
Luego de meses de puja entre el oficialismo y la oposición, la renuncia del juez Manuel García-Mansilla a la Corte Suprema de Justicia quedó formalmente aceptada hoy. El Gobierno de Javier Milei oficializó la salida del magistrado mediante la publicación del Decreto 276/2025 en el Boletín Oficial, confirmando que el máximo tribunal continuará operando con solo tres miembros.
La dimisión fue comunicada días después de que el Senado rechazara su designación en medio de una sesión cargada de tensión. A partir de ese revés legislativo, la continuidad de García-Mansilla quedó en sus propias manos, y el pasado lunes 7 de abril decidió dar un paso al costado.
La administración nacional, que había impulsado su incorporación en comisión a finales de febrero, sufrió así un revés político significativo. El Senado también rechazó la postulación de Ariel Lijo, lo que mantuvo vacantes dos de los cinco cargos del alto tribunal. La Corte Suprema quedó compuesta por solo tres jueces (el presidente Horacio Rosatti, el vicepresidente Carlos Rosenkrantz y el ministro Ricardo Lorenzetti), número mínimo para dictar sentencias, pero que exige fallos unánimes. Ante la falta de consenso, se debe recurrir a conjueces o a los titulares de las cámaras federales.
Durante su breve paso por el tribunal, que se extendió por apenas 39 días, García-Mansilla suscribió 214 resoluciones judiciales, 50 de ellas firmadas en su último día como miembro activo del cuerpo, cuando aún se discutía su futuro en el Congreso.
El decreto que oficializa la aceptación de su renuncia lleva las firmas del presidente Milei y del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona.
¿Cuáles fueron los motivos de la renuncia de García-Mansilla a la Corte Suprema?
En la carta que presentó al Ejecutivo, García-Mansilla justificó su decisión inicial de aceptar el cargo en comisión al considerar que “la falta de integración de la Corte Suprema era un grave problema institucional que requería una solución urgente”. Según explicó, desde el 29 de diciembre de 2024 el máximo tribunal funcionaba con tres jueces debido a dos vacantes, una de las cuales llevaba más de tres años sin cubrir.
“Es francamente sorprendente que, a pesar de la importancia y del peso que tiene cada juez en un tribunal con una integración tan reducida, se hubiera naturalizado la existencia de una vacante sin cubrir durante un lapso tan prolongado”, manifestó el magistrado. Y añadió: “A esa anomalía institucional se le había sumado una nueva vacante, que agravó aún más la situación y que, incuestionablemente, requería también ser cubierta sin dilaciones”.
En ese contexto, García-Mansilla consideró que debía asumir la responsabilidad de colaborar con una solución inmediata. “Mantener un tribunal incompleto, con un riesgo evidente de parálisis, habría sido rehuir de lo que considero una obligación para cualquier abogado”, escribió.
Ante los cuestionamientos que generó su aceptación al nombramiento presidencial, el académico aclaró que “nunca afirmé que no aceptaría en ningún caso, o bajo ningún punto de vista, un nombramiento en comisión como juez de la Corte”.