La Cámara de Diputados atravesó hoy una jornada marcada por escándalo. De principio a fin. Gritos, insultos, forcejeos y acusaciones cruzadas se solaparon a lo largo y ancho del recinto, tanto en la sesión preparatoria en la que el oficialismo no logró revalidar a Cecilia Moreau en la presidencia de la Cámara, como en la sesión especial posterior, en la que el Frente de Todos volvió a quedarse sin quorum cuando intentaba tratar la creación de nueve universidades nacionales, entre otros asuntos del temario.
Tras el segundo fracaso, y mientras se retiraba del recinto, el titular de la bancada de Pro, Cristian Ritondo, dedicó un gesto ofensivo en dirección al oficialismo. Alzó ambas manos e introdujo el dedo índice en la cavidad que forman los dedos índices y mayor de la mano contraria. Duró un instante, porque rápidamente Ritondo unió las palmas, como si se despidiera de sus rivales. Fue el broche, no de oro, para una jornada marcada por el desborde.
“Es un gesto de que se está yendo”, indicaron desde el entorno de Ritondo. El diputado, por su parte, respondió la críticas que recibió por los videos que lo muestran gritando durante la sesión. “Lo subo yo también: grito porque se cagan en el Congreso, en el reglamento, en las leyes, en las instituciones. Grito también porque se negaron a darme la palabra. Solo aparecen para apretar a la Justicia. Ese soy yo, el del video, gritando que NO había quórum”, escribió en Twitter. No aludió al gesto final.
La sesión especial estuvo marcada por el escándalo desde el inicio. Caída la sesión preparatoria para definir las autoridades de la Cámara baja para el próximo año, los diputados Ritondo y Silvia Lospennato advirtieron que la sesión especial, de alcanzar quorum, iba a ser inválida porque el oficialismo había postergado en dos oportunidades el inicio del debate sin respetar el reglamento del cuerpo. Desde ese primer momento, los diputados opositores que se hicieron presentes en el recinto no dejaron de protestar contra Moreau, que intentaba continuar con la sesión como si el reglamento la habilitara.
Ante cada intento de avance, el griterío iba en aumento, y ya no solo por parte de la oposición. El oficialismo lanzaba acusaciones de múltiples calibres contra los diputados de Pro, la UCR y la Coalición Cívica. Desde un “no quieren trabajar” hasta “asesino”, como gritó en boca de jarro una diputada kirchnerista. Cualquier cosa parecía valer.
En el medio, Moreau perdía el hilo de la sesión, argumentando desde el sillón de la presidencia o cruzando chicanas con los opositores. “Diputados, ¿qué tomaron?”, lanzó en un momento. “Yo no sé diputado Negri cómo trata a su mujer. A mí por ser mujer no me trata más así”, continuó poco después, mientras la diputada Blanca Osuna (FdT) intentaba informar sobre los proyectos en tratamiento. “No grite Barletta, no grite que todavía es de día: usted grita de noche Barletta”, le dijo luego al radical Mario Barletta.
Para entonces, como si se tratara de dos tribunas, opositores y oficialistas cruzaban cánticos y nuevos insultos. Tras una moción de orden de Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) para poner fin a la sesión, y una intervención inconclusa de Germán Martínez, presidente del bloque del Frente de Todos, Moreau advirtió que la sesión ya no tenía quorum. Y que el oficialismo seguiría sesionando en minoría.