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El kirchnerismo confirmó quiénes serán sus cinco representantes en la mesa política del oficialismo y pulen el documento conjunto

La vicepresidenta definió los nombres; la declaración consensuada repudiaría la inhabilitación de Cristina Kirchner para ejercer cargos públicos y avalaría el sistema de internas

sergio massa, alberto fernández y cristina fernández de kirchner
Sergio Massa, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner HO - PRESIDENCIA
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Con diferencias de fondo abismales entre los principales socios de la coalición de gobierno, el Frente de Todos se prepara para la primera reunión de conducción política del año electoral. A partir de las 19, más de 25 funcionarios y dirigentes se darán cita en la sede nacional del PJ, en Matheu 130. Difícilmente salgan de ahí grandes definiciones, coinciden en distintas terminales del oficialismo. Pero la intención de la Casa Rosada es consensuar un puñado de acuerdos básicos y ratificar la unidad del espacio con una foto.

En las horas previas al encuentro un grupo reducido de funcionarios le hacía retoques a un documento conjunto. Cada parte, además, confirmó a sus enviados a la mesa, tras varios días de intrigas en torno a la lista de invitados.

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Pasado el mediodía, Cristina Kirchner y la cúpula K pulieron la lista de representantes en la mesa. Irán el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro -principal enviado de la vice en el encuentro-; el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense y armador territorial, Andrés “Cuervo” Larroque; el jefe de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán; el titular del gremio La Bancaria, Sergio Palazzo y la senadora cercana a Cristina Kirchner y titular del PJ de Mendoza, Anabel Fernández Sagasti.

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Documento

Según fuentes de la Casa Rosada, el escrito contemplaría un pronunciamiento por la “proscripción” de Cristina Kirchner un aval a las PASO como mecanismo válido para dirimir candidaturas. A eso se le agregaría la reivindicación de la “unidad en la diversidad”, además de una crítica al gobierno de Mauricio Macri. Todo puede cambiar con el correr de las horas.

El primer punto es el que más le interesa al kirchnerismo, que advierte que el Gobierno “no puede hacer como si nada pasara” si a la líder de su espacio le impiden competir en las urnas, en sintonía con la narrativa que construyó la vicepresidenta tras la condena en la causa Vialidad, que la inhabilitó para ejercer cargos públicos. “Hablar de candidaturas es hablar de frivolidades si no entendemos la gravedad institucional que tiene esto”, advirtió un colaborador del kirchnerismo a LA NACION.

El segundo punto, el de las PASO, obedece a la obsesión de Alberto Fernández, que insiste con dirimir los liderazgos en una interna, de la que él podría participar, o no. “No más una lapicera que defina entre cuatro paredes”, comentó uno de los intendentes que ayer almorzó con el jefe de Estado en la Casa Rosada.

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Hasta ahí llegarían los consensos a plasmar en un papel. La duda es si en la dinámica de la reunión se podrán abordar las cuestiones de fondo que hoy no permiten un entendimiento interno, principalmente entre Fernández y el kirchnerismo. “Es como una cena familiar en la que no se puede hablar de política”, ironizaban hoy en un despacho oficial.

En primer lugar, los seguidores de Cristina Kirchner consideran errado el diagnóstico positivo que transmite continuamente la Casa Rosada. Sostienen que no reconoce las dificultades económicas que se palpan en la calle, ni los errores a corregir. Fernández no quiere que se habilite un debate en torno a las medidas de gestión. “No es que el kirchnerismo se mete en la gestión de Alberto. El kirchnerismo es la columna vertebral del frente, sin Cristina no existiríamos”, replican en el campamento K.

El otro “elefante en la sala” es la potencial candidatura de Fernández. El Presidente mantiene viva la llama de su reelección ofuscado con sus socios por la falta de reconocimiento a su trabajo. Eso irrita profundamente a la vicepresidenta, que no lo quiere en un proyecto futuro y cree que el juego del jefe de Estado afecta los tiempos de las definiciones. Sergio Massa, por su parte, ya le hizo saber al Presidente –con buenos modos- que sería importante que decida si va a jugar o no porque de su definición depende el resto de la oferta electoral. “Una PASO entre el Presidente y sus ministros es algo raro”, dijo a este medio un funcionario que trabaja cerca del líder del Frente Renovador.

Según pudo saber LA NACION, Massa -cuya presencia en Matheu está en duda- pretende que la mesa del Frente de Todos contemple a la ruta económica para encarar la estrategia electoral. Pese a que se le escabulle la cifra de la inflación -que marcó 6 puntos en enero y que aleja su meta de lograr menos de 4 puntos para abril- cree que su gestión económica cambió la expectativa electoral del Frente de Todos. “Cuando llegó hablábamos de una Asamblea Legislativa y ahora estamos competitivos”, dicen cerca del tigrense y acotan que los gobernadores del peronismo tienen, “gracias a la macro”, buenas chances de reelegir en sus distritos.

Asistentes confirmados

Con su lista de asistentes confirmada, el kirchnerismo le dará un lugar preponderante al sindicalismo K en la mesa que podría comenzar a definir las reglas electorales. Se trata de un sector al que también le ha reservado buenos casilleros a la hora del cierre de listas.

El Presidente, en tanto, irá acompañado por su flamante jefe de Gabinete, Agustín Rossi, que desembarcó con el objetivo de ser un escolta político del jefe de Estado para transitar las definiciones electorales y atravesar los últimos meses de su mandato, marcados por la interna. Además, iran el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos (principal organizador de los pormenores de la reunión en la sede de Matheu 130); el canciller, Santiago Cafiero (histórica mano derecha de Fernández); el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello, y la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, incorporada como espada política del primer mandatario.

Massa, por su parte, confirmó anoche a sus cinco representantes: la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau; el intendente de San Fernando, Juan Andreotti; el ministro de Transporte, Diego Giuliano, y el vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Rubén Eslaiman. El titular de la cartera económica no aseguraba su presencia en el cónclave, empecinado con no sacarse el traje de ministro. Hará un anuncio de gestión 15 minutos antes. Pero en todas las conversaciones políticas de la previa descontaban que el líder del Frente Renovador pasará por Matheu. “Nuestro objetivo en la reunión es que no lo suban a Sergio a ninguna candidatura”, advirtió un referente massista.

También se espera la presencia de un puñado de gobernadores, entre quienes estará Axel Kicillof (Buenos Aires). Por los intendentes irán el jefe de gabinete bonaerense, Martin Insaurralde; Fernando Espinosa (La Matanza), Juan Mussi (Berazategui), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Mariela Fernández (Moreno) y Lucas Ghi (Morón). “Los intendentes del conurbano del PJ sumamos 10 millones de votos. Y son votos nuestros, ya no somos los viejos barones del conurbano que se colgaban de la boleta”, dijo a LA NACION un jefe comunal que reclamaba que hubiera sillas para ellos cuando eso se puso en duda.

Por la CGT y la CTA se espera a Héctor Daer, Pablo Moyano, Hugo Yasky y Roberto Baradel. Los movimientos sociales a primera hora de la tarde no estaban confirmados: el Gobierno invitó a Esteban “Gringo” Castro, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Pero los líderes piqueteros consideraron que esa no es su representación política y pretendían una silla, de mínima, para el líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico.

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