Como no podía ser de otra manera, en la mañana de ayer la sociedad argentina se dio con una nueva postura del Gobierno nacional en materia de cercenamiento de las libertades individuales. Y es que, en una nueva muestra de autoritarismo, se le ocurrió confirmar que aquellos que antes de la aplicación del DNU que decretó el nuevo aislamiento, eligieron alejarse de sus casas en el marco del fin de semana largo, no podrán movilizarse hasta el 30 de mayo.
Justamente, se trata de la fecha en la que supuestamente terminará la vigencia del DNU presidencial. Una vez más, la pregunta volvió a hacerse, esa limitación ¿Violenta la Constitución Nacional? La respuesta es afirmativa debido a que se trata de una sanción discrecional. Es un castigo arbitrario, que viola groseramente el principio de legalidad, al tiempo que crea una contravención inexistente.
Esto significa que una postura de esta característica nos acerca a la posición de un monarca que crea por sí mismo un delito o una contravención y que sanciona desconociendo las más mínimas garantías. Claramente, la decisión constituye una restricción al derecho de circular y al derecho de usar la propiedad. Hay una irrazonable restricción a los derechos ya que es arbitrario impedir que un sujeto pueda volver a su casa.
El Gobierno nacional se excede en las atribuciones constitucionales ya que uno de los derechos protegidos por el texto fundamental es el libre tránsito. Cabe mencionar que los instrumentos internacionales sostienen y protegen de estos atropellos a la persona humana. Sin embargo, nada de eso parece importarle al kirchnerismo, que parece dispuesto a todo con tal de salirse con la suya.
Lo peor de todos es que esta actitud del Gobierno nacional ya no solo es arbitraria e inconstitucional, se está haciendo una regla. Ya no se trata de una excepción, se trata de una postura que desde hace rato se convirtió en algo peor, justamente, en una medida anti democrática. Estos niveles de restricción no se percibían de esta forma desde las épocas más oscuras que le tocó atravesar a la sociedad.
Pero, además, el manejo absolutamente ilegal de las medidas de control sanitario se sale de control apenas los dirigentes del oficialismo se colocan delante de un micrófono. En ese sentido, ayer por la mañana fue el propio secretario de Seguridad, Eduardo Villaba, quien muy suelto de cuerpo expresó que “aquellos que hayan viajado lejos de su domicilio o emprendido accesiones de turismo no van a poder regresar”.
Según él, “la restricción establece eso, que las personas no se muevan de sus casas o lo hagan dentro del rango de su domicilio”. Como si esto fuera poco, se tomó el atrevimiento de bajar línea diciendo que “más allá de cuándo se publicó el decreto, la gente sabía del temperamento que iba a tener, ya estaba advertida”. Es decir, se trata de un Gobierno que admite que realiza advertencias a la gente. Tal cual se espera de administraciones dictatoriales.
