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El kirchnerismo es sinónimo de inseguridad

Entre todas las herencias malditas que va a dejar este cuarto gobierno kirchnerista están la inflación y la pobreza multiplicada. Pero la más grave es la inseguridad galopante. No tienen la menor intención de enfrentar a los delincuentes. Y esa es una cuestión de vida o muerte.

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Acceso a la Justicia

Los familiares, los vecinos, los amigos ya despidieron los restos de Morena Domínguez. Globos blancos de sus compañeras de colegio pidiendo justicia, abrazos de consuelo, llantos eternos y una palabra que sintetiza todo: Basta. El aberrante asesinato de Morena nos produjo un agujero negro de luto en el alma. Nos hizo estallar el cerebro de tristeza y angustia. Una chiquita de 11 años a metros de su escuela.

Un crimen para robarle una mochila y un celular. Una banda de delincuentes absolutamente drogados cuya tarea cotidiana es robar para seguir drogándose. Una justicia que les permite entrar y salir por la tristemente célebre puerta giratoria. Una radiografía brutal del estado ausente y del estado de desesperación de los argentinos que no aguantamos más los versos de una facción política llamada kirchnerismo a la que no le importa nada la inseguridad.

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Esa es la verdad. La alarmante inseguridad que estamos sufriendo los argentinos no es un fenómeno natural. No es una tormenta. No cae del cielo, ni surge de un virus que no conocemos. Los crímenes brutales y los robos cotidianos no nacieron de un repollo. Son una construcción del hombre o, mejor dicho, son una destrucción del hombre. Por inútiles, vagos, cómplices o por simpatías ideológicas con los delincuentes, el estado es culpable de estas atrocidades y es responsable de no combatirlas como corresponde.

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Y cuando decimos Estado, le ponemos nombre y apellido. Porque hablamos tanto de Sergio Berni y Axel Kicillof como del estado nacional con los Fernández, Aníbal, Cristina y Alberto. Todos estos dirigentes, todavía creen en ese dogma apolillado de que el delito es producto de la explotación de la sociedad capitalista. Consideran que el ladrón o el asesino son víctimas y por eso los protegen y si caen presos, los liberan lo más rápido posible.

Planta Asfáltica

A eso, estos caraduras le llaman, derechos humanos. A las víctimas, ni justicia. Ese es el marco cultural y social donde todos estos marcianos se arrodillan ante el altar de Eugenio Zaffaroni que tiñó con sus teorías gran parte del pensamiento de abogados, fiscales y jueces. Así nos va. Nos va a costar años volver a la racionalidad punitiva, a los premios y los castigos. Ahí están los responsables de resolver el tema.

Son los culpables de que este drama cotidiano sea colosal. Aníbal Fernández dijo ayer a la mañana que “no tiene jurisdicción” y que “no tiene porque meterse”. Es el mismo que quedó grabado en la memoria colectiva cuando dijo que la inseguridad insoportable era una “sensación”. ¿Se acuerdan? Sergio Berni casi cae en un sincericidio al decir que solucionar este tema es fácil, pero deben actuar juntos todos los sectores del estado.

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¿Quién gobierna en el país? El kirchnerismo. ¿Quién gobierna la provincia? El kirchnerismo. ¿Qué partido político hizo más para que la justicia premie a los delincuentes y castigue doblemente a las víctimas? ¿Berni conoce a Aníbal o a Zaffaroni? ¿Sabe en qué espacio político militan? Alberto Fernández justificó plenamente la suelta de miles presos al comienzo de la pandemia. ¿Se acuerdan?

Fue una locura que no se multiplicó más gracias al freno que le puso la sociedad movilizada y caceroleando. El kirchnerismo asocia todo el tiempo a la policía o a la gendarmería con la dictadura y la represión en una inflamación ideológica de un simplismo infantil y peligroso. No entienden o no quieren entender que esos uniformados hoy son los encargados de proteger a la sociedad honrada que trabaja, estudiaba como Morena Domínguez, paga sus impuestos y cumple con la ley.

Ellos sembraron esa concepción reaccionaria y antipopular de la justicia que encima se auto percibe progresista. Una mala praxis cotidiana de un gobierno sin rumbo y con un solo objetivo claro: la impunidad de Cristina. Estos delirantes dicen que el tema de la inseguridad es una bandera de los ricos y de la derecha. ¿Se acuerdan cuando Cristina decía eso? ¿Morena era rica o de derecha?

Todos los días las madres de la pobreza sufren al ver como a sus hijos les roban la mochila, las zapatillas, les cobran peaje o los suman al narco menudeo. Está claro que hay que ser duro con los delitos duros y duro con las causas que llevaron a esa persona a delinquir. Pero mientras tanto hay que proteger la vida de la gente. Es decir, proteger a los decentes y castigar a los delincuentes.

Dentro de la ley, todo. Fuera de la ley, nada. No es tan difícil. Es una alerta roja en el tablero de la convivencia pacífica. La furia popular está amenazando con puebladas y estallidos. Ojalá los funcionarios sepan escuchar. Lo cierto es que gastan fortunas en darles internet más veloz a los presos en lugar de invertir en cloacas y agua potable en La Matanza, por citar tan solo un ejemplo.

Defienden los derechos humanos de los presos, pero no de las personas honestas que van a trabajar o a estudiar todos los días. El orden y la paz social son valores universales. Entre todas las herencias malditas que va a dejar este cuarto gobierno kirchnerista están la inflación y la pobreza multiplicada. Pero la más grave es la inseguridad galopante. No tienen la menor intención de enfrentar a los delincuentes. Y esa es una cuestión de vida o muerte.

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