Cuando la provincia ha comenzado a desandar las últimas semanas previas a las PASO, la interna peronista pasó de ser una lucha por el manejo del PJ a una lisa y llana lucha de poder en el barro entre el gobernador Juan Manzur y el titular de la legislatura, Osvaldo Jaldo. Lo peor de todo, es que, al igual que en una guerra, donde la primera víctima es la verdad, la campaña está marcada por las acusaciones cruzadas.
En ese sentido, ninguno de los máximos referentes que hoy por hoy tiene el peronismo parecen estar dispuestos a hacerse cargo de las deficiencias que han coproducido a lo largo de los años en los que formaron parte del mismo equipo de trabajo. Y es que, sin ir más lejos, Osvaldo Jaldo manifestó ayer que “no se trata de sólo hacer anuncios sino de que los tucumanos vuelvan a tener trabajo, puedan salir seguros a la calle, puedan llevar a sus hijos a la escuela”.
Como si el presidente de la legislatura fuera ajeno al gobierno que integra hace décadas en la provincia, vocifera cuanta crítica a la gestión de Manzur pueda hacer, colocándose en el lugar donde justamente el gobernador lo quiere hacer aparecer, es decir, como un opositor más a su proyecto de poder más allá del 2023. “No nos podemos hacer los distraídos ante la pésima gestión de los últimos años de Manzur”, agregó.
Es por ello que cabe preguntarse entonces: ¿Acaso antes de pelearse con Manzur, Osvaldo Jaldo se hacía el distraído? Si la gestión de Manzur es pésima en los últimos años, ¿No debería el titular de la legislatura hacerse cargo de la cuota parte de responsabilidad que le cabe debido a que lo acompañó como vicegobernador en más de un lustro? Se hace necesario dejar de tomar de imbéciles a las personas a las que gobiernan.
Otro tanto le cabe a Manzur, quien realizó un mega acto que fue convocado en el hipódromo. Pero fueron dos los invitados que se llevaron todas las miradas Sergio Massa y Máximo Kirchner, con sendos mensajes que todavía resuenan en los oídos del vicegobernador Osvaldo Jaldo. No contento con eso, el gobernador parece estar nervioso y le dedicó un extenso y contundente hilo de Twitter.
“Algún mentiroso dice por ahí que me soltaron la mano, pero la única verdad es la realidad, el único peronismo está aquí”, escribió Manzur en sus redes. Pero a lo que no se refirió fue a la polémica que se generó en torno al avión oficial de la provincia que volvió a quedar en medio de la polémica a raíz de su utilización durante una jornada en la cual el manzurismo llevó a cabo un nuevo acto político.
Y es que la cuenta de Twitter @AeropuertoTuc, que suele difundir información sobre lo que ocurre en el aeropuerto Benjamín Matienzo, posteó que los ministros nacionales de Economía, Martín Guzmán, y del Interior, Eduardo de Pedro, habían utilizado la aeronave para venir a Tucumán y para continuar luego con destino a Salta. Nuevamente el accionar típico del peronismo de confundir Estado con gobierno.
De esta manera, está claro que el relato manzurista y el jaldista se pasean por la provincia sin ponerse colorados. Hablan de empleo, en la provincia con peores índices de desocupación. Elogian la recuperación en una tierra donde la mitad de sus habitantes son pobres. La realidad es que, si ambos tuvieran algo parecido a un plan estratégico para Tucumán, sería bueno que lo apliquen o que al menos lo den a conocer.
Ambos llevan más de una década en el gobierno y no se hacen cargo de nada y ruegan que les tiren un centro desde Buenos Aires. Y es que, sin el apoyo de funcionarios nacionales, no tendría nada para mostrar. Fue así como Manzur tuvo que rogar que lo apoyen ministros de Alberto Fernández y Osvaldo Jaldo tuvo que mendigar por un encuentro con Cristina Kirchner que jamás se produjo. Mientras, la sociedad se convierte en rehenes involuntarios de su lucha de poder.
