Tal y como lo anticipamos en Tucumán Despierta, desde el Gobierno nacional deslizaron que no se descarta un nuevo aumento de las retenciones al campo, por lo que existe preocupación en el sector agropecuario y agroindustrial. Y es que la escasez de dólares pone nervioso al oficialismo, que no tiene forma de generar inversiones extranjeras y, en un año electoral, quiere echarle nuevamente mano al campo.
De esta manera, otro momento de tensión entre la administración de Alberto Fernández y el sector agropecuario llegó tras las declaraciones de la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, sobre un posible aumento de las retenciones a las exportaciones. Y es que la funcionaria puso como excusa el supuesto objetivo de desacoplar los precios internacionales de los alimentos nacionales que se venden aquí.
Hay que recordar que el Gobierno tiene la potestad de aumentar tres puntos las retenciones a las exportaciones de maíz y trigo, que hoy tributan un 12%, tal como está estipulado en la Ley de Emergencia Económica que aprobó el Congreso de la Nación en diciembre de 2019, a pocos días de la asunción de Alberto Fernández. Pero la realidad implica otra cosa, nada más ni nada menos que apuntar contra el campo.
Ni lerdos ni perezosos, desde las entidades agropecuarias manifestaron que “el gobierno busca implementar recetas fracasadas y que solamente tienen un fin recaudatorio para sostener la inflación”. Además, hicieron hincapié en el hecho de que la Argentina exporta materias primas, cuya incidencia hoy en el precio de los alimentos nacionales es irrelevante en relación a la presión impositiva y los costos fiscales.
Y es que lo que no entiende el Gobierno nacional es que actualmente los precios de los alimentos no suben por el incremento de los precios internacionales, sino por la fuerte incidencia de los impuestos y el costo argentino en los valores finales de los alimentos. En ese marco, pensar que sólo controlando las materias primas pueden morigerar los precios finales en góndola, muestra un grave error conceptual por parte del oficialismo.
No en vano reza el dicho, que no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere escuchar. Y es que hasta ahora el Estado se ha negado modificar el tema impositivo, siendo una parte central del aumento de los precios de los alimentos. Mientras tanto, todos estos trascendidos generan alarma y preocupación. Seguramente las medidas que se puedan tomar generarían malestar.
En ese sentido, derivarían en un conflicto como el que tuvimos hace algunas semanas atrás, con el cierre de las exportaciones de maíz. Pero el Gobierno nacional parece no aprender de sus errores pasados y sigue no sólo tropezando con la misma piedra, sino que también lo hace con el mismo pie. Llegó el momento el en el que el kirchnerismo evalúe la forma de disminuir el gasto público en lugar de asfixiar al campo.