En un nuevo intento por desviar la atención, tanto de su acercamiento político para con el oficialismo provincial, como de la pésima gestión que realiza en San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro ordenó a sus legisladores provinciales que presenten un insólito proyecto de ley. Y es que el alfarismo busca que se prohíba el uso del llamado lenguaje inclusivo en documentos oficiales.
Se trata de los legisladores Walter Berarducci y Raúl Albarracín, quienes presentaron un proyecto en la Cámara. Los representantes legislativos del Partido por la Justicia Social (PJS), el espacio que lidera el intendente de la capital, Germán Alfaro, buscan que se prohíba el uso del llamado lenguaje inclusivo en todo documento oficial, que abarque a los tres poderes del Estado provincial.
En esa línea, los legisladores Walter Berarducci y Raúl Albarracín, del bloque PJS presentaron un proyecto de ley la semana pasada, pero que llamativamente recién trascendió esta semana. El objetivo es que no se permita ninguna “deformación ajena a la lengua oficial adoptada por la República Argentina”. Según argumentan en los fundamentos, el proyecto tiene como objetivo imposibilitar lo que consideran un ataque al idioma “nacional”.
Habría que preguntarles a los legisladores alfaristas qué entenderán por idioma nacional teniendo en cuenta que en Argentina se habla castellano como en casi todos los países de la región más España en Europa. Es llamativo contemplar los fundamentos de los que se valieron para justificar la presentación de este proyecto de ley cuando podrían trabajar en serio en la legislatura provincial.
“Como representantes del pueblo no podemos quedarnos sin respuestas y debemos actuar ante la falsa justificación de bregar por la igualdad de derechos, cuando (estos) están garantizados en nuestra Constitución Nacional”, afirman Berarducci y Albarracín. Renglones abajo se manifiestan convencidos de que la igualdad pregonada no se logra ni se corrige cambiando la gramática, sino eliminando prejuicios culturales.
“El ‘lenguaje inclusivo’ de ninguna manera incluye una construcción lingüística que pueda responsablemente insertarse en nuestro idioma, sino que (lo) agrede. Sin dudas, deformando nuestro idioma sólo se obtendrá más perjuicios que beneficios”, señalan. De hecho, hoy, en la Cámara de Diputados de la Nación, dos abogadas presentaron una iniciativa en el mismo tono. ¿Será casualidad que el alfarismo haya decidido presentarlo el mismo día?
Como siempre, se trata de una gestión que, lejos de destacarse por abocarse a las cosas verdaderamente importantes, no hace más que preocuparse por cuestiones efectistas que sirvan para desviar la atención. De esta manera, Berarducci y Albarracín apuntan a servirle a Germán Alfaro a la hora de ser funcionales a una administración capitalina que hace agua por todos lados.
