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El infierno que vive una tucumana por oponerse a las riñas de gallos

“Vamos a venir todos los días”, le dicen a Ivana Acevedo en la puerta de su casa. “No te vamos a dejar salir”, le avisan a Ivana Acevedo en la puerta de su casa. “Sos mujer, no entendés nada”, se le ríen a Ivana Acevedo en la puerta de su casa. VIDEO

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Galleros contra Ivana Acevedo, de la ONG Libera.
Descacharreo

Ivana habló este sábado a la noche con eltucumano después del viernes de terror y amenazas que ha sufrido y registrado en su propio hogar: “Estaba haciendo unos trámites cuando me encuentro con todo esto: todos varones, todos machos, machirulos, 60 personas violentas, todas pretendiendo amedrentarme. Son los mismos que hace cinco años fueron a mi casa a ofrecerme dinero”.

Ivana Acevedo cuenta que le duelen las cuerdas vocales: “Les he gritado que se vayan de mi casa. Los he enfrentado. Les he dicho mi nombre y cuando les he pedido el suyo nunca me lo dieron. Se escondían detrás de las banderas. Desde hace cinco años con mi ONG Libera venimos denunciando la violencia que tiene esta gente. Nos infiltramos en riñas de gallos y lo he visto todo: se emborrachan, se desconocen, pierde un gallo, se apuñalan. El otro día pasó en el sur”.

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El atentado contra su integridad física, psicológica, emocional y la invasión a su privacidad tienen un motivo para los galleros de Tucumán: “Desde 1954 están prohibidas las peleas de gallo, pero en algunas provincias se hicieron leyes inconstitucionales para permitirlas. Entre esas provincias, Santiago del Estero, La Rioja y Tucumán. Con la ONG Libera demandamos a la Provincia de Tucumán porque permitía las riñas, ganamos con una sentencia de cámara donde se prohibía en todo el territorio tucumano, pero lo mismo siguieron haciéndose riñas. Las clausuramos, nos amenazaron, y ahora están sacados porque está por quedar firme la sentencia”.

Tras clausurar gallódromos en el Timbó Viejo y Los Ralos, las riñas clandestinas de Tucumán se realizan en casas de familia, en casas de campo, y algunas en pleno San Miguel de Tucumán. Más allá de mensajes intimidantes, la situación que sufrió Ivana anoche fue gravísima: “La Policía no llegaba a defendernos, los galleros cortaron la cuadra de mi casa, mi familia estaba atemorizada adentro. ‘No te vamos a dejar salir’, ‘Vamos a venir todos los días’.

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“Me insultaron, se reían: ‘Sos mujer, no entendés nada’. Me fui a hacer la denuncia penal por violación a mi privacidad: eran 60 machos tratando de callarme. Reconocimos a una persona, pusimos una orden de que no se puedan acercar a mi casa, y pedí protección policial. Ya está todo en manos de la Justicia. Y que quede claro: no pueden hacerse riñas de gallo, es inconstitucional, está prohibido. No se pueden hacer. Y no se van a hacer más”.

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