El periodista especializado en economía, Fernando Meaños, informó al respecto de la incertidumbre que atraviesan los comerciantes de cara a la economía posterior a las elecciones del domingo, en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Economía paralizada, nada tiene precio.
Se dice que la incertidumbre es aún peor que las crisis, porque uno en las crisis, por lo menos, uno sabe qué decisiones hay que tomar y qué remedios debe aplicar.
En cambio, con las pocas certezas, lo único que se puede hacer esperar a ver cómo se definen las cosas.
En eso están los inversores, las empresas y los comerciantes de todos los tamaños y en todos los sectores.
La frase de “no hay precios” se reitera en forma constante.
Esto quiere decir que aquel que tenga un insumo dolarizado o que dependa del dólar, ya sea del oficial o paralelo, para la formación de alguna clase de precios, hoy no sabe qué hacer.
Porque, si bien hay un congelamiento del mercado del blue, que este miércoles se paralizó prácticamente y no tuvo operaciones, nadie sabe qué puede pasar a partir del lunes, y mucho menos más allá del este día dependiendo del resultado electoral.
Algunas entidades, como la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (FECOBA), dijeron que realmente se está en una situación critica, porque no hay precios de referencia ni valores de reposición de mercadería.
Es decir, el comerciante no sabe qué valor le cobrará al consumir, porque desconoce a cuánto tiene que reponer ese mismo producto para seguir vendiendo y tampoco hay acceso normal a insumos importados, lo cual obliga a reducir las ventas a su mínima expresión.
La escena se repite en un montón de sectores y también por el lado de los consumidores.
Hay algunos que se sobrestockean, pensando en que puede haber aumentos de precios muy fuertes y, por el otro, hay también quienes deciden esperar y no hacer nada hasta que haya claridad a nivel de precios.
La economía paralizada, este escenario en el que todos los agentes económicos están a a la espera de las decisiones que vendrán desde el campo político se reitera en un montón de sectores.
Por ejemplo, en el lado del campo.
En este momento, todo lo que tiene que ver con la liquidación de exportaciones virtualmente está paralizado, los exportadores liquidan lo mínimo e indispensable para cubrir los gastos inmediatos.
A pesar de existe un dólar soja que les da algunos beneficios, nadie quiere jugarse a vender la mercadería y que en pocas semanas haya un tipo de cambio mucho más alto.
O sea, todo se mantiene en una situación de parálisis absoluta donde no hay precios ni decisiones, y hay una tendencia a esperar algunas resoluciones que podrían no llegar el lunes, si es que el proceso electoral se extienden y, como la mayoría de las encuestadoras preveen una segunda vuelta, las decisiones se postergan.
La propuesta más disruptiva económicamente es la de Javier Milei. Es decir, hay espera a ver qué pasará con todo el movimiento financiero si se imponen sus medidas, o si le va muy bien en las elecciones del domingo a un sector político que dice que hay que dolarizar y prácticamente hacer desaparecer el peso.
Se podrían repetir muchos casos porque aparecen todo el tiempo en el comercio de los sectores disímiles, desde los bienes durables hasta los artículos de la canasta básica.
Las Cámaras de transporte de larga distancia dijeron que no están vendiendo pasajes de más allá del 30 de noviembre.
Por lo tanto, si hoy una persona quiere asegurarse sus pasajes desde Buenos Aires para, por ejemplo, viajar a Bariloche o Mendoza en micro hoy, no consigue más allá del 30 de noviembre, porque las empresas desconocen el precio al que vender.
Con toda lógica manifiestan “¿cómo puedo vender hoy un pasaje para diciembre o enero si no tengo la menor idea de cuánto costará el combustible?”.
Esto genera un impacto fuerte sobre la temporada turística y causa mucha incertidumbre acerca de cómo se seguirá desarrollando.
La economía sigue en este estado de parálisis con decisiones que no se toman y una frase que se repite es que “no hay precio”.