta, pero -más allá de los nombres- es otro síntoma de la desesperación en la que muchas veces cae River.
Creer o reventar, en una de las primeras que Pity Martínez recibió por adentro como 10, le aportó una gran asistencia a un Borja que punteó con inteligencia el balón a la red antes de que llegue el arquero Matías Borgogno. El centrodelantero colombiano puede bajar a veces su rendimiento o no tener una predisposición plena para colaborar en la recuperación de la pelota, pero se mantiene en el podio como el futbolista más determinante de River.
Marcelo Aguilar
A los 20 minutos ingresaron otros dos números 10: Lanzini y Mastantuono, con un look platinado. Salieron Simón y Pity Martínez. Pero a la primera pelota el equipo revoleó otro centro desde el sector derecho que cayó en las manos del arquero de San Martín.
El partido se terminó a los 24 minutos del segundo tiempo con otro pase a la red, ahora de Mastantuono. El zurdo tomó el tercer rebote dentro del área (tras otro aporte ofensivo de Montiel) y colocó la pelota junto al palo derecho del arquero. Una vez más la jerarquía individual marcaba la diferencia.
Cerca de los 30, el semblante de Gallardo se había modificado con la diferencia. A tal punto que, pese a los contínuos insultos de la platea local, el DT se dio vuelta y sonreía. En eso tuvo influencia Borja, también Mastantuono, pero sobre todo el Pity Martínez, su 10 de siempre.