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El odio y Luis D’ Elía

El odio es una emoción humana sumamente reprobable. “Es la aversión o repugnancia violenta hacia una persona o cosa que procura su rechazo. Se basa en desear que al otro, persona o cosa, le vaya mal”. En la Argentina se odia.

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Curiosamente los odiadores son aquellos que acusan a los demás de serlo
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Desde el gobierno varios personajes de primera y segunda línea acusan a la oposición de ser odiadores profesionales. Particularmente a “los medios hegemónicos”, y a todos los que no piensan como ellos.

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Curiosamente los odiadores son aquellos que acusan a los demás de serlo. El Presidente habla de “nosotros“ y de “ellos”; de los “argentinos de bien”, insinuando que “ellos son malos argentinos”, olvidando que preside a la Nación.

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Es tanto el odio hacia los que no lo votaron que se ha reducido a ser el Presidente del 33% del país. No reconoce al 67% restante. En cuanto a sus seguidores y a los funcionarios que funcionan y a los que no, son peores.

La mayoría opina sobre el odio que genera el periodismo opositor. Un personaje afín al gobierno, visible y muy bocón, opinando sobre el atentado contra Clarín, dijo que las bombas molotov las arrojaron por orden de… Clarín.

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Acusó al multimedio de querer victimizarse después de pasarse años odiando al kirchnerismo, al pueblo pobre y a la Argentina pobre. D’ Elía de odio sabe mucho.

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Ese es el inefable Luis D’ Elía, experto en odios. Y también soberbio. Al salir de la cárcel (condenado con el debido proceso), declaró refiriéndose a la Cámpora, “El kirchnerista soy yo, estos no saben quienes son”. Atacó al Presidente y a la Vice, dijo, “La que más responsabilidad tiene es Cristina, ella eligió a Alberto y conocía al personaje”. Un D’ Elía auténtico.

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Es difícil olvidar su brutal cascada de odios dedicada al periodista, escritor, humorista, actor y conductor Fernando Peña. En una inolvidable entrevista que le hiciera Peña por radio, el maestro D’ Elía, es maestro aunque ejerció muy poco, gracias a Dios.

Sucedió el 26 de marzo de 2008 y quedó en la historia. Luis D’ Elía dijo:

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Odio a la puta oligarquía, odio a los blancos (alguien del INADI ¡por favor!). […]Tengo un odio visceral contra el norte de la ciudad. Te odio Peña, odio tu plata, odio tu casa, odio tus autos, odio tu historia, odio a la gente como vos. […]Odio a las clases argentinas que han hecho tanto daño.”

Una clase magistral sobre el odio, de alguien que opina que los medios hegemónicos enseñan a la gente a odiar. De ser así, Luis D’ Elía debe ser un aventajado alumno, lector voraz y oidor de noticias propalada por esos medios.

Lo increíble, aunque en esta Argentina K todo es creíble y ya nada escandaliza, es que el maestro D’ Elía, el líder de Tierra y Vivienda, el que inventa golpes de estado contra Cristina (del campo y de Duhalde el 16/6/2008), el que insulta y pega trompadas a vista y paciencia de las cámaras (a Alejandro Bahan, ruralista entrerriano en Plaza de Mayo el 27/3/2008).

El que tomó la comisaría 24 del barrio de La Boca el 26/6/2004; el que intentó oKupar la estancia del ecologista estadounidense Douglas Tomkins en Corrientes (14/8/2006) y se equivocó de campo, osa darle al pueblo argentino clases de amor y señala con el dedo a los que según él, enseñan a odiar.

No se necesitan maestros militantes que enseñen a odiar. Con Luis D’ Elía y algunos otros, basta y sobra. Sobre todo, sobran. 

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