Los Reyna y los Farías son integrantes de dos clanes que fueron vinculados, procesados y condenados por el tráfico de drogas. Son familiares directos y durante años compartieron reuniones de fin de año, cumpleaños, bautismos y casamientos. Pero la armonía se rompió hace más de una década por un crimen.
En 2009, Walter Juárez fue asesinado por su concubina, Lorena Herrera que fue condenada por este hecho. Al quedar en libertad, la mujer se unió sentimentalmente con Mario “El Mono” Reyna, padre de “El Gordo”.
La familia no perdonó esa decisión. La pareja, procesada por la Justicia Federal por dirigir una red de narcomenudeo, abrió una distribuidora de bebidas en “La Bombilla” y habría extendido la actividad ilícita, lo que podría haber generaro aún más rencor entre los Farías.
Para tratar de pacificar a “La Bombilla”, durante la gestión del ex gobernador José Alperovich, a los Farías les dieron casas en el barrio Manantial Sur. Pero los Reyna compraron viviendas en esa zona, por lo que la tensión entre ambos clanes fue en aumento.
En procedimientos que realizaron diferentes fuerzas secuestraron cocaína y marihuana en las casas que eran ocupadas por ambos clanes.
Pero el baño de sangre entre esas familias se desató a mediados de julio de 2016: Mario Reyna y su hijo Emanuel fueron acusados de herir de una puñalada a Gustavo Farías. La víctima, que quedó con una severa secuela por el ataque, prometió vengarse.
Lo concretó semanas después, cuando mató a balazos al más chico de los Reyna. ’El Gordo’ tenía 15 años en esos días. Sobre el cajón de su hermano dijo que mataría a todos los Farías. En el barrio sabíamos que cumpliría con su promesa”, explicó Mario, compañero de encierro del joven enjuiciado.
Reubicación
No pasó mucho tiempo y los barrios de “La Bombilla” y Manantial Sur quedaron espantados por dos crímenes. El primero fue de Exequiel Navarro, que murió por al menos tres balazos que recibió. Y meses después, el de Gustavo Farías.
Los investigadores, por los dos hechos acusaron a “El Gordo” Reyna. En ambos casos habría actuado con una espantosa frialdad: esperó a sus víctimas y con una pistola nueve milímetros, les disparó con una puntería de un gran tirador.
Por el primer hecho nunca será enjuiciado por ser inimputable. El segundo lo cometió tres días después de haber cumplido 16. “Ahí te das cuenta que no le importaba nada, que sólo quería vengarse y nada más. Estaba ciego”, agregó Mario.
En junio de 2018, “El Gordo” fue acusado de matar a Fabio Farías, pero este crimen no estaría relacionado a la muerte de su hermano, sino por otra cuestión. “Eso te pasa por hablar con la ‘yuta’”, le habría dicho a la víctima antes de dispararle en el pecho. Fue internado en el Instituto Roca, donde semanas después protagonizó una cinematográfica fuga que culminó cuando fue recapturado.