A punto de cumplir 10 años y, en total estado de parálisis en su construcción, va camino a convertirse en un “elefante blanco” de la turística Tafí del Valle. El edificio, ubicado sobre la avenida Gobernador Miguel Critto, a 200 metros del cruce con la ruta provincial 307, es más alto de lo que se permite construir en la villa veraniega. Justamente, esa violación a las normas de planeamiento municipales había desatado una fuerte polémica en 2010, cuando el entonces gobernador, José Alperovich, ordenó que se habilitara la construcción del hotel. Sin embargo, el entonces intendente de Tafí del Valle, Jorge Yapura Astorga, le puso un freno. En ese momento estalló la controversia institucional.
Un tire y afloje entre Alperovich y Yapura Astorga siguió adelante, mientras la construcción del hotel estaba paralizada. Ahora, a punto de cumplir una década, el edificio está hueco y abandonado. Para colmo, el flamante intendente tafinisto, Francisco Caliva, dijo que no sabe qué hacer con ese tema. El jefe municipal se justificó al decir que debe consultar la cuestión jurídica del caso. Ante esta realidad, lo concreto es que el edificio provoca las reacciones de los lugareños y veraneantes que visitan la villa turística por el aspecto que da como una estructura abandonada en medio de un paisaje majestuoso.
¿Cuándo fue clausurado?
El hotel fue edificado por Luis Zermoglio (todavía no concluyó la construcción). El entonces intendente Yapura Astorga no le había temblado la mano para ordenar la clausura de la obra, medida que fue ejecutada en la segunda semana de enero de 2012.
“Transgrede todas las ordenanzas. Los dueños se largaron a edificar sin presentar ningún tipo de carpeta. ¿Quién sabe cómo fue construido?”, había dicho Yapura Astorga en aquel momento. Sin embargo, el conflicto empezó dos antes, en 2010, cuando el entonces gobernador Alperovich pasó por encima del Ejecutivo y el Concejo Deliberante tafinistos para ordenar que lo habiliten pese a que su altura superaba los 6,10 metros permitidos en el Código de Edificación.
El hotel fue proyectado para 50 habitaciones. “Descubrimos que quien se presenta como dueño del hotel no es el mismo dueño del terreno”, añadió con indignación Yapura Astorga. Indignado mostró que en el Registro Inmobiliario constaba que el solar había sido anotado a nombre de Dolores Martínez de Chenaut y otros. “La clausura no es un capricho del intendente. Todo es muy irregular en este caso”, había advertido Yapura Astorga.
¿Quién ordenó la construcción?
El hotel de Zermoglio, empresario vinculado a políticos oficialistas que en San Miguel de Tucumán administra el hotel Embajador, fue el primer nombre que apareció vinculado a la construcción del edificio.
La obra fue una herencia que dejó la gestión de Carlos Rodríguez, que gobernó en Tafí del Valle entre 1995 y 1999, y desde 2003 hasta 2011. Yapura Astorga sucedió a Rodríguez en el cargo y fue muy crítico con su antecesor. “Muchos creyeron que podían limpiarse el traste con la Municipalidad”. “Eso se acabó -había señalado-; no me cabe la menor duda de que hay que demoler y, si es preciso, voy a ir con este tema del hotel hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, había alertado.
¿Qué pasará en el futuro?
El futuro del emprendimiento es un interrogante. Aquella vez fue un escándalo que llegó a oídos de los entonces funcionarios del área de Turismo, tanto a nivel provincial como nacional. Enrique Meyer, entonces ministro de Turismo de la Nación, y que, al igual que a comienzos de 2010, Bernardo Racedo Aragón, titular del Ente Tucumán Turismo, apoyaron la postura de entonces del gobernador a favor de la continuidad de la construcción.
Aquella vez, el presidente del Concejo Deliberante era Cristian Francisco Caliva (que ahora es intendente). El propio Caliva había sido muy crítico respecto de la obra y respaldó la clausura dispuesta por el Departamento Ejecutivo Municipal. “Si el hotel hubiese estado terminado cuando asumió la nueva gestión, habría sido más difícil impedir que este funcione. Pero no podemos dejar que se cree un antecedente para el futuro. ¿Qué les decimos a los próximos que quieran construir fuera de la normativa?”, se preguntó.
¿Cuándo se ordenó la demolición?
El Código de Edificación de Tafí del Valle fue elaborado por el arquitecto Osvaldo Merlini en 1990. Allí se estableció, en forma terminante, respecto de la altura máxima permitida para las construcciones en Tafí del Valle.
El 21 de diciembre de 2012 se acabaron las prórrogas, las oportunidades y los pedidos de revisión en sede administrativa. Ese día, se estableció que la obra del “Embajador del Tafí”, el hotel más grande de la primera villa turística tucumana, debía ser demolida. Fue la última palabra de Yapura Astorga sobre el caso. El Decreto 226/12 declaró inadmisible el recurso jerárquico interpuesto por Luis Jesús Zermoglio, dueño del establecimiento. El documento también fue firmado por Félix Martín Astorga, secretario municipal de Obras y Servicios Públicos, y primo hermano del ex jefe municipal.
El intendente le había concedido seis meses a Zermoglio para que cumpliera las exigencias municipales (básicamente, la entrega de información sobre el proyecto y la adecuación de este a la altura máxima permitida -6,5 metros-). “De los planos de frente y corte surge en escala una altura de 9,40 metros. (Los propietarios) denominan planta de subsuelo al sector que, en realidad, es planta baja. Subsuelo es todo aquello que se encuentra debajo del suelo. ¿Cómo puede entenderse como subsuelo una planta que contiene 21 ventanas con antepecho a 90 centímetros del piso?”, se cuestionó en el dictamen del titular de Obras y Servicios Públicos.
¿Qué hizo la empresa en su momento?
Ni la empresa que hizo la inversión ni el Gobierno, que ya dio el visto bueno al proyecto y apuesta a su concreción como uno de los pilares turísticos en Tafí del Valle, estuvieron dispuestos a aceptar la decisión del intendente Yapura Astorga, de demoler de la obra.
Según pudo averiguar LA GACETA, la firma anunció que presentaría un recurso de reconsideración contra la resolución rubricada por los funcionarios Félix Martín Astorga, secretario de Obras y Servicios Públicos, y Jorge Fanjul, director de Catastro y Edificación Privada. Según la medida, el “solicitante infractor”, Luis Jesús Zermoglio, debe proceder a la demolición de la obra emplazada en un terreno de la avenida Miguel Critto, a 200 metros del cruce con la ruta provincial 307, en un plazo de 30 días (ya habían comenzado a correr).
¿Cómo reaccionó la dueña?
Un año después de la orden de demolición, la empresaria Emilia “Lita” Gómez de Zermoglio, definió el caso como “la novela del verano”. En aquel momento, la dueña del hotel recordó que en enero de 2008 obtuvo un permiso para construir y que fue suspendido nueve meses después, durante la gestión del ex intendente Rodríguez. Luego, rechazó que la estructura supere la altura máxima, y dijo que no accederá a adecuar la obra porque se trata de “un capricho”.
La empresaria prometió que iba a ir “por todo” en la Justicia para defender el emprendimiento hotelero. Una semana después, el 16 de enero de 2013, Sergio Gandur, camarista de turno, de la Sala III de la Cámara en lo Contencioso Administrativo, concedió una medida cautelar favorable a la empresaria Zermoglio. Además, la Justicia habilitó la feria para tratar el pedido de los propietarios del Embajador del Tafí.
Desde aquella vez, nada ha cambiado. El edificio sigue tal como quedó: vacío. Hoy, al ser consultado por LA GACETA, el intendente Caliva dijo que debía averiguar la situación jurídica del caso. Después pidió al personal de Asesoría Letrada del municipio que averigue cómo está la causa en tribunales. Los abogados Pedro Paz Bulacio y María Esther Villagra le informaron al intendente que hay una cautelar en la Justicia que impide la demolición. En este sentido, Caliva dijo que convocará a una reunión entre los representantes legales de la familia Zermoglio y los asesores letrados del municipio para acercar posiciones y ver cómo sigue el tema.
Una década después, el polémico hotel “Embajador del Tafí”, que sigue inconcluso ¿volverá a ser una “novela del verano”?