El fallo de la Corte Suprema que ordenó suspender las elecciones a gobernador en San Juan y Tucumán encierra un significado político-institucional que parece exceder la interpretación de dichas coyunturas electorales. Se trata de un primer límite que tres de sus jueces (Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz) marcaron al oficialismo de turno que, desde hace meses, sustancia en la Cámara de Diputados un pedido de juicio político contra aquellos.
Tres aspectos llaman la atención. El dictado del fallo a tan pocos días de la realización de los comicios. Portavoces del Tribunal explicaron que el expediente ingresó allí hace solo dos semanas. El dictamen del Procurador Eduardo Casal que, en el caso Tucumán, había opinado que el conflicto no sería competencia de la Corte Suprema. Los jueces, sin embargo, se ampararon en su competencia originaria prevista en un articulado de la Constitución.
El antecedente que tanto San Juan como Tucumán soslayaron en la jurisprudencia del Máximo Tribunal. En 2013 otro fallo similar impidió a Gerardo Zamora pelear por un tercer período consecutivo en Santiago del Estero. En ese caso el impacto resultó menor porque contó con tiempo para declinar la candidatura y postular a la ahora senadora Claudia Ledesma Abdala. Pilar de Cristina Fernández en el Senado.
La mujer ganó por entonces, cumplió su ciclo y dejó el camino allanado para el regreso de su esposo. La suspensión de aquellas elecciones llega en un momento poco propicio para el Gobierno. Prisionero de dos asfixias: la económica y la política. Se conocen las dificultades de Sergio Massa para conseguir un salvataje de emergencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), de China o de Brasil. El Banco Central se ha quedado casi sin reservas.
El Frente de Todos no logra definir ninguna estrategia electoral. Ni siquiera determinar si existirá un candidato único o si, por primera vez, el kirchnerismo se someterá a la experiencia de las elecciones PASO. Las primeras pruebas electorales tampoco resultaron auspiciosas. Fracasos en Río Negro, Neuquén, Misiones y Jujuy. Apenas el alivio de la clara victoria de Ricardo Quintela en La Rioja.
El Gobierno presumía que las victorias en San Juan y Tucumán, si de verdad sucedían, podían mejorar el clima de pesadumbre que impera entre la Casa Rosada y el Instituto Patria. De allí el enojo político, al margen de las cuestiones legales, con la intervención de la Corte Suprema. Le queda el consuelo de La Pampa y Tierra del Fuego. Salta, con Gustavo Sáenz, es un territorio propicio para Massa. Su ex candidato a la vicepresidencia en 2015 irá por la reelección.
Los planes más complicados serían para Alberto. Aguardaba la victoria de Manzur en Tucumán, como ladero de Jaldo, para lanzarlo a la pelea nacional. Quizás en una fórmula con Daniel Scioli. Algo más que eso: el ex ministro de Salud de Cristina demanda la realización de las PASO que el kirchnerismo resiste. En sociedad con el ministro de Economía. Que sigue aferrado a la idea de su candidatura única.
Lo cierto es que La Casa Rosada y el oficialismo reaccionaron ante el traspié político-institucional con los enmohecidos reflejos de siempre. Acusaron a los jueces de la Corte Suprema de Justicia de alinearse con la oposición. De supuesta intromisión en el proceso democrático. Invocaron la necesidad de que se deje “votar libremente al pueblo”. Justamente como si fueran sus patrocinantes únicos.
O representantes exclusivos. El Gobierno nacional pareció redondear ayer martes otra jornada negra, muy desangelada. Quedó expuesto que su poder de fuego, incluso con el juicio político mediante, es mucho menor que el de la Corte. Quizás hasta el propio Massa se haya alarmado cuando escuchó hablar a Rosatti en un foro de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina.
“La Constitución manda a defender el valor de la moneda lo cual tiene que llamarnos la atención respecto de la expansión descontrolada de la emisión monetaria porque eso significa no defender la moneda y traicionar el mandato de la Constitución”, expresó el titular de la Corte. Este viernes saldrá el índice de inflación de abril que seguirá desnudado, en ese plano, la defección del ministro de Economía.