“El barrio está peor que nunca. Si no vienen los policías todos los días buscando a los ‘gatos’, ellos se agarran a los tiros. Estamos hartos. Acá también vive gente trabajadora”, comentó Luis Peralta, obrero de la construcción al observar espantado que en el Juan XXIII (“La Bombilla”) se había producido un homicidio ayer a la madrugada.
Un grupo de amigos se encontraba consumiendo bebidas alcohólicas en la esquina de Uruguay y Thames. Cerca de las 4 se produjo una discusión. Juan “Quito” Herrera, de 58 años, se presentó en el lugar. Realizó varios disparos e hirió mortalmente a Jonathan Miranda (24). El joven perdió la vida.
“No sabemos bien qué pasó. Algunos dicen que el hombre se enojó porque estaban consumiendo de todo y no lo dejaban dormir. Otros dicen que tenían problemas desde hace mucho por algo sucio. Pero lo cierto es que lo mataron y ahí se armó el lío”, agregó Peralta que prefirió no aportar más detalles.
El lío al que se refirió Peralta no es otra cosa más que la venganza que se cobraron los parientes y allegados a la víctima. Según confirmaron fuentes policiales , al poco tiempo de haberse producido el hecho, un grupo de personas se presentó en la casa del supuesto homicida.
Lo golpearon hasta quebrarlo, hirieron de un balazo en la mano a una de sus hijas y le incendiaron la casa. Fue necesaria la presencia de un cuerpo de infantería y de Bomberos para apaciguar los ánimos.
En “La Bombilla” se había vivido un día violento. Cerca del mediodía, personal de la división Robos y Hurtos descubrió que un joven le había arrebatado la cartera a una mujer. Los efectivos lo persiguieron y, cuando estaban por detenerlo, el sospechoso extrajo un arma e intentó disparar contra los pesquisas. Lograron reducirlo al dispararle con una escopeta con postas de goma. El acusado, después de ser atendido por las heridas que sufrió en sus glúteos, quedó a disposición de la Justicia.
Los vecinos aseguraron a LA GACETA que todo cambió desde el crimen de Carlos Fabersani, el joven que murió al recibir un ladrillazo cuando le intentaron robar la moto en avenida Ejército del Norte y Uruguay, a tres cuadras donde se produjo el crimen ayer. “La policía comenzó a recorrer las calles y anda buscando a los que roban. Me parece bien porque están destruyendo el barrio. Hay muchos vecinos que tienen que mentir dónde viven, ya que la gente no les da trabajo”, comentó Jessica Medina, empleada doméstica.
El comisario Jorge Dip, jefe de la ex Brigada de Investigaciones, confirmó los dichos de la mujer. “Se están haciendo recorridos permanente en ese y otros barrios de la zona. Hemos tenido buenos resultados porque se secuestraron casi 10 motos robadas y aprehendidos por cometer arrebatos. Vamos a seguir con esta tarea”, agregó.
“No tenemos problemas que los policías recorran las calles, queremos que lo hagan siempre y no sólo cuando pase algo malo. Pero necesitamos otro tipo de ayuda, especialmente que se saque de la droga a los chicos. Por esa basura andan robando todo el día cualquier cosa”, dijo Mariel Ramírez.
“Pensábamos que con el Cepla se aplacarían un poco las cosas, pero no fue así. Los chicos no tienen voluntad de hacer el tratamiento”, destacó.
Juan Melián es más pesimista. “Esto es sólo un anticipo de que las cosas se pueden poner muy feas en el barrio. La gente está muy cansada de la plaga esta de juventud que lo único que hace es consumir drogas y tomar. No respetan nada, ni siquiera a los mismos vecinos”, destacó.