Luego de lo que fue la masiva marcha del lunes, las repercusiones continúan y fue el propio Poder Ejecutivo el encargado de dejar en claro que la movilización les cayó como un balde de agua fría. En ese marco, estaba cantado que el Gobierno iba a reaccionar mal, enojado y agresivo y fueron el propio presidente, Alberto Fernández, y su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quienes se encargaron de faltarle el respeto al ciudadano.
Y es que ambos dejaron en claro que para ellos, las personas que salieron a manifestarse en masa el lunes no merecen ser considerada como “gente”, que no forman parte del “pueblo”, ni son la “Argentina”. Esto significa que el sector de la sociedad que los critica, protesta, sale a la calle, se moviliza, pide libertad, que no haya cepo o impunidad, no es el pueblo. La categoría de “pueblo” está reservada para los votantes propios.
Cabe recordar que dividir un país en términos de pueblo antipueblo, es la característica más común de los populismos. Por lo tanto, como las plazas, el Obelisco y las calles son del pueblo, no entienden lo que está pasando. Este es el rasgo más significativo de la falta de respeto en la que incurrieron ayer desde el Gobierno. Y es que no se trata más que de extraviados intelectuales que se arrogan la capacidad de determinar qué es válido y qué no.
Con esa lógica agresiva, binaria y primitiva piensan la política y la vida y es que en el fondo lo que hay es una profunda intolerancia al disenso. Al kirchnerismo no le gusta que le realicen marchas en contra y mucho menos si son 7 movilizaciones masivas en menos de 11 meses, sin que puedan identificar quién está detrás. Lo que sucede es que buena parte de la sociedad argentina está organizada y empoderada, ya no depende de nadie.
Eso es lo que no pueden ver desde el oficialismo, que se trata de un movimiento horizontal e inorgánico que es puro y genuino. Lo que los asusta, perturba y enloquece es que no saben contra quién pelear, nunca tuvieron enfrente a buena parte de la sociedad movilizada. Las decenas de miles que salieron el lunes a la calle no fueron mandadas por nadie, no tienen dueño ni son movilizadas como esclavos como suele hacer el peronismo históricamente.
El Gobierno corre desde atrás a los fenómenos sanitarios, económicos, políticos y sociales desde que retomó el poder. La mediocridad con la que abordaron cada cuestión sólo se vio superada por la búsqueda compulsiva de la impunidad para Cristina Kirchner y su entorno. Eso fue lo que quiso plasmar la gente durante la marcha del pasado lunes. Pero no pueden ni quieren verlo quienes hoy conducen el país debido a que son anacrónicos y se quedaron en el Siglo XX.
Es tan errada la actitud del Gobierno, que lejos de desalentar a la gente con sus insultos y ninguneos, que ya se está motorizando otra marcha para el próximo 8 de noviembre. El oficialismo se convirtió en una experta coalición en complicar lo que está mal en lugar de solucionarlo. Por esta razón, si no cambia su agenda de revanchismo y venganza por una que contemple las necesidades de los ciudadanos, las movilizaciones continuarán les guste o no.
