Máximo Kirchner quiere ser el Duhalde del 2023. El primer paso de la estrategia del hijo de la vicepresidenta fue hacer público que no apoya al gobierno de Alberto Fernández y no tiene nada que ver con Juntos por el Cambio, a través de su rechazo al acuerdo con el FMI y la renuncia a la jefatura del bloque de diputados. Máximo sabe que con su decisión no pone en riesgo el acuerdo.
De hecho, un año atrás le aseguraba a un diputado opositor: “El acuerdo ya tiene 116 votos”. Ya descontaba el acompañamiento de los diputados de Juntos por el Cambio. Máximo Kirchner privilegió su posición política. En la Casa Rosada consideran que sus pretensiones hacia el Fondo eran incumplibles: el doble de tiempo, sin sobre tasas y, lo imposible, que el FMI reconociera que le dieron el stand by a Mauricio Macri para ganar las elecciones.
Llama la atención que un dirigente que se autopercibe con proyección nacional crea que la real politik y la geopolítica funcionan con los mismos códigos que una interna del PJ de Santa Cruz. Su bronca, al igual que la de varios gobernadores peronistas, se desencadenó en el encuentro que mantuvieron con Martín Guzmán para conocer la negociación con el organismo internacional.
Varios mandatarios se dieron cuenta que el acuerdo no implicaba una renegociación del crédito que el FMI le dio a Macri sino que se estaba tomando nueva deuda. Porque el Fondo le da dos años de gracia a Alberto y se compromete a transferirle el dinero para los vencimientos hasta fines de 2023. De modo que el Gobierno no desembolsará ni un solo dólar para pagar la deuda macrista pero sí contraerá deuda.
Por eso no se exige ninguna reforma estructural, ni laboral, ni tributaria y además se convalida el cepo cambiario por al menos dos años. Lo que está claro es el hecho de que el ministro de Economía es un ministro de la deuda y este es un gobierno de absoluta transición que no va a hacer nada para controlar los desajustes que tenemos hace muchos años. La ira del cristinismo se origina en que este tipo de entendimiento no sólo legitima la deuda contraída por el gobierno anterior.
Sino que pulveriza el relato del endeudamiento “por culpa de Macri”. Es que, en diciembre del 2023, al final del mandato del actual Presidente, la deuda que tendrá la Argentina será una parte tomada por Macri y la otra, por la dupla Alberto-Cristina. Máximo se cansó porque se le acaba el discurso. Ya no es el endeudamiento de Mauricio Macri, también es el de Alberto Fernández. Ahí es donde rompe porque Guzmán nunca les dijo esto.
Los tiempos de los gobernadores del PJ son muy distintos a los de Cristina Kirchner y Máximo. Los primeros tienen margen para despegarse de la elección nacional y desdoblar para mantener sus quintas. Los Kirchner, en cambio, si la continuidad en el poder se complicara, pueden quedarse sin botes salvavidas y sólo esperar a que el Titanic se estrelle contra el iceberg. Ahora, el bote salvavidas sería la provincia de Buenos Aires.
Tampoco sería una vía de escape si, finalmente, el candidato presidencial por el oficialismo es Alberto Fernández. Porque una candidatura de Máximo Kirchner a la gobernación quedaría atada a la suerte del mandatario. ¿Entonces? En el Instituto Patria analizan hacer lo que no se animó a hacer María Eugenia Vidal: desdoblar la elección bonaerense de la nacional. El proyecto bonaerense de La Cámpora reside en que Máximo Kirchner se convierta en el nuevo Eduardo Duhalde.
Es decir, gobernador y jefe de los intendentes con poder propio. La presidencia del PJ bonaerense ya la tiene. Que consolide el territorio y establezca una alianza estratégica con los intendentes del Conurbano bonaerense. En ese armado trabaja Martín Insaurralde, quien maneja las relaciones con los Barones del Conurbano a través de la Jefatura de Gabinete.
Además del juego provincial, una caja clave de financiamiento. No habría mentido Eduardo “Wado” de Pedro cuando a fines del año pasado aseguró que ni él ni Máximo serían candidatos presidenciales el año próximo. Ambos apuntan a la provincia. La imagen de De Pedro repartiendo alimentos en el municipio bonaerense de Cañuelas quizás sea parte del anticipo del proselitismo que desplegará el cristinismo en territorio bonaerense.
En el proyecto camporista, no figura una posible reelección Axel Kicillof. Algunos sectores del oficialismo fantasean con que el gobernador secunde a Cristina Kirchner como candidatos a senadores nacionales por la Provincia. De esa manera, desdoblamiento mediante, la vicepresidenta sustentaría la candidatura de su hijo a la gobernación.