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El Gobierno busca hasta debajo de las piedras para hallar dólares

Se demora el posible acuerdo con el FMI y reaparece el fantasma del default. La caída del precio de los bonos es un termómetro de la incertidumbre.

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Dólar; dólares; billetes; dólar oficial; dólar Blue | Shutterstock - Shutterstock
Descacharreo

La indefinición en la negociación entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional pone a la economía argentina en un momento crítico. El país no sabe cómo hará el Gobierno para hacer frente a los compromisos de corto plazo y el deterioro de la confianza en el crédito público parece no tener límite.

En otras palabras, es creciente la expectativa, a partir de las señales emitidas por el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, de que la Argentina podría ir al default por la deuda con el FMI. Hay dos indicadores -dejando de lado las señales contradictorias del malabarismo político- sobre el momento crítico en materia financiera que enfrenta la Argentina.

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La semana pasada el Gobierno le pagó USD 693 millones a los bonistas que entraron en el canje de deuda que encargó Martín Guzmán. Una respuesta tradicional en estos casos es que los bonos después suban de precio, ya que el Gobierno demostró su vocación de pago y cumplimiento de la deuda.

En este caso los bonos argentinos siguieron su violenta baja que ya supera 40% desde que el ministro lo cerró considerándolo exitoso. Los precios están por el piso con el agravante de que, a diferencia de otras oportunidades, no hay compradores dispuestos a asumir el riesgo ni aún a precio de regalo.

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El golpe al crédito público que está provocando la demora en llegar a un acuerdo con el FMI se refleja en que la tasa de riesgo país, un indicador de la confianza financiera de la nación, estaba en 1.650 puntos cuando Guzmán informó ante gobernadores oficialistas de las diferencias con el FMI sobre “el sendero fiscal” y siguió subiendo hasta los 1.900 puntos.

Según dejaron trascender algunos funcionarios, la diferencia sobre “el sendero fiscal” es que el Fondo pretende equilibrio de las cuentas públicas en 2024 y Guzmán-Cristina Kirchner quieren que el cierre del déficit sea en 2027 y sin tener que bajar el desequilibrio a 1% del PBI (del 3% y algo que rondaría actualmente) el año próximo, cuando habrá elecciones presidenciales.

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Dejando de lado la cuestión fiscal, el núcleo del problema sigue siendo la manera en que la Argentina podrá conseguir financiamiento sin plata del FMI. El punto crítico es que, después de pagarles a los bonistas, las reservas netas del Banco Central quedaron en USD 1.685 millones, el nivel más bajo desde mayo de 2016 según un informe de la consultora EcoGo.

Este mes hay que pagarle otros USD 731 millones al FMI, con lo que el nivel de reservas netas quebraría los USD 1.000 millones a menos que, como rezan en el Banco Central, la lluvia de las últimas horas anime a los exportadores de trigo a liquidar algunos dólares más. Al igual que los operadores del mercado, en el Central consideran que, a esta altura, lo único capaz de mover las expectativas negativas es un acuerdo con el Fondo en base a un plan que marque algún “sendero” de recuperación de las reservas.

En la matriz del Gobierno está la idea de aumentar las exportaciones para generar una fuerte transferencia de ingresos a los que tengan posibilidades de importar a precio de dólar oficial retrasado. Pero la inflación “núcleo” de diciembre con una suba de 4,4% en diciembre y 54,9% en un año le puso paños fríos a la decisión del Banco Central de hacer avanzar más rápido al dólar oficial a pesar de que en los últimos días subió de 1% a 2,5%.

Entre un poco más de devaluación y alguna lluvia más para aliviar la sequía (todo provisional y atado con alambre), el Gobierno espera encontrar algo de oxígeno cambiario para enfrentar una situación crítica por la escasez de divisas y ante un panorama internacional que se complica aceleradamente por la tensión entre Rusia y Estados Unidos por la crisis en torno a Ucrania.

Con las cuentas como están y ante la posibilidad de que no haya acuerdo con el FMI para refinanciar la deuda, el panorama para las importaciones se pone más negro. Los importadores, y como era lógico ante el retraso real del dólar que resultó de entre 13 y 17 por ciento, intentaron adelantar sus compras.

Aumentar los stocks fue el camino más transitado por las empresas que aumentaron sus ingresos en pesos, pero, en muchos casos, ni pudieron pagar sus deudas con el exterior ni girar utilidades en el caso de las multinacionales. Además de la incertidumbre sobre si el oficialismo llegará a un acuerdo con el FMI, está la certeza de que la Argentina necesitará más dólares para intentar transformar la reactivación en crecimiento.

Y sobre eso hay aún más dudas sobre el resultado para este 2022 que comienza. Pero hay un dato relevante: parte de la demora en el acuerdo con el FMI sería por tener que pagar intereses adicionales anuales de USD 1.250 millones. ¿Justificará ese monto el golpe que están teniendo los activos argentinos?

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