El Banco Nación abrió el juego al ofrecer 52% anual para los plazo fijo menores a $100.000 en el comienzo de un nuevo intento del Banco Central por mantener los pesos dentro de los bancos.
La base de la nueva etapa que los ahorristas puedan hacer un plazo fijo en cualquier banco sin necesidad de ser clientes.
El Banco Central busca así incentivar a las entidades a ofrecer mayores rendimientos para los depositantes más chicos que, hasta ahora, reciben una compensación menor a la inflación por la colocación de su dinero.
El punto de partida es un dato preocupante: los depósitos a plazo a lo largo de abril bajaron casi 1%, ubicándose en total en 1,8 billones, prácticamente el mismo nivel de fin de marzo.
La caída en términos reales de los plazo fijo encendió las luces rojas porque el volumen total de esas colocaciones debería haber crecido, al menos, 4% al capitalizar los intereses acumulados a lo largo del mes.
Y frente a ese contexto es que Guido Sandleris -titular del BCRA- busca ajustar el torniquete monetario aumentando los incentivos para que los bancos, que reciben 74% anual por las Letras de Liquidez (Leliq) que compran al Central, le ofrezcan más a los depositantes más chicos del sistema financiero.
Desde hace semanas, las empresas y colocadores grandes de fondos que confeccionan plazo fijo por encima de $20 millones obtienen rendimientos superiores al 50% pero esa tasa no llegaba a los minoristas.
Es ahora la banca oficial la que hace punta, específicamente fue el jueves el Nación ofreciendo 52% anual, la que busca presionar sobre los privados en la pelea por conseguir más pesos.
Hasta el jueves el mecanismo de pasar la plata de banco en banco para obtener más tasa estaba lejos de ser aceitado.
Había que mandar un mail al Nación con los datos y la operación a realizar y esperar la respuesta. Hasta el viernes la contestación se hacía esperar y en la banca oficial comentaban que las demoras respondían a cierta modorra de los privados.
Habrá que esperar a los próximos días pero el cuadro comparativo de tasas que presentó el Central y que incluyó a solo 12 bancos de los cuales 4 son oficiales y el resto privados nacionales y extranjeros mostraba el viernes todavía muchos espacios vacíos.
En ese comparativo, por caso, el Nación no publicaba su tasa de 52% y los últimos que las mostraban para operaciones de “no clientes” eran el Bapro (45%), con 46% anual se presentaban Credicoop, Ciudad, Bancor y el de Formosa que lideraba el listado con 50% anual para operaciones de hasta $100.000 a 30 días de plazo.
Pocos bancos eran de la partida entonces y la jugada oficial habría que enmarcarla en lo que fue el cambio más importante en materia financiera de la semana: la posibilidad de que el Banco Central intervenga en el mercado cambiario vendiendo dólares para lograr estabilizarlo.
En el Gobierno consideran un logro haber convencido al FMI de la necesidad de las intervenciones en el intento de calmar las aguas después de varios retoques fuertes al esquema (banda cambiaria, banda sin emisión si el dólar quebraba el “piso”, con US$ 60 millones diarios de venta del Tesoro y aumento de US$ 150 millones a US$ 250 millones y más de la oferta de divisas en el caso de que el dólar suba por encima de $51,45) en los que no logró evitar los saltos nerviosos de la divisa.
La “estabilización financiera” (dólar tranquilizado y pesos en el sistema financiero) subió varios peldaños en las preocupaciones y necesidades oficiales en materia de lucha contra la inflación y campaña política.
El Gobierno está demostrando tener un apoyo muy fuerte de los EE.UU. y del FMI y las medidas financieras de la semana lo confirman.
Para los expertos el hecho clave del nuevo esquema está en el mayor poder discrecional del Central para intervenir en el mercado. Sólo flota en el aire, y a modo de reaseguro, la pregunta sobre si las reservas de divisas son suficientes para apuntalar la totalidad del sistema.
El cálculo de las “reservas de libre disponibilidad”, que son las que Sandleris podría ofrecerle al mercado, muestran una brecha importante. Las reservas totales superan los U$S 71.000 millones y las disponibles “contantes y sonantes” rondarían entre US$ 27.000 y US$ 37.000 millones. Las dos cifras son importantes y serían más que suficientes si los pesos actuales siguen girando dentro del sistema financiero.