El parque 9 de Julio, el paseo público más importante de la provincia, no sólo es el pulmón de la ciudad, sino un refugio verde y una pista para que los habitantes y los visitantes realicen actividades físicas y recreativas. Sin embargo, esa especie de paraíso, ubicado a menos de 10 cuadras de la plaza Independencia, por la inseguridad y el vandalismo, está cada vez más cerca de convertirse en un infierno para quienes lo visitan y lo disfrutan.
“Queremos que haya policías custodiando todo el parque. Te roban en las narices y es algo de todos los días”, explicó la directora de Espacios Verdes, Valeria Amaya. “La zona de El Rosedal se volvió la más peligrosa y necesitamos más seguridad. Si llegara a ser necesario, vamos cerrarla algún día”, agregó.
La funcionaria reconoció que, pese a ser un predio de gran extensión, jamás tuvo una custodia policial acorde o, al menos, como ellos quisieran. “Es inmenso, pero es necesario que haya agentes por todos lados. La gente tiene miedo y ya dejó de venir al parque porque sufre asaltos”, señaló. “Mucha gente comenzó a elegir el sector de la avenida Soldati para hacer deporte, porque parecía más seguro. Sin embargo, ya no disfruta ni aprovecha el lugar como antes, ya que es desolado e inseguro. Queremos ayudar a que vuelva a ser un jardín florecido, que recupere esa vida y que la gente se sienta segura”, añadió.
La joya dañada
El Rosedal, jardín circular colmado de enredaderas, árboles y plantines, fue una de las joyas durante muchos años. Diariamente, lo visitan deportistas, ciclistas, turistas y familias enteras que buscan divertirse rodeados de verde y aroma a flores.
Manuel Costilla trabaja hace siete años en Espacios Verdes. Su función es atender todo lo que sucede en el lugar. “Jamás se vivió algo así”, fue lo primero que le dijo a LA GACETA. “Por ejemplo, nos viven sacando la bomba de los sistemas hidráulicos de las fuentes. Son tres fuentes, en total, pero sólo una está funcionando por ahora. Por más que ponemos gente que cuide, te roban”, expresó.
“La gente tiene mucha maldad. Los mismos ‘trapitos’ se llevan las cosas o causan destrozos”, agregó Costilla. Sobre el robo de plantas, expresó que hasta los mismos turistas, cuando caminan, se acercan y arrancan las flores. “Hace poco descubrimos a dos señoras que se llevaban una bolsa llena de flores. Directamente, les gusta una flor y la cortan. Al día siguiente debemos reponer todo lo que rompen o destrozan”, expresó.
Amaya agregó que el Día de los Fieles Difuntos se transformó en una pesadilla para los funcionarios y empleados de la repartición municipal. “Nos sacaron cientos de rosas para, obviamente, llevar a los cementerios. La gente también debe tomar conciencia del daño que están generando”, comentó Amaya.
Ni las casillas
El personal de Espacios Verdes instaló en distintos puntos del parque dos casillas enrejadas. Los trabajadores las usan como vestuario y para guardar las herramientas que utilizan en sus tareas. “Hasta las rejas se llevaron en los últimos tiempos. Tenemos gente que hace herrería y se las vuelve a hacer, pero esa no es la cuestión. Te causan mucho daño ya”, se resignó Costilla.
El municipal dijo que los robos y los daños que se producen en la zona de El Rosedal son los que más perjudican. “Ese es uno de los primeros lugares que descubren los turistas. Queda feo que se los reciba y se den con que las plantas están arrancadas o que los monumentos o los bancos estén dañados. Trabajamos todos los días para que el parque esté en perfectas condiciones, pero te duele que la gente sea tan dañina”, remarcó.
Los serenos destinados a cuidar tanto la zona del Rosedal como los otros sectores del parque, son constantemente amenazados y asaltados, según contaron los funcionarios de Espacios Verdes. “A muchos les robaron teléfonos y billeteras, y a uno lo amenazaron hasta con una punta. Ya no les importa nada”, señaló Costilla. Además, advirtió que después de las 19, el predio se convierte en un lugar completamente solitario e inseguro.
La directora remarcó que en reiteradas ocasiones solicitó a la Policía que los agentes recorrieran permanentemente el paseo. Amaya reconoció que sí se enviaron efectivos, pero con ello no alcanzó. “Lamentablemente, si no ponemos varios policías esto no cambiará. No sirve seguir poniendo gente de civil o serenos porque vive sufriendo asaltos, y esto no se termina más. El Rosedal está iluminado, aunque roban igual. La vida nocturna es otro mundo”, comentó la directora de la repartición municipal.
“Vimos que hay mucha gente que se droga. En su momento, había cámaras de seguridad, pero las rompieron. Ahora estamos viendo de reforzar esa parte; continuaremos con los serenos y agentes hasta que veamos que cambie un poco la situación. No es nuestro objetivo enrejar y que El Rosedal quede cerrado, pero si es necesario hacerlo, lo haremos. Si se lo cierra, tendrá custodia policial y se abrirá en cierto horario”, concluyó Amaya.