Todo empieza por el olor. En el olor del café comienza una relación adictiva. Bien lo sabía el colombiano Gabriel García Márquez, cuando en “El coronel no tiene quien le escriba” se lee la siguiente introducción: “el coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita”. Se trata, indudablemente, de una de las bebidas más consumidas en muchísimos países; forma parte del día a día de millones de personas. Sin embargo, así como cosecha fieles cosecha detractores.
Entonces, ¿el café tiene beneficios? ¿Cuáles? ¿Y sus contraindicaciones? ¿Es cierto que mejora la concentración? En el Día Internacional del Café -que se celebra cada 1 de octubre- develamos algunos de esos interrogantes. Con respecto a la última pregunta, la universidad estadounidense Johns Hopkins, actualmente de moda por su actualización al instante de los datos del coronavirus en todo el mundo- ha realizado una investigación que ha determinado que después de la administración de una dosis de cafeína, las personas son capaces de retener mejor la información durante un período de tiempo determinado.
No obstante y aunque eso estudio ha comprobado que mejora la memoria y ayuda a mantenerse despierto, se desaconseja beberlo con el estómago vacío, pues algunos de sus componentes pueden lograr que se dispare la producción de ácidos estomacales, enseñan los catedráticos de Baltimore, en Maryland.
Con respecto a los beneficios, aquí va otra buena respuesta: tu taza de café de la mañana puede estar relacionada con un menor riesgo de morir, de acuerdo a un trabajo publicado en The Annals of Internal Medicine. Según este ensayo, quienes bebían de 1,5 a 3,5 tazas de café al día tenían hasta un 30 % menos probabilidades de morir durante el período de estudio que quienes no bebían. Pero, ¿por qué? La respuesta puede estar en las propiedades antioxidantes de los granos, que logran prevenir o retrasar el daño celular. Estudios anteriores han asociado el consumo de café con un menor riesgo de enfermedad de Parkinson; enfermedades cardíacas; diabetes tipo 2; cáncer de hígado y próstata.
Los investigadores analizaron los datos de consumo, información demográfica y estilo de vida de más de 170.000 ciudadanos del Reino Unido durante siete años.
De hecho, las únicas dos bebidas (además del agua) que la universidad de Harvard considera saludables son el café y el té. Guauuuu. ¿Será para tanto? “El café es rico en antioxidantes; esto quiere decir que tiene nutrientes que ayudan a reducir el envejecimiento. Sin embargo, es importante que aclaremos que ningún alimento es mágico. Ninguno es bueno en sí mismo. La alimentación saludable está compuesta por el balance del conjunto de todos los alimentos incorporados al cuerpo. Y a éstos se les deben sumar los hábitos saludables, como el descanso, el movimiento adecuado y las buenas relaciones”, contesta el nutricionista Guillermo Omar.
– ¿Cuánto café podemos tomar por día?
– El café no es energizante, sino estimulante. En otras palabras, no aporta energía significativa; más bien genera activación en el sistema nervioso. Es por ello que el consumo excesivo puede conllevar dificultades a la hora de dormir. Las personas ansiosas deberían reducir el café o eliminarlo, ya que les intensifica su ansiedad. Para los deportistas, en cambio, es adecuado porque mejora la atención y el rendimiento. El consumo máximo recomendado es menos de dos tazas diarias, aunque depende de la concentración. No es lo mismo un café soluble a un café filtrado. El primero está más procesado y genera más ansiedad.
A mediados de junio, en este diario se publicó una nota con el barista tucumano José Sabate donde explicaba que el consumo de café en el hogar se ha vuelto cada vez más profesional. Así como también en los bares los clientes tienen exigencias precisas acerca de cómo beberlo. También Janusz Carrer, encargado de un bar de Barrio Norte y barista internacional, admitía que en los últimos dos años la cafetería ha cambiado gracias a un público más demandante.
Pero desde hace un lustro aproximadamente, el Día Internacional del Café ha girado entorno a los problemas que están enfrentando los productores de todo el mundo. Se cree que las regiones aptas para sembrar cafetales se podrían reducir hasta un 50 % a nivel global en los próximos 30 años debido al cambio climático. Estos granos solamente se pueden producir en una franja particular del planeta, entre los trópicos y a determinadas alturas sobre el nivel del mar. Por ello, los grandes productores mundiales (Brasil, Vietnam, Colombia e Indonesia) se preguntan si podrán sostener sus plantaciones.