A horas de la derrota nacional en las elecciones primarias legislativas, el Gobierno busca retomar la iniciativa con la presentación de un proyecto de ley que impulse la compra de producción nacional, en un acto que encabezó el presidente Alberto Fernández y que compartió con alguno de los ministros que aparecen como los más cuestionados del gabinete. También estuvo presente la primera dama, Fabiola Yáñez.
Ahora bien, el Presidente lanzó una “novedosa medida” ensayada mil veces sin resultados positivos, como es enviar al Congreso un proyecto de Ley de Compre Argentino. Al margen de tener un razonamiento que atrasa 40 años, creyendo que en las economías modernas los puestos de trabajo los generan la industria en vez del sector servicios, se trata de una propuesta que va a llevar un tiempo aprobarlo, y que no asegura resultados extraordinarios.
Es decir, se limita a formular un vago anuncio que no cambiará la situación del bolsillo de la gente en dos meses. Tolosa Paz dijo también que el Gobierno tiene que cambiar las herramientas que está utilizando. Difícil saber a qué se refiere, pero de todas formas, ya no tiene herramientas. Este es un gobierno que solo sabe hacer populismo, y para hacer populismo hace falta tener recursos.
Esos recursos no existen y aun haciendo populismo se hundió electoralmente. El dilema que se le presenta al gobierno es que Alberto Fernández tiene la imagen totalmente agotada y difícilmente pueda recuperar credibilidad luego de estos casi dos desastrosos años de gestión. Para colmo, tiene una alianza política con Cristina Kirchner y La Cámpora que le impide atraer inversiones y el entusiasmo de los agentes económicos.
Un cambio de gabinete de ministros no lograría nada porque el problema no es Martín Guzmán, que por cierto es un ministro de Economía desdibujado, el problema es la coalición que hace incompatible su proyecto de poder político autocrático con la práctica de una sana política económica. En el eventual caso que Alberto Fernández decidiera renunciar a la presidencia, el reemplazo sería una Cristina Kirchner que no sabría gobernar con escasez de recursos.
O, en todo caso, un Sergio Massa que quedó tan golpeado políticamente como el Presidente. Ningún relevo es opción para recuperar la confianza. Por tanto, solo le queda aguantar como pueda hasta noviembre para que las variables económicas no se le desborden más. Si logra ese objetivo, al gobierno le quedarán dos años más de mandato con baja credibilidad, y mucha “basura” barrida bajo la alfombra.
Y sin escoba, es decir, recursos, para quitarla sin generar una crisis económica y social más profunda. Esto significa que el Gobierno nacional se encuentra realmente complicado en lo económico y en lo político, con un proceso que se retroalimenta y que lleva a un creciente desequilibrio monetario del Banco Central, con el inquietante aumento del stock de Leliq y Pases. En ese marco, la Ley de Compre Argentino es un nuevo espejito de colores.