Las operaciones con tarjeta de crédito vienen en caída libre, incluso a pesar de que el Gobierno lanzó distintos programas para intentar apuntalar el consumo a través de cuotas financiadas. Los ingresos de la población crecen por debajo de la inflación, lo que impacta en el poder de compra y en la actualización de los límites de crédito que ofrecen los bancos, una situación que está afectando al sistema financiero argentino.
En enero, las compras con tarjeta de crédito registraron un movimiento de $5.966.247 millones, lo cual significa una suba de un 11,1% nominal respecto a diciembre, según un informe de First Capital Group. Sin embargo, esta cifra quedaría muy por debajo de la inflación estimada para este período, en torno al 20%, según proyecciones de las principales consultoras económicas.
Este comportamiento es similar si se analiza el crecimiento que tuvieron las operaciones con tarjeta de crédito a lo largo del último año. El incremento en términos interanuales fue del 160,7% nominal, frente a un índice de precios al consumidor que se estima por encima del 230% en los últimos 12 meses (para tomar como referencia, fue de 238,5% en la Ciudad de Buenos Aires, de acuerdo con el ente estadístico porteño). En definitiva, es una fuerte baja en términos reales.
“Se espera que la utilización del programa Cuota Simple, el cual reemplaza a los programas Ahora 6, 12, 18, permita recuperar la cartera de tarjetas. La suba de los valores de los productos va más rápido que los ingresos de los tarjetahabientes y, por consecuencia, que las actualizaciones de los límites de crédito. Por este motivo se dificulta el crecimiento en términos reales de la cartera”, explicó Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.
El programa Cuota Simple entró en vigencia el 1° de febrero, con el objetivo de impulsar las ventas de los comercios a través de la financiación en 3 o 6 cuotas fijas, con una tasa de interés por debajo de la que ofrece el mercado. Es una iniciativa similar al Ahora 12, emblema del kirchnerismo, la cual venció el pasado 31 de enero.
En cambio, las compras en dólares con tarjeta de crédito vienen registrando un comportamiento desigual, al compás de las regulaciones que anuncia el Gobierno. En enero tuvieron un aumento del 17,8% con respecto a diciembre, por un total de US$338 millones. Mientras que en términos interanuales acumuló un incremento del 29,5%.
“Se observa un crecimiento importante del saldo a pesar de que el tipo de cambio a aplicar más los impuestos no son convenientes para el usuario de tarjetas en el exterior. La normalización del tipo de cambio más impuestos debería ser una prioridad para no perjudicar a los consumidores”, agregó Barbero. Actualmente, el dólar tarjeta cotiza a $1360, por encima del resto de los valores del mercado de cambios ($1173 el MEP).
Un sistema financiero en crisis
Por otra parte, el informe de First Capital Group advirtió que hubo una “drástica caída anual” de los préstamos en pesos: actualmente la financiación del sistema se encuentra por debajo de los US$15.000 millones.
Al poner el foco en los préstamos en pesos del sector privado, en enero alcanzaron un nivel de $17,3 billones, equivalente a una suba del 138,9% anual. En el último mes, la variación fue de $1044 millones, un incremento del 6,4% en valores nominales. En ambos casos, son cifras por debajo de la inflación estimada.
“El sector privado se aleja de los bancos como su fuente de financiación y se hace ver un fuerte ajuste sobre los valores de la actividad. Para muestra de ello, basta considerar que el total de las financiaciones al sector privado en pesos que otorga todo el sistema financiero está por debajo de los US$15.000 millones medidos a la cotización del MEP”, indicó Barbero.
Durante el mes pasado, la línea de préstamos personales aumentó en términos nominales un total de $139.921 millones. Si bien arrojó un “importante” repunte de las colocaciones, cuando se lo contrasta frente a la inflación se observa que el aumento nominal fue de tan solo un 7,2% mensual, lo que significó una caída en términos reales. El saldo ascendió a $2.095.093 millones para el total acumulado, un 160,7% más frente a enero 2023.
“Los bancos nuevamente vuelcan su mirada hacia este producto con ofertas y promociones, pero el mismo está muy lejos de sus niveles históricos. En el pasado reciente, los niveles de préstamos personales competían en volumen con el de las tarjetas de crédito, representando un 50% cada segmento; actualmente vemos que la relación es de 75% para las tarjetas y 25% para los préstamos personales”, añadió.
Esta dinámica es aún peor entre las líneas de crédito hipotecario, incluidos los ajustables por inflación (UVA), ya que en enero tuvieron una suba de apenas el 0,2% y cerraron el mes con un stock de $595.109 millones. Esta cifra subió un 56,1% en todo un año. “Hasta que no se logre una estabilización del valor del peso, no se puede pensar en este tipo de financiamiento, tan útil para las familias como vital para el crecimiento de la economía”, acotó el informe.
La línea de créditos prendarios presentó a finales de enero un saldo de $961.551 millones, un 102,1% en términos nominales frente al mismo mes del año anterior. Incluso, en comparación con diciembre, el stock de deuda incluso registró una disminución del 1,3%.
“Desde el mes de mayo de 2020, no teníamos un período durante el cual las cancelaciones superaran a las colocaciones, la crisis que vive la industria automovilística impacta de lleno también en el financiamiento. La falta de recursos del público también mantiene estancado el mercado prendario de los vehículos usados”, explicaron.
Por último, los préstamos comerciales tuvieron un stock de cartera de $6.656.037 millones, una suba del 5,9% frente a diciembre y de 159,9% en comparación con enero 2023. “Esta línea de créditos es, por poco, la más importante y una de las que menos ha crecido nominalmente, con lo cual pierde importancia relativa mes a mes. El ajuste que realiza el sector privado, repercute en disminución de los préstamos solicitados”, concluyó Barbero.