Desesperación, impotencia y debilidad. Eso transmite el mensaje que difundió ayer la vicepresidenta Cristina Kirchner en las redes sociales con duras críticas a los cuatro miembros de la Corte Suprema de Justicia, luego de que el alto tribunal rechazara una docena de recursos presentados por ella con la finalidad de frenar el juicio oral que se está desarrollando por la causa Vialidad, en la cual se la investiga como presunta jefa de una asociación ilícita que direccionó la obra pública en Santa Cruz y benefició a Lázaro Báez.
El audiovisual con la voz en off de la expresidenta de la Nación recurre al gastado argumento del “lawfare” y de que las distintas causas en las que se encuentra procesada responden pura y exclusivamente a una persecución política, judicial y mediática. Lanza asimismo un fuerte ataque contra los ministros de la Corte, pretendiendo persuadir a la sociedad de que su problema son los jueces y no las evidencias que se acumulan en su contra.
Titulado “De la Corte ejemplar a la Corte de los cuatro”, su mensaje público incurre en algunas groseras contradicciones. Por empezar, cuestiona la legitimidad de los dos miembros del máximo tribunal nombrados durante la presidencia de Mauricio Macri, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti. Señala que fueron nombrados inconstitucionalmente por un decreto presidencial que los designó en comisión.
Pero obvió que esa cuestionada decisión fue suspendida y, finalmente, ambos magistrados fueron designados legalmente, con el correspondiente acuerdo del Senado de la Nación. Una de las partes más endebles del relato cristinista se advierte cuando afirma que la Corte construida tras la asunción presidencial de Néstor Kirchner era ejemplar, pese a que en ese tribunal había dos magistrados –Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda– a quienes ahora critica con dureza.
Otro de los jueces de la actual Corte a quien cuestiona, como Rosatti, era curiosamente ministro de Justicia de Kirchner en oportunidad de la designación de aquella “Corte ejemplar”, según la propia definición de la vicepresidenta. Entre los argumentos más retorcidos a los que recurre Cristina Kirchner, figura su aseveración de que con la actual Corte “será muy difícil mejorar las condiciones de vida” de la gente.
Como si el máximo tribunal fuese el responsable de la elevada inflación y de la corrida cambiaria a la que asistimos hoy los argentinos. Tal vez convencida de que la mejor defensa es un buen ataque, acusa a los miembros de la Corte por “el vaciamiento por cifras millonarias de la obra social del Poder Judicial, administrada por el médico personal y familiares de uno de los cuatro cortesanos”.
Del mismo modo, menciona “causas penales contra el nuevo presidente de la Corte (Rosatti) por enriquecimiento ilícito” y por “su pasado como intendente de Santa Fe”. Concluye Cristina Kirchner que “con tantos muertos en sus roperos, no les queda más remedio que hacer lo que les manden bajo pena de ejecución sumaria en titulares y noticieros”. Se trata de una insinuación que no puede menos que llamar la atención.
Y es que en no pocas ocasiones, el kirchnerismo utilizó acusaciones contra jueces para someterlos a su voluntad y para que emitieran fallos que favorecieran a sus líderes. El caso de Norberto Oyarbide es uno de los más recordados. No es tampoco la única vez que, en su mensaje, la vicepresidenta de la Nación alude a lo que considera “los medios de comunicación hegemónicos”.
En ese sentido, cuestiona que estos anticiparon que la Corte rechazaría todos los recursos que su abogado había presentado para frenar la causa Vialidad. Así, pretende dejar entrever que los jueces del máximo tribunal tenían “la sentencia escrita y hasta firmada” de antemano y acusa a los magistrados de “prejuzgamiento crítico y descarado”. El desesperado mensaje de la vicepresidenta llega en vísperas del alegato en la causa Vialidad del fiscal Diego Luciani.
Quien podría solicitar una condena de 5 a 16 años de prisión para Cristina Kirchner. Se produce asimismo tras el sucesivo fracaso de varios intentos por disciplinar a los jueces mediante distintos proyectos legislativos que murieron en el camino. Entre ellos, la iniciativa para nombrar al procurador general de la Nación sin necesidad de una mayoría parlamentaria calificada, el proyecto de reforma judicial y los cambios en la Corte para llevar a 25 su número de miembros.
Pero el verdadero despecho de Cristina Kirchner aparece al final de su mensaje, cuando plantea la necesidad de construir “una Corte de la que todos y todas podamos volver a sentir orgullo” y recalca que Néstor Kirchner, con el 22% de los votos, pudo tirar abajo una Corte (la de la recordada “mayoría automática” que se asociaba a Carlos Menem), mientras que actualmente la coalición gobernante no está en condiciones de hacer nada de eso.