La causa narco por la que quedaron detenidos tres tucumanos es tan compleja como sorprendente. En cada página del voluminoso expediente aparece una prueba en contra de las más de 20 personas imputadas. Una pesquisa que está documentada con fotografías de los sospechosos realizando operaciones y hasta entregando droga y reveladoras charlas tomadas a través de escuchas telefónicas. “Están hasta las manos”, sentenció un profesional que hizo una simple mirada a la causa. Hay decenas de aristas y de nombres. Una de ellas es la política, ya que aparece mencionado un delegado comunal de Santiago del Estero.
Todo comenzó en marzo pasado después de que se realizara un importante allanamiento en Buenos Aires. Las autoridades desarticularon una banda que se dedicaba a la comercialización de cocaína, “tusi” o cocaína rosa y un invernadero con más de 590 plantas de marihuana. Pero lo más sorprendente es haber encontrado elementos que probarían que la organización tenía capacidad para elaborar éxtasis. Por esa razón, el fiscal de San Nicolás de los Arroyos, Matías Felipe Di Lello, profundizó la pesquisa para tratar de dar con todos los eslabones de una organización mucho más grande de lo esperado.
Los hombres de Gendarmería Nacional identificaron nombres, vehículos, lugares, recorridos y compradores. En menos de seis meses lograron descifrar gran parte de una estructura narco. En la pesquisa saben que pueden caer más personas, sólo basta definir hasta dónde se pretende llegar.
Así establecieron que tenían varios proveedores de Bolivia y hacían ingresar la droga al país por las localidades salteñas de Aguas Blancas o Salvador Mazza. De allí, según las escuchas, la trasladaban hasta el departamento de Copo, Santiago del Estero, que limita con “La Linda”. De allí comenzaban a trasladarla o venderla hacia otros puntos del país.
El sospechoso de realizar esta actividad es Guillermo Santillán, un supuesto productor rural de la zona que se encuentra prófugo de la Justicia. Al parecer, él sería el hombre que se encargaba de negociar la compra de grandes volúmenes de droga en el vecino país. A través de las escuchas, las autoridades probaron que también era el responsable de “arreglar” con efectivos para evitar que los vehículos que trasladaban la mercadería en la ruta fuesen controlados en el camino.
EN BUENOS AIRES. En un departamento encontraron 70 kilos de cocaína.
Santillán no es un desconocido en ese olvidado sector santiagueño. Es el hermano del delegado comunal de Villa Matoque, Alejandro Alfonso Santillán. Esa localidad está ubicada a 60 kilómetros de la capital tucumana.
El funcionario aparece mencionado en el expediente porque la camioneta Toyota Hilux que habría utilizado el grupo estaba a su nombre. Otro dato, que no representa ningún delito, es que la línea telefónica que utilizaba Guillermo estaba a nombre de una mujer del mismo apellido y que en los registros aparece como empleada de la administración pública santiagueña.
En el voluminoso expediente también surge el vínculo político. Guillermo Santillán, en charla telefónica, suspendió un encuentro con un cómplice por problemas de agenda. Debía regresar de manera urgente a su pueblo para participar del acto que habían organizado por la visita del gobernador santiagueño Gerardo Zamora a esa ciudad.
La banda, según consta en el expediente, tenía varios sistemas de distribución de cocaína y marihuana. Uno de ellos era trasladar la sustancia en camiones hasta la provincia de Buenos Aires. Otro es la línea tucumana que consistía en llevar la droga hasta un lugar del Gran San Miguel de Tucumán. Después de “enfriarla” (en la jerga narco significa mantenerla oculta un par de días para evitar ser ubicada), moverla hasta Arcadia, localidad del sur de nuestra provincia.
Allí, en un taller mecánico la ocultaban en las llantas de vehículos especialmente preparadas para cumplir con tal fin. Por último, viajaban a Buenos Aires para entregarla a otros narcos que, después de estirarla, la vendían a organizaciones de narcomenudeo de Rosario, de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma.
El contacto tucumano cayó porque meses atrás, el empleado judicial Lucas Luna Sosa viajó a Buenos Aires con Damián Exequiel Chico en una camioneta Toyota Hilux que estaba a nombre de otra persona que reside en Arcadia. Se reunieron con los acusados de revender la droga en Buenos Aires. Sus datos surgieron porque se alojaron en un coqueto hotel de Palermo y Chico dejó su celular como contacto. Al parecer, los pesquisas comenzaron a investigarlos hasta que concretaron su detención al estar acusados de transportar droga. También fue arrestado Héctor Raúl Prado, el supuesto mecánico que se habría encargado de realizar las modificaciones en las llantas de los vehículos.
EN ROSARIO. Los pesquisas secuestrado varias tipos de droga sintética.
Sus familiares y allegados se mostraron sorprendidos por la acusación que pesa sobre sus espaldas. También quedaron perplejos cuando confirmaron que los gendarmes que allanaron sus casas secuestraron casi U$S 10.000 que tenían en su poder. “Es un fardo de plata. No sé, ellos eran meros empleados. Hay que esperar que hablen y que digan qué es lo que realmente pasó. Lo demás es todo verso”, indicó un amigo del empleado judicial.
En un primer momento, fuentes cercanas a la investigación señalaron que los detenidos podrían haber sido meras “mulas” que trasladaban la sustancia para otra persona con las que estaban unidos por una vieja amistad. Sería un joven productor cañero que además se dedica a la venta de maquinarias y repuestos agrícolas. El sospechoso habría tenido un exponencial crecimiento económico en los últimos tiempos. Se enteró de la detención de sus amigos cuando se encontraba en Río de Janeiro para presenciar la final de la Copa Libertadores.
Luna Sosa y Chico habían iniciado conversaciones con abogados particulares. Habrían hablado sobre las distintas estrategias que podrían asumir. Incluso, los detenidos analizaban la posibilidad de recurrir a la figura de testigo arrepentido para aportar datos y mejorar su situación procesal. Pero a último momento decidieron cambiar de defensores. Estarían siendo asistidos por un profesional que está vinculado al joven productor cañero.
La pena mínima por transportar drogas es de cuatro años y seis meses, que es la que les correspondería a los dos jóvenes por tener antecedentes. ¿Podrá la amistad más que la libertad?
Uno de los detenidos trabajaba en la construcción del penal de Benjamín Paz
Cuando el informante confirmó el dato, levantó el rostro y lanzó una frase muy de moda en los últimos tiempos: “Tucumán, no lo entenderías”. El detenido Héctor Prado no se dedicaba sólo a la mecánica como se pensaba, sino que es un hombre de la construcción. Antes de ser arrestado por esta causa, se desempeñaba como capataz en la obra del penal de Benjamín Paz.
“Nos sorprendió muchísimo lo que le está pasando. Trabaja hace varios años en la empresa y es un hombre de confianza”, destacó un vocero de la firma que lo tiene como empleado desde hace más de dos décadas. “Él había comentado que puso una gomería, pero no en Arcadia, sino en avenida Ejército del Norte cerca de la Francisco de Aguirre. También explicó que había iniciado ese emprendimiento junto a sus hijos”, agregó la fuente, que pidió no ser identificada.
Los familiares explicaron que él quedó pegado en la causa porque la camioneta en la que habían llevado la droga estaba a su nombre. “Era un vehículo que vendió pero no hizo ninguna transferencia, por eso quedó pegado”, añadió un pariente. Los pesquisas siempre sospecharon que un hombre que trabaja de lunes a sábado en Benjamín Paz, que vive en el barrio Ampliación Miguel Lillo de la capital, no podía tener tiempo para dedicarse a una gomería en Arcadia. “Los tiempos no le darían nunca, salvo que sólo haya puesto el nombre”, comentó un policía.
Los compañeros de trabajo de Prado también se mostraron sorprendidos por la situación que está atravesando. Dijeron que es un hombre trabajador y que sí les había llamado la atención que en los últimos meses haya adquirido una camioneta cuatro por cuatro 0 Km.
Villa Matoque, una localidad estratégica en el denunciado departamento Copo
Villa Matoque es una comuna rural que forma parte del departamento Copo, en la vecina provincia de Santiago del Estero. Está ubicado en el medio de Pellegrini y Monte Quemado. Esas tres localidades están mencionadas en diferentes causas narcos y también denunciadas como zona roja del narcotráfico. Está a muy pocos kilómetros de Salta y Chaco.
“Es una zona roja y numerosas investigaciones nos llevan a esos lugares”, reconoció una fuente de una fuerza federal. Los pesquisas sostienen que la droga llega por vía aérea desde el norte y del litoral del país en los famosos vuelos narcos. “Es un territorio ideal para que haya bombardeo de cocaína, ya que se trata de una localidad en la que existen extensos campos que no cuentan con ningún tipo de control”, afirmó la misma fuente. Los especialistas también sostuvieron que los diferentes pasos clandestinos desde Salta a Santiago hacen más difíciles los controles.
En los últimos tiempos, tomó fuerza una nueva ruta narco: que la droga llegue de Bolivia y de ahí sea trasladada al litoral. La hidrovía del río Paraná se transformó en el paso obligado de grandes cantidades de cocaína que terminan en los puertos y de allí son llevadas a diferentes continentes.
Copo fue noticia nacional hace poco más de seis años. Gendarmería Nacional descubrió que una organización había acopiado unos 1.800 kilos de cocaína para luego enviarlos hacia Europa. La droga había sido trasladada en avión y estaba siendo almacenada en una finca privada. En lo que va del año, se realizaron operativos en los que se secuestraron más de 50 kilos de esa sustancia.