En las últimas horas, de forma vertiginosa, el kirchnerismo redefinió su estrategia electoral. Tras meses de una cruzada descarnada para que Alberto Fernández se baje de su reelección, ahora un sector gravitante de la cúpula K, en particular de La Cámpora, decidió retar a duelo al Presidente: lo desafía a jugar una PASO y lo intima a que, debajo suyo, arme “su propia lista” de candidatos, con su gente.
El objetivo de esa propuesta es intentar lapidar al jefe de Estado en una interna en agosto. Lo que propone una parte importante de la jefatura del kirchnerismo, encarnada en Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” De Pedro -que comenzaron a jugar más alineados-, es que Fernández no solo arme su propia lista de diputados sino que también busque a un candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires. “Okey, vamos a una PASO pero después no nos integramos: el que gana se queda con todo”, lanzó un importantísimo ladero de ese sector.
“Ya lo estamos diciendo en algunos diálogos internos. Planteemos dos listas, con dos candidatos a presidente, dos candidatos a gobernador, dos nóminas de diputados y senadores. Y el que gana se queda con todo”, agregó a LA NACION ese colaborador, que dejaba afuera de esa lógica a los intendentes que no tienen competencia interna en sus distritos. La presunción que hay en el kirchnerismo -aún no confirmada- es que tendrán de su lado a Sergio Massa, por la irritación cada vez mayor del líder del Frente Renovador con la Casa Rosada.
Chicanas y diálogo subterráneo
El nuevo juego de ese sector del kirchnerismo consiste en decir que este escenario de confrontación a todo o nada es “lo que buscó” Fernández. Es la idea que desliza De Pedro cuando afirma que “la decisión unipersonal del presidente fue lo que llevó hasta acá al Frente de Todos” y que “lo que nos queda hoy es eso, ir a una elección que haya PASO, donde el presidente se va a presentar”. Lo dice aún cuando no se sabe si el jefe de Estado irá o no por su reelección, pero aplica para quien se perfile por el sector moderado de la coalición de gobierno.
Una voz calificada del entorno de Máximo Kirchner agregó: “En noviembre de 2021, Alberto pidió en la Plaza de Mayo que hubiera PASO ‘de presidente para abajo’. Después habló de terminar con 20 años de kirchnerismo. Él quería esto”. Aludió así a la presunta declaración off the record que el periodista Roberto Navarro le adjudicó a Fernández. La Casa Rosada desmintió el artículo de Navarro, pero el Presidente volvió a mostrarse desafiante el fin de semana pasado cuando dijo en una entrevista con el Método Rebord: “No creo que el candidato que tenga el beneplácito de Cristina gane la elección”.
El abierto desafío del kirchnerismo a que Fernández compita en una PASO con sus propios candidatos se da mientras, por abajo, existen conversaciones entre distintos actores de uno y otro campamento para definir “reglas de juego” en una posible interna. “Hablamos de cómo se conformarían las listas legislativas después de agosto, de qué va a pasar en los distritos donde somos gobierno y cuáles van a ser las normas de convivencia, es decir, si vamos a hacer campaña pegando siempre por encima del cinturón, o no”, dijo a LA NACION uno de esos interlocutores que hablan por el lado de Fernández.
El jefe de Gabinete, Agustín Rossi; su segundo, Juan Manuel Olmos; la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz; y el canciller, Santiago Cafiero, son los enviados de Fernández a negociar discretamente con Máximo Kirchner y De Pedro, un ida y vuelta en el que a veces se involucra Jorge “Coqui” Capitanich y en las que tercia Massa. Tal como anticipó LA NACION, la intención es concretar una reunión del Consejo del PJ en la segunda mitad de abril, un ámbito formal y habitualmente sin mucho brillo que, dadas las circunstancias, se perfila como una instancia de definiciones.
El factor Kicillof
La nueva estrategia encabezada por Kirchner y De Pedro para que el sector de Fernández presente una lista sin kirchneristas implica, en consecuencia, proponer que haya una PASO en la categoría gobernador de la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas. En otras palabras, que Axel Kicillof deba disputar una PASO con el postulante que designe el Presidente.
“Ahora están en guapos en La Cámpora. Nosotros podemos armar nuestra lista, pero al único que no le conviene es a Axel. Tenemos un distrito ordenado que es la provincia y a Kicillof le conviene ir colgado de las dos listas”, replicó un estrechísimo colaborador presidencial. Y agregó: “El primer perjudicado es Axel y la segunda perjudicada es Cristina porque complicamos a la provincia”.
La nueva estrategia electoral que plantea La Cámpora coincide con la ruptura entre la gobernación bonaerense y la Casa Rosada que estalló por los aires esta semana por la disputa por la seguridad en el conurbano. En ese contexto el jefe de asesores de Kicillof, Carlos Bianco, le replicó esta semana al ministro de Seguridad nacional: “Si Aníbal Fernández conoce tanto la Provincia que se presente a una PASO a gobernador. La fórmula puede ser Alberto Fernández Presidente – Anibal Fernández gobernador. Una fórmula muy ganadora”. Con su chicana trasladó una disputa que se venía dando en términos de gestión -el combate del delito- a la arena electoral.
Si bien la declaración de Bianco calzó perfecto con el desafío de La Cámpora al Presidente para que se busque a sus propios candidatos, en La Plata luego buscaron relativizar esa lectura. “Lo que dijo Carli no fue para desafiar a Alberto que se busque a su candidato a gobernador, sino para seguir presionando para que el Presidente defina si va a jugar o no”, bajaron el tono cerca del gobernador bonaerense.
Un importante portavoz de La Cámpora señaló: “Lo de Carli pudo haber sido una chicana pero acá estamos hablando de estrategia electoral y eso no se define en la gobernación. Igual esto de las dos listas no lo afecta a Axel, porque él va en la lista de Cristina y esto va a ser como en 2017 con (Florencio) Randazzo, diez a uno”.
En La Plata no quieren diseños que puedan afectar la performance del gobernador en agosto, con tanto en juego, más aún cuando la provincia se termina definiendo por un voto en octubre, sin ballotage. No es la primera vez que el camporismo impulsa una estrategia electoral a pesar de la voluntad de Kicillof.