El Gobierno no logra salir de la encerrona sanitaria de la pandemia y extiende la cuarentena. Lo mismo ocurre con el laberinto del pago de la deuda a los acreedores privados. En ese sentido, la incertidumbre económica en la que se sumerge el mercado productivo interno no impide que el Estado prorrogue por quinta vez el plazo establecido para poder lograr obtener un entendimiento con los acreedores internacionales.
Y es que se trata de una reestructuración por USD $65.000 millones en deuda soberana. Y es que, una vez más, la dura posición de los bonistas hace juego con la impericia del equipo económico argentino a la hora de cerrar un acuerdo y otorgarle algo de certidumbre al alicaído y recesivo escenario económico local. Esta decisión la tomó el Gobierno luego de que las negociaciones entre las partes llegaron a un punto muerto esta semana.
Además, todavía resta definir la nueva fecha límite para que, tanto el Gobierno como los acreedores logren un entendimiento. Para colmo de males, esta fue una semana de tensión entre las partes, la cual creció debido a una falta de acuerdo. Y es que los grupos de acreedores exigen que el país mejore todavía más su oferta, mientras que la postura del Estado es que no puede seguir cediendo después de elevar su oferta a alrededor de 50 centavos por dólar.
Porque, además, ya agregó como carnada un atractivo adicional vinculado a sus exportaciones. En este marco, el viernes Morgan Stanley emitió un reporte en el que da cuenta de esto. “Aunque hubiera sido mejor que las negociaciones continuaran con declaraciones más constructivas, esta no es la primera vez que la reestructuración parece estar en un punto muerto”, especificó el comunicado dado a conocer.
Asimismo, el famoso banco de inversión advirtió que “con una diferencia de menos de 8 puntos, no beneficiaría a ninguna de las partes irse por completo de las negociaciones”. El optimismo pasa por una evaluación que confía en que finalmente se alcanzará un acuerdo durante el transcurso del tercer trimestre del año. Las declaraciones altisonantes de Alberto Fernández no impidieron que los bonos argentinos subieron el viernes en promedio alrededor de 0,9%. “Las negociaciones con los acreedores avanzan y tenemos la confianza de encontrar un punto de acuerdo”, dijo el Presidente este mediodía. “La Argentina debe dejar esta triste manía de tomar deuda que después no puede cumplir”, dijo también. El temor pasa por el hecho de que la inestabilidad de la coalición gobernante termine dinamitando los puentes de negociación necesarios en una coyuntura como esta.