Obras Interior
Inicio Sociedad Diez recomendaciones para cuidar la piel del frío en el invierno

Diez recomendaciones para cuidar la piel del frío en el invierno

diez recomendaciones para cuidar la piel del frio en el invierno
Imagen ilustrativa

El frío invernal y el uso de calefactores contribuyen a la deshidratación cutánea y agravan las afecciones de la piel.

Con la llegada del frío invernal, la piel también puede verse afectada, especialmente en quienes padecen enfermedades crónicas, como rosácea, psoriasis o dermatitis atópica, que empeoran con bajas temperaturas.

Publicidad
Ruta 307

En invierno, alrededor del 30% de las consultas dermatológicas están vinculadas al frío y al uso prolongado de calefacción, según la División de Dermatología del Hospital de Clínicas. Graciela Manzur, jefa de dicha división, señala que los motivos más comunes en consultas son: piel seca (xerosis), labios agrietados (queilitis) y el agravamiento de dermatitis atópica, rosácea y psoriasis.

Publicidad
Consulta Pública plaza Urquiza

Aunque menos habituales, aumentan afecciones típicas del invierno, como el eritema pernio o sabañones, cuyos casos crecieron notablemente el último invierno. Otras enfermedades relacionadas con el frío son la paniculitis fría, que causa nódulos dolorosos bajo la piel; el fenómeno de Raynaud, con entumecimiento y frío en extremidades; y la urticaria por frío.

Publicidad
App Ciudad SMT

Qué provoca el frío en la piel

Las bajas temperaturas disminuyen la actividad de las glándulas sebáceas, reduciendo la producción de sebo y lípidos que protegen la piel. Esto debilita la barrera cutánea y favorece la deshidratación, dejando la piel seca, tirante y sensible, según la División de Dermatología del Hospital de Clínicas.

Publicidad
Nuevos Corredores Seguros

La calefacción en interiores reduce la humedad ambiental, debilitando las defensas de la piel. Esto disminuye la producción de péptidos antimicrobianos y aumenta el riesgo de infecciones en áreas agrietadas.

El viento desgasta la capa córnea, especialmente en rostro, labios y manos, favoreciendo microfisuras que elevan la inflamación y permiten la entrada de irritantes y alérgenos.

Además del frío y el viento, otros factores afectan la piel en invierno: el uso constante de calefacción, cambios en la higiene, ropa irritante, menor exposición solar, variaciones en la dieta e hidratación, y el uso frecuente de barbijos, bufandas o prendas ajustadas al cuello.

Cómo cuidar la piel en invierno

La División de Dermatología del Hospital de Clínicas publicó diez recomendaciones esenciales para cuidar la piel en invierno y detectar síntomas que no deben ignorarse.

Banner Tucumán Despierta

Es clave consultar a un dermatólogo para recibir un cuidado personalizado según el tipo de piel. Las pieles secas o sensibles requieren más hidratación y protección, mientras que las grasas deben mantener limpieza y controlar brotes. Se desaconseja la automedicación.

Se recomienda hidratar con cremas que contengan ceramidas, urea (5-10%), ácido hialurónico, glicerina, manteca de karité, pantenol o niacinamida. Aplicar justo después del baño y repetir al menos dos veces al día, sobre todo en piel seca o agrietada.

Para la higiene, evitar baños prolongados con agua caliente. Usar limpiadores sin jabón (syndet), preferentemente en crema o emulsión.

Evitar productos con sulfatos, fragancias, alcohol o exfoliantes agresivos.

Cuidar áreas sensibles: en labios, usar bálsamos sin fragancia con vaselina, lanolina o manteca de karité. En manos, usar guantes de algodón y cremas tras el lavado. En pies secos o con piel gruesa, aplicar cremas con 20% urea. En el rostro, proteger con bufandas suaves y evitar el viento directo.

Mantener el uso diario de protector solar, incluso en días nublados o fríos. Preferir fórmulas hidratantes para invierno y aplicarlo también ante largas exposiciones a pantallas por la luz azul.

Evitar cambios bruscos de temperatura, no exponerse directamente a fuentes de calor intenso ni alternar rápido entre frío y ambientes calefaccionados.

Optar por ropa de algodón o tejidos suaves en contacto con la piel. Evitar lana o sintéticos directos sobre zonas sensibles. Para trabajos al aire libre, usar ropa protectora y aplicar protector solar.

Beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día, aunque no haya sed. Consumir alimentos ricos en omega 3 y 6, vitaminas A, C, E, D, zinc y antioxidantes.

En niños, aplicar hidratantes frecuentemente, evitar productos irritantes y proteger pliegues. En adultos mayores, se recomienda humectación diaria intensa, ya que la sequedad es la principal causa de picazón.

Mantener los tratamientos para afecciones que empeoran con el frío y consultar al médico ante grietas, picazón fuerte, sangrado o infección. Los pacientes con rosácea deben evitar desencadenantes como comidas picantes, alcohol, sauna o calor directo.

Fuente: LAGACETA

Comentarios