Con un piso de mil casos diarios, la situación sanitaria de Tucumán enfrenta dos graves amenazas. Por un lado la ocupación de camas críticas ya supera el 80 por ciento y todos los días se suman unos cincuenta pacientes. Por el otro, asoma el peligro de una desobediencia generalizada a las restricciones dictadas por el gobierno.
Ambos problemas fueron remarcados por el director ejecutivo del Siprosa, Luis Medina Ruiz, quien remarcó que con tan poco margen de maniobra y el personal de la Salud agotado, la provincia corre el riesgo de quedarse sin capacidad de respuesta, ya que no hay margen para sostener en el tiempo la cantidad de personas que se contagian por día.
El funcionario remarcó que la única manera de reducir la circulación comunitaria del coronavirus es limitar todo lo que se pueda la circulación de personas. Por eso instó a la comunidad a respetar las medidas dispuestas por las autoridades, y se mostró preocupado por las protestas que, desde el viernes, protagonizaron los empresarios gastronómicos de Tucumán.
La actitud de los dueños de bares y restaurantes, quienes argumentaron que afrontan una situación de quebranto si cumplen con las disposiciones que los alcanzan sin ningún tipo de ayuda por parte del gobierno, llevó Medina Ruiz a contemplar con aprensión la posibilidad de que el ejemplo se extienda a otros sectores de la sociedad.
Concretamente el directivo del Siprosa expresó su temor de un escenario de desobediencia generalizada, lanzando un pedido de responsabilidad, pero sobre todo de solidaridad con con un sistema de salud que lleva 14 meses de trabajo ininterrumpido contra la pandemia.
