ROMA.- Después de haber removido las aguas la semana pasada con la designación del arzobispo de La Plata y teólogo Víctor Manuel Fernández al frente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el papa Francisco volvió a sorprender hoy al anunciar un nuevo consistorio el 30 de septiembre próximo, en el que creará 21 nuevos cardenales, de los cuales 18 electores, es decir menores de 80 años y con derecho a voto en el próximo cónclave.
Entre ellos hay tres argentinos: el ya mencionado Víctor Manuel “Tucho” Fernández, flamante nuevo prefecto y guardián de la ortodoxia, de 60 años, a quien, por el cargo, se esperaba que le otorgara el birrete; el arzobispo de Córdoba, el jesuita Ángel Rossi, de 64; y el nonagenario fray capuchino Luis Pascual Dri, que a los 96 años sigue siendo confesor en el Santuario de Nuestra Señora de Pompeya, en Buenos Aires y a quien quiso premiar por su por “su servicio” a la Iglesia.
El Papa hizo el inesperado anuncio del que será el noveno consistorio de su pontificado –que moldeará la geografía del cónclave que deberá elegir a su sucesor, en el que la gran mayoría de los electores fueron nombrados por él-, este mediodía, al final de la tradicional oración mariana del Angelus, desde la ventana de su despacho del Palacio Apostólico. Como en otras ocasiones, entonces leyó ante los miles de files presentes la lista de la nueva camada de prelados que pasarán a ser sus máximos colaboradores, en una jornada de calor africano, con 37 grados de sensación térmica.
“Su proveniencia expresa la universalidad de la Iglesia que continúa anunciando el amor misericordioso de Dios a todos los hombres de la Tierra. La inserción de los nuevos cardenales en la diócesis de Roma, además, manifiesta el inseparable lazo entre la sede de Pedro y las Iglesias particulares difundidas en el mundo”, explicó, antes de pasar a enumerar a los nuevos integrantes del Colegio Cardenalicio.
Al margen de Fernández, de 60 años y el primer argentino que trae a Roma a un “ministerio” clave de la administración central de la Iglesia, el papa Francisco le entregará los atributos cardenalicios a otros dos miembros de la curia romana: al prefecto del Dicasterio para los Obispos, el arzobispo estadounidense Robert Prevost, de 67 años y al arzobispo italiano Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, de 67 años.
Además, a dos nuncios, es decir, embajadores del Vaticano: el arzobispo suizo Emil Paul Tscherrig, que fue nuncio en Buenos Aires y actualmente es nuncio ante Italia –el primero no italiano de la historia-, de 76 años; y el francés Christophe Pierre, nuncio en Estados Unidos, de 77.
Entre los pocos italianos de la tanda, el Papa decidió que fuera cardenal monseñor Pierbattista Pizzaballa, franciscano de 58 años a quien nombró en 2020 patriarca de Jerusalén y que desde hace años vive en Tierra Santa, una zona más que compleja del mundo.
Al margen del ya mencionado arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, a quien conoce bien porque fue su novicio en el Colegio Máximo, creador de la Fundación Manos Abiertas, que ayuda a las personas más pobres y vulnerables en diversos centros de asistencia de la Argentina, Francisco nombró a otro latinoamericano: monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, de 61 años.
Por otro lado, entre los europeos designó al monseñor polaco Grzegorz Rys, arzobispo de Łódź , de 59 años; a monseñor Américo Manuel ALves Agiar, obispo auxiliar de Lisboa; a monseñor François-Xavier Bustillo, obispo de Ajaccio, Córcega; y al recientemente nombrado arzobispo de Madrid, José Cobo Cano, de 57 años, cuyo predecesor, el cardenal Carlos Osoro Sierra cumplirá 79 años. Aunque muchos pensaron que haría lo mismo con el recientemente nombrado arzobispos de Buenos Aires (Jorge Ignacio Garcia Cuerva), como a su predecesor, el cardenal Mario Poli, de 75 años, aún le quedan varios como elector, decidió no hacerlo.
Otro español que recibirá el birrete y anillo cardenalicio será el reverendo Ángel Fernández Artime, rector mayor de los salesianos.
Sin ocultar su deseo de afianzar lazos con China –gigante con el cual el Vaticano no mantiene relaciones diplomáticas pero con quien selló un controvertido acuerdo para designar obispos-, también le dará el birrete al arzobispo de Hong Kong, el jesuita Stephen Chow, de 63 años. Además, al malayo Sebastian Francis, obispo de Penang y desde 2017 presidente de la Conferencia de los obispos católicos de Malasia, Singapur y Brunei.
Como siempre el Papa, que plasmó en sus diez años de pontificado un colegio cardenalicio ya no eurocéntrico sino atento a las periferias del mundo, también sumó a tres prelados del continente africano: monseñor Stephen Brislin, arzobispo de Ciudad del Cabo, Sudáfrica; monseñor Stephen Ameyu Martin Mulla, arzobispo de Juba, Sudán del Sur, el país más joven del mundo, inmerso en una guerra civil, visitado este año por Francisco; y monseñor Protase Rugambwa, arzobispo coadjutor de Tabora, Tanzania.
Por haberse distinguido “por su servicio a la Iglesia”, el papa Francisco también nombró a tres prelados mayores de 80 años y, por lo tanto, sin derecho de participar en el eventual cónclave para elegir a su sucesor: el ya mencionado fray Luis Pascual Dri, confesor del Santuario de Nuestra Señora de Pompeya en Buenos Aires, de 96 años; el exnuncio italiano Agostino Marchetto, de 81 años y considerado por el Pontífice el más grande intérprete del Concilio Vaticano II; y el venezolano Diego Rafael Padrón Sánchez, arzobispo emérito de Cumaná, presidente en dos ocasiones consecutivas de la Conferencia Episcopal Venezolana.
“Recemos por los nuevos cardenales para que, confirmando su adhesión a Cristo, Sumo Sacerdote misericordioso y fiel, me ayuden en mi ministerio de obispo de Roma por el bien de todo el santo pueblo fiel de Dios”, pidió Jorge Bergoglio, de 86 años y que debió someterse a una cirugía abdominal el 7 de junio pasado, de la que parece haberse recuperado.
Antes del anuncio de hoy, el Colegio Cardenalicio tenía una total de 222 miembros, entre los cuales 121 electores (menores de 80 años con derecho a participar en un cónclave). Cuando tendrá lugar el consistorio, el 30 de septiembre próximo –en vísperas del sínodo sobre sinodalidad-, el número de electores habrá descendido a 119 porque dos electores (creados por Benedicto XVI) habrán alcanzado los ochenta años. Pero al sumarse los 18 cardenales electores anunciados hoy, el papa Francisco tendrá un total de 137 purpurados habilitados a participar de una eventual elección de su sucesor.
Según estadísticas del Vaticano, en esa fecha de estos 137 cardenales electores la gran mayoría, 99 (el 72%), habrán sido creados por Francisco, 29 por Benedicto XVI y 9 por san Juan Pablo II. Esto significa una verdadera revolución e internacionalización del colegio de cardenales electores, sobre todo si uno compara la situación a cuando, en 2013, fue electo el papa del fin del mundo, cuando la mayoría era europea.