El dólar bolsa o, como es más conocido, “contado con liquidación” (CCL) está en $171,90, marcando una de las brechas que más le importan al gobierno que es de 77% con el mayorista de $97,23. Pero más allá de que suba el dólar, y en el mercado se descuenta alguna tonificación del blue, el Banco Central busca ahorrarse los dólares de la intervención para que el CCL no se dispare.
Hasta fines de julio el Banco Central seguía comprando divisas que le vendían los exportadores y, a la vez, vendía unos USD 30 millones diarios para intervenir en el CCL. Esa realidad cambió parcialmente en agosto, cuando según los funcionarios siguen comprando, aunque menos, divisas de la exportación y redujeron la intervención a USD 15 millones diarios y en los últimos dos días de operaciones, a cero.
Es por ello que, en el entorno del titular del BCRA, Miguel Pesce, consideran que le dieron un tiro de gracia a parte de las compras de dólares por cobertura de quienes apuestan a que después de las elecciones de noviembre habrá un salto cambiario, pero reconocen que el mercado generará nuevos mecanismos, aunque marginales y más riesgosos, en el intento de burlar el cepo.
En el Banco Central aseguran que las reservas netas les alcanzan para pasar las elecciones y llegar a fin de año sin una situación cambiaria traumática, a pesar de mantener una suba del dólar oficial de sólo 1%, bien por debajo de la inflación proyectada. Las reservas netas que a mediados de julio rondaban USD 7.300 millones fueron bajando hasta los actuales USD 5.700 y se fortificarán a fin de mes con USD 4.300 millones de un aporte extraordinario del FMI.
Pero esos casi USD 10.000 millones serán una marca temporaria porque el gobierno tiene que pagarle, entre otros vencimientos, USD 3.800 millones al FMI, con lo que los consultores estiman que las reservas netas a fin de año se ubicarían en USD 3.600 millones. Es en base a ese dato, y aun cuando los precios internacionales del trigo y el maíz proyecten un buen ingreso de divisas hacia fin de año, que Miguel Pesce busca sentarse sobre las reservas.
En el gobierno no saben si el posible acuerdo con el FMI estará vigente en enero y enfrentan el fantasma de que en el primer trimestre de 2022 los vencimientos llegan a USD 7.200 millones, de los cuales USD 5.400 millones se concentran en marzo. En el Banco Central están sentados arriba de las reservas y esperan que en septiembre se abran las fronteras para que puedan ingresar turistas de Uruguay y Chile.
La intención es abastecer la oferta en el dólar blue que se descuenta estará bajo presión en los próximos días. Hasta tanto, confían en haber taponado una vía de salida de divisas importantes en el mercado formal. ¿Cuál será el nuevo rulo que buscará el mercado para conseguir divisas? La táctica oficial es cerrar la mayor cantidad de caminos para la dolarización de los ahorros en el período preelectoral.
Pero el problema es que mientras tanto, hay una salida de divisas creciente en los últimos meses por la importación de energía. Los pagos de importaciones alcanzaron USD 5.900 millones en junio, otros USD 5.700 millones en julio y este mes continuarían en un nivel similar. De esos montos, prácticamente el 20% de los dólares tuvieron como destino la compra de energía en el exterior como consecuencia del congelamiento de tarifas energéticas y aumento de subsidios.
En definitiva, cerrar hendijas por las que se puedan filtrar divisas, esperar a que ceda el frío en septiembre para gastar menos en la importación de gas o prenderle una vela a la apertura del turismo para que uruguayos y chilenos vengan a la Argentina a hacer un “deme dos” por lo barato que le pueden resultar sus compras al dólar blue, son sólo tres caras de la escasez y las dificultades que plantea un esquema transitorio y regresivo.