La oposición en Tucumán vive horas decisivas en lo que hace a sellar un acuerdo considerando las disposiciones de la Junta Nacional Electoral para las elecciones legislativas de este año, las cuales están pronto a vencerse. Sin embargo, no pareciera ser así si se considera que se cumplieron por estos días 10 meses desde que el Intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, puso a andar lo que pensó que sería un gran plan.
Y es que hace 10 meses propuso la idea de conformar un gran Frente Amplio Opositor al peronismo que por entonces parecía sólido bajo las órdenes del tándem Manzur Jaldo. Pero la intención del mandatario municipal no era la de hacer una mejor elección de medio término este año en las legislativas. En realidad, su única y egoísta meta pasaba por ganar la gobernación en 2023.
No obstante, pronto la idea de Mariano Campero comenzó a hacer agua y lo que parecía iba a ser una epopeya, por estas horas parece más un naufragio. Y es que nunca contó con el apoyo de los radicales, ni tampoco del resto de la coalición opositora de Juntos por el Cambio. Pero además, de eso, está claro que las mezquindades, desconfianzas, y personalismos de todos en general y cada uno en particular, parece ser el motivo principal de la interna opositora.
Aunque cabe destacar que el fracaso de la oposición tucumana pasa por el hecho de que padece la falta de vocación de poder, y probablemente por allí suena fuerte la campana. En esa línea, el pensamiento de corto plazo y que sólo aspira a lograr cargos no los deja vislumbrar con mejor claridad las alternativas en el marco de lo que quizás sea la oportunidad más tangible desde 1999, cuando el peronismo le ganó a Ricardo Bussi por medio de Julio Miranda.
Lo generacional también juega su partido entre contendientes como José Cano y Silvia Elías de Pérez, es decir, los mismos candidatos de siempre y que sólo atinan a acumular sendas derrotas cada vez que se enfrentan al oficialismo local. Mientras que por otro lado se ubican aquellos que reclaman su momento, tal es el caso del intendente de Yerba Buena, Mariano Campero y el de Concepción, Roberto Sánchez.
Pero, además, a la oposición de Tucumán le falta más empatía por los votantes, más responsabilidad política para ceder, y más ganas reales de ganar. Sin embargo, eso más bien parece una tarea titánica considerando todos y cada uno pelean por su posición, razón por la que prevalece más el egoísmo personalista, algo que también hace estragos hacia el interior del Peronismo local.
Y es que, en definitiva, en la oposición de Juntos por el Cambio piensan en los cargos y no perder el status quo antes que en el proyecto político, por lo que da igual el camino tomen sus más encumbrados dirigentes políticos debido a que ninguno sabe a dónde quieren llegar. Bien lo decía José Hernández en Martín Fierro: sean unidos y tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera.
