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El Gobierno ratificó el acuerdo con China por la estación espacial en Neuquén

Por pedido de Xi Jinping. En el Boletín Oficial de ayer se promulgó el tratado aprobado por el Congreso en la gestión de Cristina Kirchner. El hecho se da justo cuando Beijing giró USD 18.000 millones en swaps al Banco Central

Alberto Fernández y Xi Jinping (Shutterstock)
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El Gobierno acaba de promulgar la ley que en 2015 habilitó la instalación de una estación espacial de Beijing en Neuquén y que está manejada por la agencia China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC) que depende del Ejército Popular chino.

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Por pedido expreso de la administración de Xi Jinping, el presidente Alberto Fernández publicó ayer en el Boletín Oficial la resolución 30917/20 que estableció la ratificación del Tratado Internacional sellado durante el gobierno de Cristina Kirchner para instalar la polémica base de avistaje lunar chino que especialistas norteamericanos y de la Unión Europea aseguran que podría tener un uso dual: es decir, la exploración de uso pacífico al espacio y al mismo tiempo la eventual intercepción de satélites.

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La promulgación de la ley aprobada en febrero del 2015 resulta llamativa no sólo porque se da casi con cinco años de demora sino porque fue publicada la misma semana en que el Banco Central renovó el swap de monedas con el Banco Central de China por USD 18.500 millones.

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Con esa operatoria el BCRA mantiene en su poder una importante porción de sus reservas, cercana al 42%, y la Argentina ratifica a la vez el acuerdo político con China una vez cerrado el acuerdo con los bonistas de Wall Street por la deuda externa argentina.

Según señalaron anoche a Infobae altas fuentes de la Casa Rosada, la decisión de promulgar en el Boletín Oficial el acuerdo de la estación espacial con China fue por un pedido del gobierno de Xi Jinping que Alberto Fernández ordenó concretar de manera inmediata a la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra.

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La resolución del Boletín Oficial sólo contempla la ratificación del acuerdo con China y establece el anexo de las 15 páginas que contemplaba el acuerdo de ambos países que aprobó el Congreso en 2015.

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En su momento el tratamiento de esa ley desató una fuerte queja de la oposición porque el tratado le otorga a China una concesión de 200 hectáreas en la localidad neuquina de Bajada del Agrio, con una exención impositiva por 50 años, sólo le permite a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) el uso de la antena espacial una hora y 40 minutos diarios y el personal que maneja esa base es totalmente chino. No sólo eso, sino que dependen del Ejército Popular de China.

La decisión de Alberto Fernández de continuar el proyecto espacial de China en Neuquén no es novedosa. El ministro de Ciencia y Tecnología, Roberto Salvarezza, confirmó a Infobae en febrero de este año que “el acuerdo firmado entre Argentina y China en 2014, y refrendado por el Congreso en 2015, sigue vigente”.

Nuevos Pozos

No solo esto. El ministro que tiene bajo su órbita a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) explicó que no estaba previsto ningún cambio en el programa con respecto al año pasado ya que “las actividades han seguido su curso de acuerdo a como se planificaron y en concordancia con los acuerdos firmados entre ambos países para el de la Estación”.En el Boletín Oficial de ayer se promulgó el tratado aprobado por el Congreso en la gestión de Cristina Kirchner. (Télam)En el Boletín Oficial de ayer se promulgó el tratado aprobado por el Congreso en la gestión de Cristina Kirchner. (Télam)

Detalles del acuerdo

La promulgación a destiempo de la ley podría responder a dos cuestiones elementales: un olvido propio de la dirigencia política argentina o bien la decisión de China de añadir en adelante algún otro componente técnico en la estación espacial que están previstos en el tratado.

Por ejemplo, el artículo II del Tratado bilateral prevé, entre otras cosas, que “las Partes alientan la cooperación para el desarrollo conjunto de vehículos espaciales; instrumentos para uso espacial; infraestructura terrestre para la investigación y el desarrollo de vehículos espaciales; la construcción y operación de estaciones terrestres para la recepción, seguimiento, telemetría y control de vehículos espaciales y los servicios de lanzamiento, seguimiento y control para satélites, asi como gestión y desarrollo de tareas en órbita”.

Y el punto 7 de de ese mismo artículo sostienen: que será viable “la cooperación en aplicaciones de satélites de telecomunicaciones, de navegación y de teleobservación”.

Anoche en la Casa Rosada aseguraban que se promulgó la ley en el Boletín Oficial por el descuido de las gestiones anteriores de Cristina Kirchner o de Mauricio Macri de ratificar por el Poder Ejecutivo la norma aprobada en el Congreso y que no hay nada extraño en eso. Aunque las fuentes consultadas admitieron que se trató de un pedido expreso de China.

Durante el gobierno de Mauricio Macri se continuó con el acuerdo sellado con China aunque se agregó un anexo para especificar que la estación espacial de Neuquén sea para uso pacífico y no militar. El ex ministro de Ciencia y Tecnología Lino Barañao amagó con dar mayor transparencia a las actividades que los técnicos chinos realizan en Bajada del Agrio y que se desconoce en detalle. Se evaluó enviar a la base de Neuquén a un grupo de legisladores, técnicos de universidades y periodistas para inspeccionar la estación de China pero nunca se logró concretar esa idea.

El Ministerio que conduce Salvarezza ratificó también ante Infobae un informe técnico que elevó la CONAE que sostiene que la base de Neuquén “tiene por objetivo el apoyo al Programa chino de Exploración de la Luna” y se encuentra en operación desde el mes de abril de 2018. Habrá que evaluar si legalmente correspondía ejecutar estas operaciones sin haber estado promulgada aun la ley.

El mismo informe al que accedió Infobae sostiene que la estación de Neuquén es una de las tres bases en el mundo (junto a otras dos que están en China) dedicadas exclusivamente a dar soporte terrestre a la misión Chang’e 4, que descendió en la cara oculta de la Luna.

Para el Gobierno brindar apoyo a la instalación de esa estación espacial en nuestro país “conlleva el beneficio de su uso por parte de nuestra comunidad científica para proyectos nacionales y/o en cooperación internacional, y ha abierto camino para nuevos proyectos espaciales a los que se sumará la Argentina”.

Según el informe de la CONAE este beneficio se orienta en dos direcciones: el uso para observación radioastronómica y para Telemetría, Telecomando y Control (TT&C) de misiones interplanetarias al espacio profundo.

También se aclaró que desde la puesta en marcha de su funcionamiento la base China en Neuquén “ya comenzó a realizar observaciones radioastronómicas por parte de investigadores argentinos, con el objeto de acercar esta tecnología de punta a la comunidad científica local y crear capacidades nacionales para su aplicación”.El hecho se da justo cuando Beijing giró USD 18.000 en swaps al Banco Central (Télam)El hecho se da justo cuando Beijing giró USD 18.000 en swaps al Banco Central (Télam)

Las objeciones

La CONAE compara las actividades de la estación de China en Neuquén con la antena Deep Space 3 de la Agencia Espacial Europea en Malargüe, Mendoza. Sin embargo, los técnicos de Estados Unidos y Europa aclaran que esa estación espacial de la Unión Europea responde a una agencia civil y no al ejército como en el caso de China.

Según dijo el Gobierno, en la estación de Bajada del Agrio hay personal de CONAE instalado permanentemente en el sitio y personal de esa Comisión concurre periódicamente a la Estación. También señalaron que “la CONAE es una entidad certificante ante la AFIP para la adquisición e importación de bienes y servicios por parte de CLTC, el organismo encargado de la red de estaciones terrenas de China, que opera la Estación”. Y aclararon que la cooperación de CONAE con CLTC se realiza “exclusivamente con fines pacíficos” de acuerdo con el Tratado de Naciones Unidas sobre los Principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio Ultraterrestre, incluso la Luna y otros Cuerpos Celestes (1967), del cual tanto Argentina como China son parte

El 13 de diciembre de 2018 la CONAE recibió la visita de la delegación china presidida por el Consejero Superior de la China Launch and Tracking Control General, Huang Quisheng, junto a representantes de Xi’an Satellite Control Center (XSCC), Beijing Aerospace Command Center (BACC) y Beijing Institute of Tracking and Telecommunication Technology (BITTT).

En ese encuentro los delegados chinos expresaron el agradecimiento a la CONAE por el apoyo brindado a la Estación de Neuquén. Luego la CONAE lanzó el primer “Anuncio de Oportunidad” para presentar propuestas científicas para el uso de la estación de observación del espacio profundo ubicada en cercanías de Bajada del Agrio.

Según se dijo, la iniciativa pondrá a disposición de la comunidad científica nacional la antena de 35 metros de diámetro y equipamiento asociado para proyectos de radioastronomía, geofísica, entre otras aplicaciones durante el período 2019-2021. Sin embargo, hasta ahora todo se mantiene bajo un fuerte hermetismo.

De hecho, en octubre del 2019 durante la reunión anual de la Comisión Permanente para el Desarme de la ONU se dio un cruce entre China y Estados Unidos, promovido inusitadamente por Argentina. Según consta en las actas de esa conferencia, a las que accedió este medio, y que se titulan bajo el rótulo “Prevención de una carrera de armamentos en el espacio exterior“, la delegación argentina que encabezaba el embajador Carlos Foradori planteó la necesidad de acordar un programa de prevención y limitación a las estaciones espaciales por su eventual potencial para interceptar satélites.

Los delegados de Estados Unidos y el Reino Unido sostuvieron como “amenazas” el “atasco, cegamiento, colisión como arma” de los satélites interceptados desde bases espaciales. También hubo expertos de esos países que mencionaron el uso de la “guerra electrónica”, al evaluar que los satélites pueden verse afectados en su funcionamiento por el uso de rayos láser para dañar los sensores ópticos y la posibilidad de que se usen objetos espaciales de servicio por satélite para mover o dañar objetos espaciales.

Sin embargo, tras el arduo debate en Ginebra, China y Rusia se opusieron tajantemente a la propuesta argentina de ejercer mayores controles a las estaciones de avistaje lunar en el mundo y no se pudo concretar la idea.