Muchas de las víctimas inocentes de los “idealistas” montoneros en los años ’70 permanecen casi en el anonimato.
Uno de los casos es el del policía federal Paulino Fernández, cobardemente asesinado en Tucumán, el 6 de marzo de 1975.
No había dictadura. Gobernaba la presidenta constitucional Isabel Perón.
Los terroristas se dedicaban a sembrar el caos, atentar contra la democracia y matar arteramente a los uniformados.
Paulino Fernández, de 35 años, estaba casado y tenía una hija. Fue ejecutado al salir de su casa de Villa Alem.
Iba a la delegación de la Policía Federal Tucumán, cuando un sujeto armado se le acercó, lo tomó del hombro y sin mediar palabra le disparó con una pistola de grueso calibre.
El cabo Fernández cayó sin vida y el homicida se escapó en una camioneta donde lo esperaban otros tres cobardes montoneros.
Su esposa y su hija de 7 años salieron a la calle y lo encontraron muerto en la vereda.
Luego, los terroristas se jactaron del asesinato en la revista Evita Montonera (Año 1-Nro 4), publicando que “un pelotón Montonero de combate ajustició al Cabo de la Policía Federal Argentina Paulino Fernández”.
Mariel Fernández Sigüenza, hija del policía federal asesinado, no ceja hasta el día de hoy en el pedido de justicia.
A pocas cuadras del lugar del crimen de Fernández, cuatro meses antes, otra banda de criminales, el ERP, había ejecutado fríamente al capitán Humberto Viola y a su hijita, en Barrio Sur.
