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¿Cuánto aguantará Alberto Fernández a Cristina Kirchner y viceversa?

Están tan en lo suyo como si no les importara que son los demás los que pagamos el pato.

alberto y cristina
Alberto Fernández - Cristina Kirchner
Descacharreo

Es la pregunta del millón: ¿Hasta cuándo puede aguantar medio gobierno con el otro medio gobierno en contra? La pregunta provoca asombro y temblores y es porque tiene media respuesta y esa media respuesta no necesita la otra mitad: adentro de la respuesta estamos todos, pagando el pato. La sopa de pagar el pato sale cada vez más cara. Esperemos la inflación, que se conocerá el miércoles.

Un instituto que trabaja para los sindicatos midió de 6,8 a un 9% en alimentos. Una catástrofe. Por eso, el jefe de los precios congelados, el secretario Feletti, abrió el paraguas mojado sobre su ¿jefe?, el ministro Guzmán, y con el tono doctoral de casi todo gobierno y el chicanero de barrio que siente como propio, apareció haciéndose el nuevo Colón de la economía: la inflación me es ajena porque es culpa de la macroeconomía.

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Y a la macroeconomía la maneja Guzmán y no él, que sólo maneja los precios, a los que sin sonrojarse dijo que mejoró en varias de las canastas en que están repartidos. Un genio de la confusión. Así que “esto se va a poner feo” pronosticó, con lo cual reveló que lo que habrá se diferencia de lo que hay en que será peor. ¿No estará feo desde hace rato, don Feletti? Venía para comerse los chicos crudos, pero resultó flojo de encías.

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¿Para qué agarró la secretaría si Guzmán es el que era? El cristinismo, porque Feletti es hombre de Cristina, aunque también fue de Boudou, tiende a ver las cosas tarde y relatarlas después como si no tuviera nada que ver con ellas. Que el campo pague, propone Feletti, pero el gobierno lo deja sin gas oíl justo en la cosecha. Para colmo, Energía, dependencia subordinada en los papeles a Guzmán, no hizo nada con el gas oíl y tarde con el gas.

Alberto Fernández elogió los nuevos acuerdos con el presidente de Bolivia, pero cuando le preguntaron sobre el precio que vamos a pagarle, dio unas vueltas de calesita a las palabras y saraseó a lo Guzmán: “No sé exactamente cómo eso ha repercutido en este contrato”. El final no se puede ocultar: los precios serán el doble. A Alberto Fernández, el cristinismo lo llena de zancadillas cada vez menos disimuladas y más seguidas, pero él sigue haciéndose el distraído.

Se ha vuelto una especie de Scioli medio incombustible. Scioli hizo un posgrado en maltratos con Cristina, que soltó sus snipers contra Fernández: el cuervo Larroque, Kicillof, Máximo. A estos, los mejores del barrio, se arrimó otra vez Parrilli, con gran talento para el disparate y en esto, fuerte competidor presidencial. Dijo: “Vamos a terminar yendo a las elecciones con una boleta de Kristalina Georgieva”, la jefa del FMI convertida en el relato en la nueva enemiga.

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Es algo más que poder lo que sigue urgiendo a Cristina y no es otra cosa que su futuro judicial. Cristina teme a Comodoro Py y a cuánto influye su debilidad política en las sentencias de sus jueces. Y más le teme hoy a la Corte y a dos de las causas en manos de la Corte: los Cuadernos de la Corrupción y Vialidad. Cristina le dio el timón a Fernández fundamentalmente para que le sacara semejantes pesos de encima.

La cosa anda retrasada y, a esta altura, con pronóstico reservado. Esta semana vence el plazo que esa Corte dio para volver a la Magistratura tal como salió de la reforma del 94 y que en 2006 consiguió cambiar Cristina para aumentar la influencia de la política. Ese poder es aún mayor en el proyecto que acaba de aprobar el Senado con el empujón final del rionegrino Wereltinek. Quitan a la Corte del Consejo y cuelan una comisión asesora de senadores para la selección y el nombramiento de los jueces federales, un sueño del pibe para unos cuantos gobernadores.

El gobierno no tiene los votos en Diputados. Reclutó a Camaño para que apruebe su plan en comisión, pero le falta casi una docena para que logre pasar en el recinto. Cristina y Massa aprietan a la oposición: no designan ni al senador ni al diputado que deben sumarse al Consejo. Aunque no se complete el número de consejeros, es decisión de la Corte desembarcar como sea y evitar la parálisis que busca el oficialismo.

Rosatti asumiría el lunes 18, después del feriado de Semana Santa. Alberto Fernández y Cristina Kirchner ponen nerviosos por igual a todos. No paran y no parecen querer parar. A Roberto Feletti, digamos, ¿No se le habrá ido la mano? Critica como un opositor y se queda en el gobierno como un oficialista. Más grave es que el primer mandatario argentino Alberto Fernández no haga nada.

Sólo amaga con achicar los ministerios, como Massa le propone, jugando la suya a dos puntas: con el Presidente y con Cristina. Los fieles le reclaman a Fernández que meta cambios ya. Todos creen que Cristina subirá la apuesta, sin preocuparle el precio a pagar. Busca que el presidente diga que renuncia a la reelección. Pregunta: ¿Qué dirá Cristina el miércoles, cuando hable en el CCK?

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