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El abismo se acerca: el FMI exige un ajuste duro, el Gobierno se niega ¿Qué pasará con el próximo pago?

Hubo conversaciones virtuales entre el equipo de Guzmán y el staff del Fondo para acortar diferencias; las alternativas en juego para Hacienda y la Casa Rosada. El ministro reconoció en una entrevista con un diario francés que se está en la etapa crítica de la negociación.

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En medio de la escalada sin freno del dólar, el Gobierno admite que el sendero fiscal tensiona con fuerza la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le habría pedido una reducción de un punto porcentual en el déficit de las cuentas públicas este año respecto del 2021. El Gobierno mantiene la idea de una reducción “gradualista” que, afirma, no complique la recuperación económica registrada en 2021.

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Alberto Fernández

Este contrapunto se discutió esta tarde en una videconferencia entre el equipo económico y el staff del organismo multilateral. Fuentes oficiales indicaron que el Fondo habría exigido un déficit del 1,9% en 2022; 1,4% en 2023; 0,7% en 2024 y equilibrio fiscal en 2025. Por este motivo, durante este fin de semana habrá conversaciones intensas entre el equipo económico y algunos referentes del oficialismo con el staff técnico y la gerencia del organismo multilateral.

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En ese marco, todavía se cree que, pese a la precaria fragilidad, el gobierno todavía tiene herramientas para presionar a un cierre, aunque no haya acuerdo sobre la velocidad del ajuste de las cuentas fiscales con el staff, entre otras cuestiones. En el Palacio de Hacienda confirmaron que habrá conversaciones “intensas”, aunque, como es habitual, no se jugaron en cuanto a las fechas de un eventual cierre, que ven más cerca que el mercado y más lejos que algunos funcionarios de la coalición.

Así lo expresó en las últimas horas el ministro de Economía, Martín Guzmán, en una entrevista con Le Figaró: “La diferencia que tenemos con el FMI es la velocidad de consolidación fiscal y las combinaciones entre gastos e ingresos. No queremos penalizar la demanda cuando la economía se está recuperando”. El ministro dijo que la negociación estaba en una etapa crítica, por la fecha de los próximos vencimientos que el país no puede pagar.

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el ministro de economía, martín guzmán
Ministro de Economía, Martín Guzmán

Por esta razón, el ministro planteó en una conversación virtual con funcionarios del Fondo este viernes que el déficit del 2022 no debería ser mucho menor que el 2,9% del 2021, informado horas atrás. “Redujimos fuertemente nuestro déficit primario (excluyendo los pagos de intereses de la deuda), del 6,4% del PIB en 2020 al 3% del PIB en 2021″, destacó el titular del Palacio de Hacienda.

“Una reducción de 3,5 puntos en un año con un crecimiento del 10%. Si continuáramos en la trayectoria pronosticada por el FMI, se socavaría el crecimiento y el éxito del programa de apoyo”, señaló Guzmán. El Gobierno quiere que este año y el próximo el ajuste -verificado, por ejemplo, en las jubilaciones- se mantenga en un sendero “gradualista” y que en 2024 el próximo presidente sea el que lo acelere.

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“No hay apuro, los pagos recién empezarían en 2025, no se entiende por qué quieren algo más duro”, comentó una fuente en este sentido. Pero el staff no está convencido, porque cree que los desequilibrios económicos locales son demasiado grandes y que merecen una terapia más intensiva, para reducir la inflación y la creciente brecha cambiaria, entre otros problemas.

Ante este punto de discordia -supervisado personalmente por la directora gerente, Kristalina Georgieva– algunos funcionarios creen que no sería una mala idea plantear una postergación del pago del vencimiento por USD 1000 millones que está previsto realizar el 28 de este mes.

Si se concretara esta advertencia, el Gobierno cree que la presión “estaría del lado del staff, que tendría que explicarles a sus accionistas por qué un país no paga mientras negocia”, aunque, a la vez, se reconoce que es una jugada riesgosa por la falta de confianza reflejada en la cotización del dólar y en el riesgo país, entre otras variables.

Si el país no pagara en término, comenzaría a correr el plazo de seis meses hasta que el Fondo lo declarara formalmente en default; la ventaja de este delicado movimiento, afirman en Buenos Aires, es que “una vez que haya arreglo, habrá más dólares”. Pero este razonamiento no toma en cuenta lo que podría pasar eventualmente con las reservas del Banco Central en las próximas semanas en un escenario de mayor tensión en la negociación.

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